Siempre he sido muy curiosa y una de las cosas que más me gustaba era estar horas y horas mirando los mapas, fijándome en nuevas islas e imaginándome en ellas. A día de hoy, son varias las islas que me han llamado la atención, ya sea porque no conozco a nadie que haya estado, poco se han nombrado en los medios o me causan mucha curiosidad.
Todos hemos oído hablar de las fascinantes Islas Canarias o de uno de los destinos favoritos por excelencia, las Islas Baleares. Conocemos sus pueblos, playas, atractivos, historias y alguna que otra curiosidad ya que por lo general hay bastantes guías y blogs. Pero… ¿Qué pasa cuando hablamos de las blindadas islas Chafarinas, la salvaje isla de Ízaro o de la forma de media luna con la que sorprenden las islas Columbretes?
Las tres islas nombradas anteriormente son solo un ejemplo de las varias islas menos conocidas de España y que poco a poco me gustaría redescubrir. El término “redescubrir” es el que mejor encajaría con todas ellas ya que hace años que se han descubierto pero quizás, con el paso del tiempo, han quedado en el olvido o en segundo plano.
Islas Chafarinas, frente a la costa de Marruecos
Son un conjunto de tres islas, no suelen aparecer en titulares por lo que pasan bastante desapercibidas y reciben el nombre de isla del Congreso, isla de Isabel II e isla del rey Francisco. Tan solo una de ellas, la isla de Isabel II, está actualmente poblada y cuenta con alguna vivienda, la iglesia de la Purísima Concepción, un faro y edificios e instalaciones de carácter militar. Son también un importante paraje de gran interés biológico, han sido declaradas zona de especial interés para las aves y son hogar de algunas especies marinas en peligro de extinción. En su ecosistema se encuentra también la mayor colonia de la gaviota de pico rojo del mundo.
Su población no supera los 30 habitantes y todos son o bien militares o biólogos. Una vez al año suele recibir visitas de ciudadanos civiles, los cuales aprovechan para poder depositar flores en el único cementerio del archipiélago, en la isla del Rey Francisco. Su historia comienza mucho antes de lo que pensamos ya que, aunque muchos puedan relacionar sus inicios con el 6 de enero de 1848, día en que se ejerció de manera efectiva el dominio español sobre ellas, se ha demostrado la existencia de cultura neolítica gracias a varias cerámicas.
De todos modos, es a partir del año 1848 que comenzó a tener población española (solo los militares y sus familias pueden acceder) y, al poder ir acompañados de sus seres queridos, se construyó una iglesia, se proporcionó alguna tienda, alumbrado, etc. Todo lo que se pudo para poder hacer la estancia más amena en este punto estratégico cercano a Melilla.
Como curiosidad, este enclave también sirvió como presidio y entre las personas que se encontraban allí cumplió pena Emilio Bacardí Moreau, hijo de Facundo Bacardí, fundador de la famosa compañía de bebidas alcohólicas Bacardí.
Isla de Ízaro, junto a Bermeo y Mundaka
La isla de Ízaro es quizás una de las más pequeñas, su longitud no llega a los 700 metros y su punto más alto está en unos 45 metros. La distancia que la separa de la costa es de apenas 2km y en ella quedan los restos de lo que fue un convento franciscano hacia los años 1422 y muchas leyendas (con sirenas incluidas).
Forma parte del paisaje de Urdaibai y sí o sí aparecerá en cualquier fotografía tomada desde este maravilloso rincón de la costa de Vizcaya. Es un refugio de aves marinas al que solo se accede una vez al año con motivo de la tradición marinera de Las Madalenas, celebrada cada 22 de Julio. En esta fiesta se recuerda la leyenda que retó a las vecinas poblaciones de Mundaka y Bermeo, donde ambas pelearon para ver de quién era la isla de Ízaro con una regata hasta su costa.
De nuevo, así dice la leyenda pero la tradición establece que cada año sale una romería marítima desde Bermeo hasta la isla de Ízaro, el ayuntamiento de Bermeo arroja una teja al mar y se iza la bandera de Bermeo junto a la ikurriña.
Personalmente, me llamó tanto la atención que esta tradición incluya el lanzar una teja al mar que sí o sí tenía que saber cuál era el significado. Resulta que la acción de tirar una teja establece que “el tejado finaliza en ese lugar”. Es por ello que se entiende que el tejado de Bermeo finaliza en la pequeña Ízaro.
Islas Columbretes, Castellón
Puede ser que sea uno de los archipiélagos de islas menos conocidas de España, pero también uno de los más bonitos e impresionantes. Su formación es volcánica, es un paraíso para los amantes del snorkel, Reserva Marina desde 1995 y en total cuenta con cuatro grupos de islotes.
Presume de aguas cristalinas, fondos marinos con gran variedad de ambientes y en sus alrededores se pueden ver gran cantidad de peces como meros o langostas rojas. Entre las principales islas destaca Illa Grossa, La Ferrera, La Foradada y El Carallot pero quizás te suene o hayas visto fotografías de Illa Grossa. Esta última sorprende a todo aquel que llega hasta ella con su forma, que recuerda a una herradura y que fue hace millones de años un cráter volcánico.
El acceso con embarcación privada o pequeños cruceros organizados está permitido pero solo se autoriza desembarcar en Illa Grossa. No se puede ir a conocer la isla solo o por cuenta propia, es por ello que siempre que se desembarque se tendrá que pedir autorización por radio e ir acompañados de guardas o del personal adscrito a la Reserva de las islas.
Uno de los principales atractivos es entrar por el pequeño puerto natural, subir las escaleras hasta uno de los puntos más altos de la isla, disfrutar de las vistas y llegar hasta el faro de Columbretes (inaugurado en 1859).
Isla de Sancti Petri, Cádiz
Cádiz esconde una isla de leyenda frente a su costa con un impresionante castillo y mucha mitología entre sus muros. Se cree que antes de que se levantara la fortificación que conocemos hoy en día la isla era hogar de uno de los templos más importantes de la antigüedad: el templo de Melqart-Hércules. Según cuenta la leyenda, en este templo estaba enterrado Hércules y fue visitado por Aníbal y el mismísimo Julio César.
Por lo que hace a la construcción del castillo de Sancti Petri, data del año 1610 y formaba parte del sistema de defensa costera que estableció Felipe II. Es también un paraje natural en la bahía de Cádiz y se puede visitar durante todo el año aunque quizás la estación más popular sea verano o primavera.
Una vez llegas al castillo resulta que hay gran variedad de actividades: visitas guiadas, poder disfrutar de increíbles puestas de sol desde una impresionante terraza en medio del mar, música en directo, conciertos e incluso la posibilidad de poder organizar una boda con vistas exclusivas a la provincia de Cádiz.
No nos podemos olvidar de la pequeña playa de arena dorada que da la bienvenida a todos los visitantes junto a las puertas del castillo ni tampoco de su faro, a 20 metros de altura sobre el nivel del mar, con un alcance nocturno de 9 millas y de gran valor estratégico y militar.
Isla de Dragonera, Mallorca
Está al oeste de Mallorca y se podría decir que es la hermana desconocida de Cabrera, su forma nos recuerda a la silueta de un dragón y está a tan solo 1km de las costas, en la zona occidental de la isla. Es un remanso de paz y tranquilidad inhabitado, silencioso y un parque natural en el que se han conservado lugares vírgenes muy singulares.
Las únicas construcciones que tiene son el faro de Llebeig, el faro de Tramuntana, una pequeña necrópolis en la que antaño se realizaban entierros, una antigua torre de vigilancia (torre de Llebeig) que durante un corto periodo fue un faro y su puerto.
La isla también sorprende con varias calas vírgenes como Cala Cucó, miradores, rutas señalizadas para poder hacer senderismo e incluso algunos secretos a voces como que la isla fue utilizada como escondite de contrabando.
Es hogar de varias cuevas, entre ellas destaca la cueva de sa Font, o también conocida como la cueva des Moro, la cual sirvió de aprovisionamiento de agua dulce en las rutas de navegación para muchos marineros.
Isla de Colom, Menorca
A diferencia de las demás islas nombradas anteriormente, Colom ha salido varias veces en las noticias ya que hace escasos años cambió de propietario y se vendió por 3,2 millones de euros. Es la más grande de todo el territorio de Menorca y tan solo la separan 200 metros de la costa nordeste, haciendo que gran parte de los vecinos de la zona acudan a sus calas de aguas cristalinas a relajarse y darse un chapuzón.
Así es, aunque la isla sea privada y tenga propietario, los vecinos y turistas pueden bañarse en sus espectaculares playas que además están protegidas de la tramontana ya que ambas se encuentran en la cara oeste de la isla. Reciben el nombre de Arenal d’en Moro y playa de Tamarells y ambas presumen de una arena muy fina.
Como curiosidad, la isla de Colom es una de las islas menos conocidas de España y una de las más protegidas, forma parte del parque natural de la Albufera d’es Grau, tiene 58 hectáreas y está totalmente prohibido realizar cualquier nueva construcción. Actualmente tiene una casa de 100 metros y una pequeña cabaña de 135 y la mayor parte de los bañistas vienen de Es Grau, uno de los núcleos más cercanos al islote.
Isla de San Simón, ría de Vigo
La ría de Vigo esconde varios secretos, uno de ellos es la pequeña isla de San Simón, a escasos metros de la playa de Cesantes. Pertenece al archipiélago de San Simón y es Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico. Como curiosidad, está unida a la aún más pequeña isla de San Antón (que apenas mide 1,2 hectáreas) y ambas guardan edificios con mucha historia.
Pasó a ser hogar de un monasterio, un lazareto en el que convivían personas con lepra y, más adelante, una cárcel. Como dato curioso, en ambas islas (San Antón y Simón), se recibían a los marineros procedentes de América para que así pudieran hacer cuarentena y que la enfermedad no llegara a la península.
Isla de Mouro, a los pies de la bahía de Santander
Hablamos de una formación rocosa que tan solo ocupa 1,7 hectáreas pero que bien merece la atención ya que es una de las islas más desconocidas de España y un importante refugio de aves marinas. La isla cuenta también con un faro que entró en funcionamiento en 1860 y que a día de hoy sigue alumbrando. Su luz puede llegar incluso a las 11 millas y, aunque ya no viven fareros (desalojaron el faro en 1921), sigue en funcionamiento.
Es un tesoro para los amantes del buceo, para los apasionados de la fotografía (ya que en sus muros rompen grandes olas) y las aves. Lamentablemente, la única forma de llegar hasta ella es con embarcación privada o subirte a uno de los varios tours que se ofrecen en la ciudad con destino a varias playas, islas e islotes de la bahía de Santander. No se puede desembarcar ni caminar, simplemente se verán sus fondos marinos y sus imponentes paredes rocosas.
Otra forma de conocerla es acercándote hasta el Sardinero, donde cada vez que hay temporal los fotógrafos captan fotografías que resultan increíbles.
Alba Feliz
Redactora, productora audiovisual y graduada en turismo y dirección hotelera. Creo firmemente que viajar abre la mente y permite conocer otras realidades que quizás desconocemos. Me apasiona la fotografía analógica (la de toda la vida) y darle una oportunidad a los destinos menos conocidos.
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