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Muchos de los grandes parques que hay en las ciudades son una suerte de corazón verde en el entorno urbano, un pequeño oasis verde entre el hormigón y el acero. Aunque suelen estar rodeados de edificios y bulliciosas calles, una vez que se cruza el umbral que marca la entrada, se entra en un mundo de tranquilidad y belleza natural. El sendero de césped fresco se extiende ante los visitantes, flanqueado por grandes árboles que proporcionan una fresca sombra en los días calurosos.
Los arbustos y flores coloridas bordean el camino, y sus aromas inundan el aire. Es un lugar perfecto para pasar un día de relax, hacer ejercicio, jugar con los niños o simplemente disfrutar de la vista. Es un refugio para escapar del ajetreo.
Pero esta clase de transición de un mundo urbano a otro natural, más allá del ocio o la necesidad de desconectar del mundanal ruido, puede tener efectos asombrosos en la salud humana.
De hecho, una investigación realizada en Finlandia sugiere que las visitas frecuentes a espacios verdes urbanos, como parques y jardines comunitarios, están relacionadas con un menor uso de ciertos medicamentos recetados.
Concretamente, los resultados indican que las personas que visitan con regularidad estos espacios verdes tienen menor probabilidad de tomar medicamentos para tratar problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, así como problemas físicos como la hipertensión y el asma.
El estudio se llevó a cabo en el área urbana más grande de Finlandia, compuesta por las ciudades de Helsinki, Espoo y Vantaa y se recurrió a la Encuesta de Salud Ambiental de la Región de la Capital de Helsinki en 2015-16, recopilando información de 16.000 residentes seleccionados al azar.
A estos residentes se les preguntó sobre el uso de medicamentos recetados para tratar problemas como la depresión, ansiedad, insomnio, hipertensión y asma, y se les preguntó también sobre su tiempo pasado en espacios verdes: con qué frecuencia pasaban tiempo o hacían ejercicio al aire libre, en espacios verdes, durante mayo y septiembre, con opciones que iban desde nunca hasta 5 o más veces por semana.
Asimismo, los investigadores también consideraron factores potencialmente influyentes como el comportamiento de salud, la contaminación del aire y el ruido, y los ingresos y el nivel educativo de los participantes.
Áreas verdes y azules
El estudio concluye así que la frecuencia de visitas a los espacios verdes urbanos está relacionada con un menor uso de medicamentos recetados para tratar problemas de salud mentales, insomnio, hipertensión y asma, aunque no se ha hallado ninguna relación entre el uso de medicamentos y las vistas de espacios verdes desde el hogar.
En comparación con menos de una visita semanal, las visitas tres o cuatro veces por semana se asociaron con una reducción del 33% en el uso de medicamentos para la salud mental, un 36% en medicamentos para la presión arterial y un 26% en medicamentos para el asma.
Estos hallazgos sugieren que el acceso y el uso activo de espacios verdes de alta calidad en entornos urbanos podrían ser una forma de mejorar la salud y el bienestar en las ciudades, aunque se necesita más investigación para establecer la causa y el efecto.
No es estrictamente necesario visitar el parque de una ciudad. Las áreas verdes se definieron como bosques, jardines, parques, parques de castillos, cementerios, zoológicos y asociaciones de vegetación herbácea como praderas naturales y páramos y humedales.
Otros beneficios de la naturaleza en la salud
Otro estudio elaborado por expertos de universidades de Canadá, Estados Unidos y España ha demostrado que existe una relación entre la exposición a lo verde y el diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en la infancia. Concretamente, por cada aumento del 12% en la vegetación accesible, se reduce en un 10% el riesgo de desarrollar TDAH.
La investigación sugiere que los niños y niñas que viven en barrios con más espacios verdes, con árboles en las calles y parques urbanos, se encuentran en una situación más favorable en comparación con aquellos que viven en áreas con menos espacios verdes.
Elche (Alicante) es la ciudad de Europa con menos mortalidad atribuible a los espacios verdes
Otros estudios han encontrado vínculos entre el peso de los espacios verdes en las escuelas y el aprendizaje, y la salud mental futura, ya que quienes crecen con más espacios verdes tienen menos problemas de salud mental en su edad adulta. Los beneficios de los espacios verdes no solo alcanzan a la salud infantil, sino también a la salud y bienestar de toda la población.
Pasar un mínimo de dos horas cada semana en la naturaleza, como áreas verdes y espacios azules como playas, mejora el bienestar y la salud física. Los parques también mejoran la socialización de las personas mayores y son un antídoto contra los problemas causados por la soledad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, recomienda vivir a 300 metros de una zona verde.
Con todo, a pesar de que los beneficios de la naturaleza en los entornos urbanos son evidentes, y que se espera que cada vez más personas vivan en áreas metropolitanas, el acceso a espacios verdes sigue siendo limitado. Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) indica que el 62% de la población europea vive en áreas con menos espacios verdes de lo recomendado. Sin embargo, mejorar el acceso a los espacios verdes podría ayudar a prevenir 4.000 muertes prematuras anuales en Europa.
Además, el acceso a espacios verdes se ha convertido en un tema de clases, donde los barrios más privilegiados tienden a tener más parques y jardines que los de rentas más bajas.
Dicho lo cual, un primer paso sería escoger ciudades con más espacios verdes en general. Según el estudio de ISGlobal, que también ha elaborado un ranking que sitúa a Gijón como la cuarta ciudad europea y la primera española con más mortalidad por la falta de zonas verdes. Sin embargo, Elche (Alicante) es la ciudad de Europa con menos mortalidad atribuible a los espacios verdes, y también clasifica a Telde (Gran Canaria) y Cartagena (Murcia) entre las cinco ciudades europeas con menos carga de mortalidad atribuible a carencias de verde.
Sergio Parra
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