7 libros para acercarse al mundo rural sin salir de casa
Escrito por
23.04.2020
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8min. de lectura
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Hay muchas cosas que merecen la pena ser celebradas, pero la lectura es una de las que no admite cuestionamientos. El libro es una de las mejores invenciones del ser humano (que no son pocas) y no hay duda de que sin su existencia la vida sería peor. Para remarcarlo, en 1998 la UNESCO declaró el 23 de abril como Día Internacional del Libro. La fecha no es aleatoria: es el día en el que fallecieron Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso.
Las librerías se ponen de gala y en muchas ciudades se celebran ferias y eventos relacionados con el fomento de la lectura. En Cataluña, además, celebran su particular Día de los Enamorados y a su patrón, Sant Jordi. La gente regala libros y rosas a sus seres queridos [en un principio las flores eran para ellas y los libros para ellos pero afortunadamente la igualdad de géneros se ha impuesto en este tema] y las calles se convierten en una fiesta de cultura digna de experimentar.
Evidentemente, en 2020 los festejos van a ser un poco diferentes. La ‘nueva normalidad’ a la que obliga el confinamiento hace imposible el acudir a la librería, hacer cola en una firma de ejemplares, presenciar una charla o comprar una rosa en un puesto de una calle catalana. Es decir, este año la fiesta de la lectura será en casa (como todas las demás).
Quien quiera actividades especiales para ese día las tendrá aunque sean en otro formato: la tradicional lectura continuada de El Quijote que inaugura el Premio Cervantes se podrá seguir por Internet y muchas editoriales celebrarán encuentros con escritores, recomendaciones y más actividades en redes sociales. Además, también se puede hacer otra cosa importante e imprescindible para celebrar la existencia de los libros: leer.
Sobre el tema que nos compete aquí, el mundo rural, se han escrito páginas y páginas. Desde rutas hasta ensayos sobre el concepto de la España vacía del que tanto se habla en los medios. Entre tanta variedad, hemos seleccionado algunos de los mejores títulos disponibles en el mercado (puede que haya discrepancia de opiniones, pero para eso están los comentarios: bienvenidos sean).
1. El camino, de Miguel Delibes (múltiples editoriales desde 1950)
Hablar de lo rural y mencionar al autor vallisoletano es casi una obviedad, pero es que en este 2020 se cumple el centenario de su nacimiento. Esta es su tercera novela y está ubicada en Cantabria, donde el escritor pasó sus veranos de la infancia. En concreto en Molledo (Valle de Iguña), aunque el lugar no se especifica en ningún momento. La trama discurre durante la posguerra española y es un retrato costumbrista de una aldea rural. Los temas principales son la naturaleza, el amor, la amistad y la muerte.
El resto de la obra de Delibes –incluidos sus libros sobre caza– se ubica principalmente en Castilla. La crítica social siempre está muy presente en sus títulos relacionados con el campo, haciendo hincapié en el maltrato de los dueños de las tierras a sus trabajadores.
2. Los asquerosos, de Santiago Lorenzo (Blackie Books, 2019)
Sin mucho miedo a la equivocación, podría decirse que este es uno de los libros más divertidos e inteligentes que se publicaron en España en 2019. Su humor no es facilón, pero Lorenzo tiene una capacidad extraordinaria para crear un universo propio tan disparatado que, paradójicamente, parece real.
Este es su quinto libro y, más que hablar de “lo rural”, pone a los lectores frente a un espejo en el que pueden ver reflejado el comportamiento de los urbanitas cuando van a “relajarse al campo”. ‘Mochufos’, los llama el protagonista, que vive escondido en una aldea minúscula llamada Zarzahuriel (no existe con ese nombre, pero podría ubicarse en Segovia). El retrato es descarnado a la par que hilarante y viene muy bien para anotar qué no hay que hacer cuando se va de casa rural un fin de semana.
3. Del Miño al Bidasoa y otros vagabundajes, de Camilo José Cela (Debolsillo, 2018)
El libro recoge los dos libros de viajes, Del Miño a Bidasoa (1952) y Primer viaje andaluz (1959) que Cela escribió después del éxito de Viaje a la Alcarria (1948). Ambos tienen como germen diversos reportajes que el autor realizó por encargo para el diario Pueblo en plena posguerra.
Escritos a modo de ficción novelada, el vagabundo protagonista es el ‘alter ego’ del escritor gallego que recorre el territorio con la compañía de un amigo francés que se llama Dupin. Cela retrata las costumbres y particularidades de las personas de cada comunidad mediante los personajes que van a apareciendo en su camino.
En el primer volumen parte de As Neves (Pontevedra) y transita Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco al detalle: Santiago de Compostela, Iria Flavia, Betanzos, Ribadeo, Tapia de Casariego, San Vicente de la Barquera, Barakaldo o Zarautz son solo algunos de los pueblos por los que pasa.
El segundo lleva como título añadido Notas de un vagabundaje por Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva y sus tierras y sigue la misma estructura que el primero.
4. Galicia, de Julio Camba (Fórcola, 2015)
Se dice que los de Bilbao nacen donde les da la gana y Julio Camba, el escritor al que no le gustaba serlo, tenía más o menos la misma opinión de los gallegos. Lo explica en la frase: “hay numerosas maneras de ser gallego, y serlo por nacimiento es, acaso, la menos importante de todas”.
Este volumen compila artículos periodísticos que el autor dedicó a su tierra natal y que hablan de Cambados, Sanxenxo, Monforte de Lemos o el río Lérez son algunos de los lugares que menciona. Pese al rechazo de cualquier tipo de orgullo por su comunidad [su razonamiento es que ni él eligió nacer ahí ni hizo nada por crear el paisaje natural] sí se nota el amor que le tiene, aunque sea camuflado por su inevitable capa de ironía.
Camba es perfecto para descubrir cómo era la Galicia de principios del siglo XX y comprobar que hay algunas cosas que son tan buenas que no necesitan cambiar. Por algo está considerado uno de los mejores cronistas de viajes de la historia española y, además, uno de los más guasones.
5. Tierra de mujeres, de María Sánchez (Seix Barral, 2019)
Ha sido uno de los títulos más aclamados desde su publicación por su descripción del mundo rural desde un punto de vista femenino. Natural de Córdoba, veterinaria y habitante del campo, Sánchez teje un relato muy personal a través de historias familiares y reflexiones que parten de lecturas sobre ciencia y literatura. En su texto también destacan, por ejemplo, sus observaciones de los procesos que están transformando su entorno como es la despoblación y el uso de los excesivo de los recursos naturales.
Otro de sus puntos fuertes es que se aleja de postales que dan romanticismo a la vida en un lugar que muchos urbanitas ven como un posible destino vital y que no es tan idílico como se imaginan. E incide en la necesidad de no perder la cadena de información y conocimiento que se ha ido transmitiendo de generación en generación hasta el momento.
6. Lo rural ha muerto, viva lo rural, de Víctor Guiu (Dobleuve Comunicación, 2019)
El autor, nacido en un pueblo de Teruel llamado Híjar, lleva décadas trabajando en diferentes comarcas y en diferentes profesiones –camarero, gestor, creador de centros de estudios… de todo. Gracias a sus experiencias es un buen conocedor del mundo rural y ahora analiza en su libro el tema de la España vacía, vaciada, despoblada o como se quiera llamar.
Quiénes son sus actores (principales y secundarios) y cuáles son las respuestas que se están dando a esta situación que, en general, llegan tarde. Como se explica en el prólogo escrito por Sergio Grao: “Este libro no busca respuestas; las teje. Pero sí se hace preguntas, muchísimas, para que el lector extraiga sus conclusiones ya sea repartidor, poeta, ingeniero o pastor”.
7. La casa de mi padre, de Jaime Izquierdo (KRK, 2012)
Un ingeniero decide cumplir con el deseo de su padre, campesino asturiano emigrado a Francia a mitad del siglo XX, de volver a la casa familiar situada en los Picos de Europa cuando él muera. A medias entre el ensayo novelado y un manual, el autor diseña un método de gestión de cara al futuro para los campesinos del siglo XXI. Es, en realidad, el objetivo que tenía su progenitor: evitar que la memoria de los pueblos rurales y su modo de vida desaparezcan por el éxodo a las ciudades que parece inevitable.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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Muy lindos artículos.Gracias!