Guía para mantener a raya a los mosquitos gracias a la etnobotánica
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11.06.2024
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Se acerca el verano y llega el calor. Y con él reaparecen los temidos mosquitos. ¿Sabías que el 70% de la población de mosquitos habita en el entorno de nuestras casas? Estos insectos necesitan aguas estancadas en su proceso de reproducción. Regaderas, bebederos, desagües y macetas son sus lugares favoritos para poner sus huevos, que eclosionan con el calor, se convierten en larvas y se desarrollan hasta que pueden echar a volar… y comenzar a picarnos.
Para evitar las irritantes picaduras de los zancudos, existen numerosas técnicas y remedios, naturales o químicos, de mayor o menor eficacia. Así, cada verano se desata una encarnizada batalla entre humanos y mosquitos por el control del territorio colindante a nuestro hogar. Al menos, en mi casa es así.
Con el objetivo de buscar la victoria final en este eterno enfrentamiento (que nunca llegará, todos lo sabemos), los humanos disponemos de distintas armas. Entre ellas, tenemos un nutrido catálogo de remedios naturales surgidos de la tradición popular. Es lo que se conoce como etnobotánica, un término acuñado en 1895 para definir una disciplina utilizada desde tiempos inmemoriales: el uso y aprovechamiento de las plantas por parte de los seres humanos.
Sabiduría tradicional recogida en libros
El De Materia Medica, publicado por el griego Dioscórides en el año 77, podría definirse como el primer tratado de farmacología conocido. Esta obra, que sirvió de referencia durante toda la Edad Media y el Renacimiento, incluía información completa acerca de más de 600 especies vegetales del entorno mediterráneo y sus aplicaciones, especialmente en el campo de la medicina.
Casi 2.000 años después, el Ministerio de Medio Ambiente español promovió un trabajo similar. La iniciativa surgió a raíz de la aprobación de la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad de 2007. Esta ley contempla “la necesidad de conocer, conservar y fomentar los conocimientos y prácticas tradicionales de interés para la biodiversidad en el territorio nacional”.
El Inventario Español de Conocimientos Tradicionales Relativos a la Biodiversidad
Así pues, en el ministerio se pusieron manos a la obra y elaboraron el Inventario Español de Conocimientos Tradicionales relativos a la Biodiversidad. Un completo trabajo de catalogación de la sabiduría popular española relativa principalmente a las plantas, aunque también incluye algunos animales y minerales. Este catálogo etnobotánico nacional fue publicado en 2014 y ampliado en 2018 con tres nuevos tomos. La obra incluye 332 fichas detalladas de las especies vegetales ibéricas e insulares, con las propiedades y aplicaciones que tradicionalmente se les han otorgado en las distintas zonas de España.
Hay que tener en cuenta que, para que un conocimiento se considere tradicional, debe ser conocido o practicado en una comunidad durante al menos 30 años, periodo que permite la transmisión generacional. Se trata de conocimientos arraigados en la identidad colectiva y preservados por la comunidad a través de la transmisión oral y de la praxis.
En Escapada Rural hemos estudiado a fondo el documento para ahorrarte trabajo y ofrecerte esta particular ‘Guía para mantener a raya los mosquitos gracias a la etnobotánica’, es decir, gracias a la sabiduría tradicional sobre las plantas. En total, veintiún especies vegetales están citadas en el inventario como repelentes o ahuyentadoras de los mosquitos.
El saúco y el yezgo
El saúco y el yezgo son dos plantas de la familia de los sambucus que se encuentran prácticamente por toda la península ibérica y en las Islas Baleares. Ambas especies aparecen en el documento. “Con las ramas se ahuyentaban topos, mosquitos, salamandras y pulgas”, dice del saúco. Por su parte, el yezgo “destaca principalmente por sus usos en medicina, veterinaria y como repelente de insectos”.
El médico segoviano del siglo XVI Andrés Laguna, que estudió y tradujo la obra de Dioscórides, es citado en numerosas ocasiones en el compendio español. Así, Laguna señala que “las virtudes medicinales del yezgo son mayores que las del saúco”. También comenta que “regado el agua en que hubieren estado en remojo, extermina los mosquitos de casa”. No obstante, el documento del ministerio refleja que “el uso actual de esta planta es muy limitado o se ha perdido”.
El que vale para todo: el romero
“De las virtudes del romero se podría escribir un libro entero”, dice un refrán muy popular. Como no podía ser de otra forma, esta planta tan característica de España también se ha aplicado tradicionalmente para combatir a los mosquitos. En cada zona, se utiliza una forma distinta.
En la Serranía de Cuenca, por ejemplo, “se usa en verano para ahuyentar a los mosquitos, colocando unas ramillas en la gorra”. También en diversos puntos de la península y de las Islas Baleares “el romero se utiliza como repelente de moscas y mosquitos”. Por otra parte, en la sierra de Albacete “aplican su esencia a las picaduras de insecto”, mientras que en la comarca de Monzón (Huesca) usan, “contra las picaduras, el cocimiento”.
La mejorana, una planta multiusos
La mejorana es una planta endémica de la península ibérica que se distribuye por todo su territorio, con excepción de alguna provincia litoral del este y del norte. Puede crecer prácticamente en cualquier superficie y crear plantas híbridas cuando convive con algún otro tomillo. Su excepcional resistencia y adaptabilidad ha hecho que esta planta se haya utilizado tradicionalmente en muchos ámbitos, incluido el que nos ocupa.
“Los manojos en flor se cuelgan en las casas particulares, corrales y establos para ahuyentar moscas y mosquitos”, refleja el registro del ministerio, que añade que “en algunos pueblos los queman como un medio de control de mosquitos”. Además, “en otros lugares se maceraba la planta en agua y luego se regaban los patios y cuadras para matar moscas, pulgas y otros insectos”.
Mira qué hierba tan buena
Esta es mejor, Ana
Santa Ana y San Joaquín
Como apunte, en Extremadura existe una curiosa leyenda acerca del origen etimológico de los nombres de la hierbabuena y de la mejorana. Se trata de una historia popular sobre San Joaquín y Santa Ana, que buscando plantas para condimentar, tuvieron una peculiar conversación. La santa decía: “Mira que hierba tan buena”, a lo que San Joaquín le contestó: “Esta es mejor, Ana”. Y de ahí deriva el nombre de ambas plantas. Una historia similar sobre el origen del nombre “mejorana” se ha registrado en Castilla y León.
El hipérico, la hierba medicinal por excelencia
Otra de las plantas asociadas a la medicina tradicional es el hipérico. De hecho, está citada en numerosos dichos populares, como este recogido en Zamora: “Lo que no cura el hipérico, no lo cura el médico”. No obstante, esta hierba podemos encontrarla en toda la península, en las Islas Baleares y en Canarias, en la isla de La Palma.
El catálogo cita su empleo en numerosas zonas como por ejemplo en Girona, donde se usa como “repelente de insectos, colgando ramilletes en las habitaciones”. Un conocido remedio en la isla de Mallorca “como repelente de insectos, de uso general entre los campesinos de antaño, era fabricar una especie de manguitos y polainas con esta planta para proteger brazos y piernas del ataque de mosquitos”.
Asimismo, la sabiduría popular deja claro que “el hipérico se recolecta cuando está en flor, durante los meses de junio y julio, coincidiendo con la época del año en que la planta posee mayor concentración de principios activos”. Así, muchas personas afirman que “para que la planta tenga los efectos deseados debe recolectarse el día de San Juan por la mañana, antes de que salga el sol”.
La manzanilla y la siempreviva
La popular manzanilla y una de las subespecies de esta familia de herbáceas, la siempreviva, también acumulan según el catálogo ministerial numerosos usos tradicionales, además de sus conocidas propiedades digestivas. De la manzanilla, muy abundante por toda la península y las baleares, dice que “las ramas floridas servían como repelente de moscas y mosquitos en Gerona y Tarragona”.
Por su parte, la siempreviva “en Granada se usaba para desinfectar las cuadras de parásitos”, “en Alicante se colgaba en los corrales como repelente de pulgas y otros insectos (esto se hacía los viernes o en luna menguante)”, y “en Doñana se usaba como preventivo para las picaduras de mosquitos frotando la planta sobre la piel”.
La ruda y sus variantes
Las rudas son plantas arbustivas que se caracterizan por su inconfundible olor. Cinco de las variantes de esta especie, que se encuentra por todo el territorio nacional, aparecen citadas en el inventario. Han sido utilizadas tradicionalmente para ahuyentar animales venenosos como las víboras y “también moscas, mosquitos, piojos, pulgas y otros insectos, o incluso ratas, ratones y topos”.
Para ello, se usan diversas técnicas: “se esparce por el suelo la planta o el cocimiento de ruda, se cuelgan en la estancia manojos de la planta, o se mete entre la ropa para que no entre polilla”. “Las macetas con la planta se emplean también para ahuyentar mosquitos”, especifica el inventario.
El poleo, más allá de una infusión
El poleo es ampliamente conocido como infusión digestiva, aunque tiene otras aplicaciones. Se encuentra por toda la Península Ibérica e Islas Baleares, preferentemente en lugares húmedos. Según la sabiduría popular, “se utiliza para ahuyentar insectos (moscas, mosquitos, pulgas, etc.), para ello, generalmente, se cuelga un manojo en ventanas, puertas, camas, establos, etc.”. En Salamanca, haciendo referencia a su uso para ahuyentar los mosquitos, dicen “contra los violeros, una manada de poleos”, dicho que está recogido en el compendio de remedios tradicionales.
Otra planta herbácea con uso documentado contra los mosquitos es la ortiga, que “fue empleada para ahuyentar mosquitos o evitar moscas; de hecho, cuando se mataba una oveja en julio se metía la carne en un puchero y se tapaba con ortigas”.
“No pasarán” (los mosquitos)
La tradición de colgar ramas de determinadas plantas junto a puertas o ventanas resulta muy común en diferentes zonas de la geografía española, con variantes según la disponibilidad de plantas. Es una especie de “no pasarán” para mosquitos, algo que actualmente se practica con plantas como la citronela o la albahaca.
Entre las especies recogidas en el inventario a las que se les da este uso encontramos por ejemplo la adelfa o baladre, que se desarrolla “en el sur y este de la Península Ibérica e Islas Baleares, aunque también en Galicia, y se usa como ornamental en las Islas Canarias”. “En la provincia de Ciudad Real -dice el documento-, se colgaban ramas de adelfa en las cuadras para ahuyentar moscas, mosquitos y pulgas”. “Otra forma de uso era cocer las ramas y rociar corrales y cuadras para repeler insectos perjudiciales”, añade.
El torvisco es un arbusto que vive “en encinares, coscojares, alcornocales y pinares”, especialmente en el sur peninsular, donde “se colgaban las ramas en las ventanas de cortijos y cuadras para evitar que se introdujeran los mosquitos”. También en el sur, concretamente en Jaén, está documentado el uso de la jara blanca “como repelente de mosquitos”.
Por último, el marrubio es una hierba cuyas ramas se utilizaban “en las Arribes del Duero y otras zonas de Salamanca contra pulgas y mosquitos”. “En Ávila, colgaban una ramita en el cabecero de la cama para repeler mosquitos e insectos en general”, añade el inventario.
Ungüentos de hinojo
Otra planta que podemos encontrar por toda España y que se ha utilizado contra el ataque de los mosquitos es el hinojo, que suele vivir “en cunetas y lindes, en baldíos y en matorrales”. “Como repelente de mosquitos, en Lugo y Navarra se preparaba un macerado de varias plantas, entre ellas el hinojo, para perfumar las habitaciones o untarse la piel”, detalla la recopilación de saberes tradicionales.
El jazmín y sus más de 200 especies
El jazmín es otra especie vegetal abundante en España que se ha utilizado con diferentes fines, si bien “los usos tradicionales de esta especie están prácticamente abandonados”, según el documento del ministerio. Así, explica que en la Campiña de Jaén “tener en casa un ramo confeccionado con su parte aérea florecida fue recomendado como repelente para los mosquitos”.
Entre las variantes de este género, el jazmín común, blanco o morisco es “una planta muy apreciada popularmente como ornamental por su agradable aroma, empleada con fines medicinales y para ahuyentar moscas y mosquitos”. Otra de las especies de jazmín cultivadas con fines ornamentales, el llamado jazmín de las Azores, ha sido “también utilizado como repelente de mosquitos”.
Las moscas, a cañonazos; los mosquitos, a cañazos
También muy abundante en la mayor parte de la península y con numerosas utilidades encontramos la caña, esa planta que “vive en márgenes de ramblas, ramblizos y barrancos, invadiendo los bosques de ribera”, según explica el inventario. Entre otras muchas cosas, “también se ha empleado como espanta mosquitos de mano” (los ápices de caña con numerosas hojas), “de mosquero para espantar moscas” o con él “se elaboraban unos artilugios para atrapar mosquitos”.
Plantas-trampa para capturar mosquitos
El último grupo de plantas con un uso registrado contra los mosquitos es el de aquellas que logran atraer y atrapar a los insectos, para que posteriormente podamos deshacernos de ellos. Así, el lentisco es un arbusto cuyas ramas “se colgaban en vigas, techos o ventanas de casas y establos como trampa atrayente de moscas, mosquitos o piojos, que acudían a la planta y se quedaban pegados; posteriormente la rama se metía en un saco o se quemaba”.
También la olivarda es una planta muy conocida y empleada para atrapar insectos. “Se colgaba en el techo como atrapamoscas durante los veranos: la planta atrae a moscas y mosquitos, que se quedan pegados a ella (de hecho, su nombre científico es dittrichia viscosa), y luego se introducía la planta cubierta de moscas en un saco y se aplastaba contra el suelo”, dice el inventario, que agrega: “En algunas zonas añadían azúcar para potenciar este efecto”.
El propio Dioscórides recogió múltiples usos de esta planta y de su congénere la olivarda fina, que según el griego servían “para ahuyentar mosquitos y matar pulgas, como contraveneno de serpientes, o para enfermedades propias de mujeres”.
Por su parte, la bufalaga se utilizaba en Jijona (Alicante) “como trampa atrayente para moscas y mosquitos en las cuadras del ganado”. “Para ello, colgaban una mata en la cuadra del macho. Esto atraía mucho a los insectos, que durante la noche podían ser fácilmente capturados, envolviendo la mata en un saco y atrapando en su interior a todos los que se encontraban allí posados”.
Por último, el olmo, un árbol de ribera que podemos encontrar por toda España, también era usado en trampas contra mosquitos. “En Granada se colgaban del techo las ramas floridas como atrayente de moscas y mosquitos”, dice el compendio. “Cuando la rama estaba llena de insectos, atraídos por el néctar, se tapaba con una bolsa y se reemplazaba por otra”, finaliza.
Miguel Perez
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