Los Faisanes, la isla con custodia compartida entre España y Francia
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24.01.2022
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La palabra para definir la propiedad compartida de algo es condominio. La isla de los Faisanes, en la desembocadura del río Bidasoa, es el condominio más pequeño del mundo. Durante seis meses, de febrero a julio, los Faisanes pertenecen al Ayuntamiento de Irún, en el País Vasco. Durante los otros seis, Hendaya (Francia) se encarga de su administración.
La isla de los Faisanes ocupa cerca de 2.000 m2. España y Francia comparten el islote desde el s. XIX. Francia consideró que compartir el dominio de los Faisanes junto a España acabaría con las diferencias entre los pescadores de sendas riberas -el estuario del Bidasoa hace de frontera natural- y el lugar se convertiría en territorio neutral.
En concreto, el mando efectivo del islote pertenece a la Comandancia Naval de Bayona y de San Sebastián. Sus funciones: guiar el tráfico mercante y labores de cooperación.
La isla más pequeña con los acuerdos más grandes
En el islote de los Faisanes se firmó el Tratado de los Pirineos. Era 1659 y, mediante el tratado, España y Francia firmaron la paz después de la guerra de los Treinta Años, que empezó en 1635. Fue un año después de que Francia venciera al ejército español en la batalla de las Dunas.
Durante la firma del Tratado de los Pirineos, en la isla de los Faisanes se tendieron puentes de madera para que el ejército y las autoridades de ambos países pudiesen cruzar. En la firma estuvieron los representantes de Felipe IV de España y Luis XIV de Francia y Navarra: Luis de Haro y el cardenal Mazarino, respectivamente.
En los Faisanes también se acordó el matrimonio de Luis XIV, el Rey Sol, con María Teresa de Austria (infanta de España). Se casaron en 1660 y la paz entre ambos países se dio por confirmada.
A pesar de su curiosa historia, la isla apenas cuenta con matorrales, árboles, arena y el monolito conmemorativo del Tratado de los Pirineos. De su cuidado se encargan ambos países. El comandante naval de San Sebastián y su homólogo en Bayona son los gobernadores de la isla.
No está abierta al público, aunque bien es cierto que, cuando baja el caudal del agua es accesible. Se puede incluso llegar a ella a pie desde cualquiera de las dos orillas. Durante el Franquismo, esta frontera estaba muy vigilada, pues cada 100 metros a lo largo del río había torres de vigilancia.
Hoy son muchos los que se acercan a curiosear, aunque es importante aclarar que acampar en ella está totalmente prohibido. Además, se cree que debido a la erosión, la isla cada vez es más pequeña y podría acabar desapareciendo.
La isla de los Faisanes es diminuta y sorprendente. Pues, además de la disputa de los pecadores de ambas orillas, que comparten el Bidasoa y que hoy cuentan con prioridad sobre sus vecinos cada seis meses, se han documentado intercambios de rehenes en la isla y hasta “entregas de infantas” para casarlas.
La isla sin faisanes
Como curiosidad, en la isla de los Faisanes no hay ni un sólo faisán. El nombre viene por un error de traducción. La interpretación más aceptada es que la palabra original deriva del latín. En época de dominación romana, la isla se llamaría pausu y se refería al «peaje» que se debía pagar para circular entre Aquitania (Francia) e Hispania.
La isla de los Paussans los franceses la asumieron como Faussans. La palabra faisance ya no existe en francés, pero se refería al pago del peaje en el islote. El faisant, por su parte, era el responsable del cobro.
Para los españoles, la traducción más a mano fue la de los faisanes.
Redacción ER
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