Entre las conocidas poblaciones de Deià y Sóller destaca Llucalcari, un pequeño pueblo ubicado en la Serra de Tramuntana con tan solo una calle. Sus paredes rocosas se funden con los acantilados que lo rodean y lo convierten en uno de los pueblos más bonitos y tranquilos de Mallorca.
Se le conoce también por la escondida cala de rocas que lo acompaña, aguas cristalinas, encinas y olivos. Para llegar hasta ella hay que bajar por un pequeño sendero y se recomienda traer calzado cómodo y apto para poder andar largo y tendido. Hablamos de un rincón muy deseado, un refugio de paz y tranquilidad a escasos pies del puerto de Sóller, rodeado de peñascos y escasos barcos (se desaconseja el fondeo ya que la zona suele estar visitada por fuertes ráfagas de viento y gran cantidad de rocas). ¿Te animas a descubrirlo?
Uno de los núcleos de población más pequeños de Mallorca
Recibe el nombre de llogaret (no tiene ayuntamiento propio) y se dice que pueden haber alrededor de 50 llogarets distribuidos por toda la isla. Cuenta con aproximadamente 15 viviendas, una pequeña capilla, un hotel de 4* (el cual es solamente para adultos) y un restaurante.
Se dice que sus orígenes van ligados a las diferentes alquerías que poblaban Mallorca antes de la conquista de Jaime I. Se le conoce como alquería a una finca en la que se trabajaba la tierra, una finca agrícola por lo general bastante grande, con varias instalaciones entre las que se encontraban habitaciones, torres, patios, etc. Un buen ejemplo sería Agroturismo Alquería Blanca, Patrimonio Cultural de la Humanidad y payesía mallorquina que ha sido restaurada y adaptada en forma de hotel.
La palabra Llucalcari proviene del árabe y su traducción sería la alquería del bosque. La verdad es que el nombre no le podría ir mejor ya que está abrazado por olivos (uno de los árboles más tradicionales de Mallorca) y hermosos pinos. Se dice que poco a poco la alquería ha ido creciendo hasta convertirse en el núcleo que conocemos hoy en día. Se recomienda ir en taxi o autobús ya que el poco parking que tiene está reservado para residentes.
Mucho barro, casas con encanto y varias torres
Su playa, también conocida como Es Canyaret, guarda una sorpresa que quizás pocas personas conocen. De entre sus rocas y abundante vegetación aparecen fuentes naturales que forman charcos de agua y, como resultado, barro. El barro de Llucalcari es utilizado por muchos bañistas ya que se cree que tiene propiedades que ayudan a la hidratación del cuerpo, propiedades terapéuticas y que ayuda a relajarse y evadirse del día a día. Suele mezclarse con agua pero se recomienda máxima precaución ya que hay que respetar el medio ambiente todo lo que sea posible y no dejárselo puesto mucho tiempo por razones quizás de salud.
Otro motivo de asombro es la calle de Llucalcari. Efectivamente, le llamo la calle ya que hay solo una calle que recorre el núcleo: Carrer de Llucalcari. Vale mucho la pena perderse por ella ya que te permite redescubrir lo que antaño eran fincas y ahora son viviendas siguiendo las tradicionales paredes de piedra, mucho verde y cipreses. Aquí te olvidarás del sonido de los coches ya que el poco espacio de aparcamiento que hay está reservado para residentes.
Por último, también llaman mucho la atención las antiguas torres de vigilancia que a día de hoy siguen en pie. Llucalcari, a 80 metros de altitud, era un muy buen lugar para el avistamiento de corsarios, la defensa y protección de las tierras. Aunque en un primer momento se construyeron cinco, a día de hoy se conservan tres (Can Simó, Can Apol.loni y Casa d’Amunt).
Can Apol.loni está en lo que hoy en día es el Hotel Costa D’Or, el único hotel en la población. Es un hotel Adults Only, tiene alrededor de 40 habitaciones y está en lo alto de la colina de este idílico pueblo que tal y como dijo el archiduque Lluís Salvador, “És sense disputa un dels racons més bonics del món”, nombrándolo como uno de los rincones más hermosos del mundo.
Descubrimos sus alrededores
Las afueras del núcleo son preciosas y ofrecen una gran diversidad tanto para amantes del mar como para disfrutones del senderismo. Recomiendo poder conocerlas a pie para no perdernos nada, observar el precioso paisaje que lo rodea y sentir cada rincón.
Una muy buena idea sería partir de la ya conocida población de Deià hacia Es Canyeret y, por último, Llucalcari. Se tarda alrededor de 40 minutos en completar el camino, el cual también recibe el nombre de Camino de los pintores. Es una ruta que transcurre cerca del mar pero tiene bastantes bifurcaciones por lo que se ha de prestar mucha atención para no perderse, no es apta para personas con vértigo y su dificultad es moderada. El último tramo, el que sube hacia Llucalcari, es quizás uno de los más complicados ya que sería todo subida hasta llegar a la población (escaleras de piedra).
El esfuerzo bien vale la pena ya que el premio se traduce en conocer un poco más esta zona no tan frecuentada y sin tantos bañistas, descubrir uno de los llogarets con más encanto de la isla, explorar parte de la Serra de Tramuntana y saber en qué se inspiraron varios pintores como Rossinyol o Joaquim Mir.
Alba Feliz
Redactora, productora audiovisual y graduada en turismo y dirección hotelera. Creo firmemente que viajar abre la mente y permite conocer otras realidades que quizás desconocemos. Me apasiona la fotografía analógica (la de toda la vida) y darle una oportunidad a los destinos menos conocidos.
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Los habitantes de Llucalcari se comportan como personas agresivas, con 0 empatía. Mejor no perderse por ahí ya que sentirás estar en una película de terror.