La Selva de Irati, paseando por un cuento de hadas

Escrito por

01.06.2017

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4min. de lectura

Selva de Irati

La Selva de Irati es el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa. Sus 17000 hectáreas de vegetación, en estado casi virgen, convierten a esta tupida mancha verde de Navarra, en uno de los lugares más fascinantes y de mayor belleza de la Península Ibérica. Un lugar de cuento tremendamente fotogénico, que luce especialmente espléndido en primavera y otoño.

La puerta de acceso a la Selva de Irati la encontramos en Ochagavía, un precioso pueblecito de montaña que parece sacado de una postal, y cuya estratégica situación y acogedor ambiente, lo convierten en el lugar perfecto para pasar unos días disfrutando del magnífico entorno que lo rodea.

Selva de Irati

Desde la misma Ochagavía, parte una zigzagueante carretera que lleva al parking del Centro de Interpretación del Bosque de Irati, donde se puede dejar el coche tras pagar la correspondiente tasa (4,5 € los turismos). El trayecto es para hacerlo con calma y sin prisa, lo que te permitirá apreciar cada detalle de la bonita paisajística y de las vertiginosas vistas de todo el sistema montañoso de la zona.

Selva de Irati

El Mirador de Tapla es un buen lugar para detenerse y admirar la grandeza de la madre naturaleza navarra.

Selva de Irati

Aunque la Selva de Irati tiene habilitadas numerosas rutas de senderismo (de diferentes niveles de dificultad y duración), si es la primera vez que se visita el lugar, resulta muy recomendable recorrer la senda que lleva hasta el Embalse de Irabia (SL-NA-63A). Es una ruta circular muy cómoda de aproximadamente 8 kilómetros, que discurre a partes iguales entre bosque y pista forestal, y que permite conocer la verdadera esencia de este asombroso paraje natural.

Selva de Irati

El sendero hasta el Embalse de Irabia no suele estar muy concurrido, lo que permite experimentar una sensación de paz y tranquilidad en la que, por momentos, sólo existes tú, el alegre canto de pequeños pajarillos y la frondosa vegetación del bosque. Por algo, en la Selva de Irati, destaca el silencio que se respira cuando caminas.

Selva de Irati

Apenas 100 metros de sendero son suficientes para entender la singularidad de este rinconcito navarro. En primavera, un lienzo infinito de fuertes y brillantes verdes salpicado por matices de un profundo verde oscuro, te llena la retina hasta donde ésta alcanza; al mismo tiempo, a tu alrededor, las innumerables hayas y abetos te cobijan y acompañan, dando lugar a escenas de belleza hipnótica.

Selva de Irati

En otoño, la espectacularidad de la Selva de Irati alcanza un nivel superior. Los intensos verdes que tanta luz y vida proporcionan en primavera, dejan paso a un auténtico festín cromático de tonos rojizos, naranjas y ocres que no te cansas de observar.

En verano, los protagonistas son los extensos pastos de ganado y en la fría estación de invierno, el manto blanco de nieve da forma a otro fantástico espectáculo.

Y es que, si hay algo que caracteriza y llama la atención de este lugar, es el sorprendente cambio que experimenta la Selva de Irati en función de la época del año en la que nos encontremos. El cambio es tal, que da la sensación de que se están visitando lugares completamente diferentes.

Pero si bien este sendero es el más adecuado para iniciarse, lo ideal para empaparse de lleno con la magia de este oasis natural, es recorrer cada uno de los trayectos incluidos en su red de senderos señalizados de casi 10 kilómetros. Además, si se elige conocerla en otoño, se puede optar por algunas de las visitas guiadas que, cada sábado, organiza el Centro de la naturaleza de la Selva de Irati; una opción más que recomendable y que permite alcanzar, por ejemplo, el Mirador de Pikatua, un estratégico balcón desde el que se obtienen unas impresionantes vistas de toda la selva.

Sea cual sea la opción elegida, lo que sí podemos asegurar es que visitar la Selva de Irati es una experiencia mayúscula que no deja indiferente a nadie y que, una vez vivida, no se puede olvidar.

Elísabet García

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Comentarios

  1. Esther Florenza 5 de junio de 2017 a las 20:47 - Responder

    Es un lugar muy bucólico. Buscaremos una fechas para compartir tanta belleza.

  2. Mila 6 de junio de 2017 a las 07:21 - Responder

    Tuve la suerte de ir con la familia por ahí, el septiembre pasado y nos encanto. Tenemos previsto volver.

  3. Josep Juan Busquets 6 de junio de 2017 a las 11:13 - Responder

    Yo estuve junto con mi esposa allí, hace 5 años. Maravillosooooooooooooooooooooo¡¡¡¡¡

  4. Aitziber Olabarrieta 6 de junio de 2017 a las 15:17 - Responder

    Sin duda, Irati es espectacular. Recomendable iniciar cualquier recorrido desde Orbaizeta, salida natural del rio Irati, aprovechando de paso la visita de las ruinas de la Fábrica de armas de Orbaizeta, un lugar mágico; y acabar en Arpea, pliegue natural del pirineo en un entorno bucólico inolvidable.

  5. Ramón Pico 6 de junio de 2017 a las 15:33 - Responder

    Estuve hace unos años y me encantó. Lástima que solo estuvimos una mañana.
    Sin duda, la mejor época para visitarlo tiene que ser el otoño, concretamente, la primera quincena de noviembre, cuando las hayas lucen unos colores impresionantes: ocres, amarillos, naranjas…

  6. inma solano 6 de junio de 2017 a las 21:31 - Responder

    Hola, viajo sola con una perrita. ¿Tendrían disponible alguna casa rural o apartamento con wifi desde los dias 07/8 al 21/08?.
    Saludos.

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