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Lo primero que llama del MónNatura Pirineus (Lleida) es la promesa de una pareja de linces en su hábitat. Pero luego llega la astronomía en aquella noche perfecta, ese edificio bioclimático también llega, y cuando ya es hora de irse comprendes que la promesa particular ha sido desbordada por el conjunto.
MónNatura Pirineus es un equipamiento de la Fundación Catalunya-La Pedrera dedicado a la educación ambiental. Ofrece actividades, alojamiento y gastronomía para todo tipo de público. Se inserta en un paraje inenarrable: les Valls d’Àneu. La visita es más que recomendable.
El entorno montañoso que acoge este espectáculo apareció nevado durante nuestra visita.
De la misma manera que todo en la naturaleza es adaptación, el centro MónNatura Pirineus se ha asimilado a su entorno: el edificio bioclimático, el centro de fauna, el observatorio y hasta el conocimiento de su equipo humano, son muestra de una adaptación completo del equipamiento en pleno Pirineo.
Debería ser obligatorio como la peregrinación a la Meca para los musulmanes. El MónNatura Pirineus nos devuelve a nuestra naturaleza olvidada y nos transmite un futuro alternativo, respetuoso, en contacto literal con lo que nos hace más humanos.
Los descubrimientos están a la orden del día, las actividades son tan lúdicas como educativas y las sensaciones en el entorno están totalmente alejadas a las que se experimentan en la ciudad.
Pudimos comprobar todo ello de primera mano, compartiendo sensaciones y actividades en un grupo reducido con dos niños pequeños. ¿Quién disfrutó más, ellos o nosotros?
- Edificio bioclimático. Más de 3.000 m2 mide el edificio bioclimático de MónNatura Pirineus alimentado por energías renovables. Sin embargo, pese a sus dimensiones su diseño pasa desapercibido. Incluso se pasean corzos por su cubierta vegetal, por su techo, por la noche.
- Observatorio. A más de 1.500 m de altitud, con ausencia total de contaminación lumínica, el firmamento es sobrecogedor. El planetario, el observatorio y la explicación del guía nos permitieron acercarnos a los grandes misterios del universo.
- Raquetas de nieve. Si hay sol, rutas con botas. Si hay nieve, rutas con raquetas. La adaptación al entorno es principal y no lo iban a ser menos las actividades. Nos calzamos las raquetas y paseamos por un manto blanco bajo un cielo azul. Idilíco.
- Centro de Fauna. Un centro de recuperación de fauna salvaje en su hábitat. Encontramos una pareja de linces, sí, pero descubrimos también al urogallo, a la gineta, al zorro, al quebrantahuesos, entre otros. Una experiencia memorable.
1. El edificio mimetizado
Explicaba Audit, nuestra guía y educadora, que el edificio del MónNatura Pirineus realmente había conseguido su propósito de autosuficiencia. Y lo consiguió en un momento, hace más de una década, en el que la palabra no estaba tan de moda ni había tantos arquitectos capaces para la tarea.
Una gran zona acristalada orientada hacia el Sur recibe toda la luz del Sol. La zona Norte queda incrustada en la montaña en que se asienta. La dificultad para transportar grandes vigas hasta aquel rincón apartado motivó su concepción casi tanto como su objetivo: pasar desapercibido y asimilarse al paisaje.
El techo está cubierto, es un espacio más de camino vegetal. Por allí se pasean con alguna frecuencia corzos y otros animales, ajenos a todo como éxito de la construcción, por encima de las cabezas de los visitantes. También en la cubierta vegetal se ha mantenido una cabaña de pastor. Ese breve patrimonio cultural heredado y mantenido inspiró en parte el diseño del edificio.
Aquí todo se recicla, hasta el punto de que en MónNatura Pirineus generan 20,5 toneladas de materia orgánica que reparten a los campesinos de la zona. Los excrementos del quebrantahuesos, siento la mueca, no son más que tiza, calcio. La recogida es selectiva, la energía natural, aunque eso sí se debe apoyar en parte con gas natural: el invierno en el Pirineo y a esta altura es difícil de aplacar con pele. El agua proviene del deshielo y el río, filtrado por una depuradora que cubre todas las necesidades.
El edificio cuenta con 94 plazas de alojamiento en 24 habitaciones. Tiene un restaurante con una exquisitez cotidiana difícil de explicar, un auditorio, una biblioteca con libros, revistas y documentales del mundo natural, una ludoteca y un aula de informática.
2. Rutas en invierno: las raquetas de nieve
Es un entorno para todas las estaciones. Nuestra visita transcurre en invierno, justo después de una gran nevada, y antes de entrar por primera vez al edificio se deslizan grupos de aficionados al esquí por las laderas.
Nosotros también hicimos nuestros pinitos, aunque de una forma menos deportiva. Nos calzamos las raquetas de nieve por primera vez y fuimos a observar de cerca todo aquello que nuestra intuición señalaba como bonito. Se equivocaba: era más bonito todavía.
El paisaje contemplado con las raquetas de nieve era poético, porque se tenían en frente todos los elementos que suelen cantarse a la naturaleza. Un río quebraba en lo posible la monotonía de la nieve. Aquello árboles se habían adaptado por completo a los fríos y calores y a los suelos en pendiente.
Lo que a nosotros nos parecía una estampa para fotografíar se revelaba de cerca como una conquista de la vida por el territorio. Quedaba a lo lejos el edificio. Y por supuesto que antes de llegar a él de vuelta intentamos dibujar un ángel en la nieve.
3. La fascinante contemplación del firmamento
He visto pintados en la noche una doncella, un cazador en Orión observando a unas jóvenes y obstaculizado por un dios transformado en toro. He visto la oscuridad absoluta y también he visto las cuatro lunas de Júpiter y las líneas gaseosas del gran planeta.
Ya sé por qué una es la Osa Mayor y otra la Menor. Por qué los egipcios necesitaban ver la estrella Sirius, la que más brilla, y por qué la polar nos señala el norte. Ya conocía algunos mitos y sus figuras, pero nunca los había conseguido ver. Además, ignoraba su significado.
A riesgo de que el párrafo anterior sea demasiado lírico y pierda vuestra confianza, leed con atención. Audit, nuestra guía, nos explicó adaptándose a las necesidades de su público, nosotros, el origen y evolución del universo. Quienes más preguntaban era los niños, porque no tenían pudor en manifestar en voz alta la curiosidad que nosotros los adultos sentíamos por dentro.
Audit llevó a cabo su explicación en un planetario, con los recursos típicos de un gran orador y los conocimientos de un humilde sabio. Vueltas nuestras cabezas hacia la cúpula, comenzamos a ver los mitos dibujados, las constelaciones y las teorías modernas. Duró 45 min, aunque debía durar 30, porque Audit tiene esa cosa de vivir su oficio.
Salimos a la noche (la noche, repito, más oscura que he visto nunca) y comprobamos todo aquello que hasta entonces eran proyecciones informáticas. Ahí estaban las cinco constelaciones visibles todo el año. Una pequeña curiosidad sobre el método de alistamiento en el ejército romano apareció de pronto mirando un grupo de estrellas. El telescopio amplió nuestra mirada y vimos con nuestros ojos que aquel punto que no titilaba efectivamente era el planeta Júpiter.
Yo, miope de toda la vida, veía un objeto a más de 965 millones de km de distancia.
4. Linces en un Centro de Fauna
«Esto no es un zoo, ni lo queremos ser. Los animales están aquí por alguna razón: perdieron a su madre, la gran mayoría por atropellos», explica Audit. El Centro de Fauna del MónNatura Pirineus tiene 9 animales salvajes en un considerable perímetro de bosque natural.
Los animales del Centro de Fauna han quedado improntados, han asociado el papel de madre a sus cuidadores y así va a seguir siendo. Por eso están en aquí, para tener una oportunidad. Los linces la han tenido, pero a estas alturas de la experiencia los linces no son una atracción, sino fuente de conocimiento y sensibilidad.
En este lugar las imágenes se expresan por sí solas. Lo único que añadiré es el circuito: a lo largo de unas horas fuimos aprendiendo de aquellos ejemplares siguiendo los caminos. Audit se sentaba junto a la mayoría de los animales, les daba de comer y ahí, en vivo y en directo, nos explicaba sus gestos, sus ciclos y características. Para redondear la jornada, los animales decidieron mostrarse y pudimos verlos todos.
Es difícil explicar el servicio social que se realiza desde este centro y la pasión de sus trabajadores. Me acordaré muchas veces de la charla que mantuve con Santiago, el camarero del bar y del restaurante, sobre ornitología y sobre las fotos que ocasionalmente lanza a las aves y ciervos que aparecen tras el ventanal. Lo podría haber confundido con un científico que había ido al MónNatura Pirineus a investigar.
Javi
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Uf! que bonic! un gran reportatge per part teva, Javi, que em fas reviure aquells dies! Gràcies per fer-me quedar tant bé! una abraçada!
Gràcies Audit!
Lo pasamos muy bien, estuvimos como en casa, el equipamiento es sensacional, la verdad, y más teniendo en cuenta que se levantó hace más de 15 años, cuando la conciencia ecológica todavía no había despertado. Aprendimos mucho. Gracias a ti!
Un abrazo
hola.se puede hacer las rutas con tu caballo? hay algún sitio para poder dejarlo y pasar la noche??
gracias