Los himnos de Avilés y Mahón son iguales, ¿quién copió a quién?
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25.04.2022
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“Nos lo sabemos y lo cantamos con total devoción (en castellano)”. Es la respuesta de A.J. Tejero a la pregunta de si los mahoneses saben el himno de su ciudad. El oficioso, hay que señalar, porque en realidad no existe uno oficial, aunque eso es lo de menos porque ni falta que hace. La encuestada tiene treinta y tantos años y asegura que la canción se transmite de generación en generación.
La historia no daría para más si no fuese por una polémica que sale a la luz de forma intermitente y que provoca reacciones virulentas en aquellos a los que apela. El último en hacer saltar la liebre ha sido el artista asturiano Rodrigo Cuevas, que explicó en su sección del programa Hoy empieza todo de Radio3 que los himnos de Mahón (Menorca) y de Avilés (Asturias) son iguales. Solo cambia una palabra: el nombre de cada localidad, que da inicio a la primera estrofa.
Los versos de la canción son los siguientes: “Es Mahón/ una ciudad culta y galante/ tiene comodidad de una ciudad grande/ Hay comercios de gran importancia/ juzgado de primera instancia/ y una hermosa electricidad./ Mahón tiene muchachas bonitas/ hay boticas/ hay cafés/ hay teatros y buenos paseos/ y un puerto de mar al pie”. Eso es lo que se canta en Menorca, lo mismo que en Asturias pero empezando con: “Es Avilés/ una ciudad culta y galante…”. La melodía también es la misma, claro.
Ambas localidades reclaman que la coplilla se compuso originalmente en su territorio y que fue la otra quien la copió. Llegar al origen de una canción popular no es fácil, aunque hay alguna pista que apunta a Mahón como pueblo ganador. Por ejemplo, existe más documentación que relaciona la tonadilla con la isla balear (tranquilidad, lector asturiano).
Lluís Sintes, un barítono nacido en Mahón, ha explicado en un documentado artículo publicado en su blog que el origen de la canción se remonta a una visita del rey Alfonso XIII a la isla, que se encajaba dentro de una gira por el Mediterráneo emprendida en 1904. Por aquel entonces, el monarca tenía solo 16 años y en la localidad menorquina se decidió que lo más adecuado era recibirlo con una canción menos solemne y más animada que el Te Deum que se interpretó en la catedral de Barcelona en su honor, por ejemplo.
Total que cuando el 20 de abril de 1904 el Rey, su séquito y el presidente del gobierno del momento Antonio Maura desembarcaron en el puerto de Menorca, la banda de música y un coro de numerosos jóvenes entonaron el ya famoso himno “Es Mahón/ una ciudad culta y galante”. Así, de manera pegadiza, le explicaron a Alfonso XIII –en castellano, porque no hablaba menorquín– las bondades del lugar.
Según se cuenta, tanto al joven como al público les gustó la canción y desde entonces se canta después del pregón de Festes de la Mare de Déu de Gràcia y posiblemente en cualquier otro momento de celebración. Esta teoría está respaldada por el periodista y músico Deseado Mercadal, que la incluyó en su libro El folklore musical de Menorca (1980).
Cómo llegó a Avilés
Pero ¿Cómo llegó a Avilés? Tejero comenta que le suena que alguna vez le contaron la historia de cómo viajó la ‘cançoneta’ pero que no lo recuerda demasiado bien, como ocurre muchas veces en lo relacionado al folclore. Especula que posiblemente el difusor que partió de Menorca fue: “un marinero borracho que estuvo aquí y allá, con mucho carisma y buen cantar”.
Según ha recogido la prensa asturiana, la teoría de la de Mahón no estaría demasiado desencaminada. En un artículo del periódico regional La Nueva España que José Martínez publicó en 1995 (no se puede encontrar online) un hombre llamado Cástor Álvarez comenta que durante los años 30, en la base militar de Ferrol coincidieron muchos avilesinos y mahoneses y que “en el frente del Ebro, escuchó cantar el Es Mahón”.
La canción es pegadiza y Avilés también podía fardar de ser culta y galante, además de tener buenos comercios y electricidad, así que una versión adaptada no sería tan extraña. Habrá quien lo considere apropiación cultural, pero también puede ser hermanamiento.
Como se comentaba al principio, Rodrigo Cuevas no ha sido el único en llamar la atención sobre el curioso conflicto de los himnos. Incluso el premio Nobel Camilo José Cela escribió sobre ello en el ABC, lo que precisamente suscitó la respuesta escrita de José Martínez y un reseñable revuelo social en 1995. Y el año pasado resurgió cuando los cantantes Patricia Martínez y Rubén Díaz la interpretaron en la famosa fiesta avilesina de El Bollo y el hecho llegó, de nuevo, a los menorquines.
Pero el tira y afloja de la batalla por la autoría de los himnos no ha hecho que quienes se sientan representados por la canción dejen de entonarla. Incluso Ana Belén –casada con el ilustre asturiano Víctor Manuel– se arrancó a cantarla en la propia localidad en una cena de actores después del estreno de la obra Tres hermanas en el teatro Palacio Valdés en la que trabajaba su hija, Marina San José. Al final, la historia tiene más de curiosidad que de polémica y si de lo que se trata es de cantar para celebrar, qué más da quién lo hiciera la primera vez. O no.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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