Arena blanca y fina, que casi te acaricia. Aguas cristalinas, poco menos que transparentes. Clima perfecto para la tumbona al sol. Baños relajantes en una costa tranquila, muy poco profunda. ¿Estamos en el Caribe? No, hablamos de las Islas Baleares.
El litoral balear tiene poco que envidiar a los destinos turísticos más lujosos y exclusivos del planeta. Porque Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera cuentan con una increíble colección de playas de postal, que te harán sentirte en el paraíso. Merece la pena visitarlas, y las tenemos al alcance de la mano. Te mostramos diez de ellas, aunque hay muchas más.
Playa d’Es Trenc (Mallorca)
La playa d’Es Trenc, al sur de Mallorca, es uno de los últimos rincones salvajes de la costa balear. Un arenal protegido, de aguas cristalinas, poco profundas y tranquilas. El sitio perfecto para aislarse y desconectar: no hay tiendas ni alojamientos cercanos, apenas existen construcciones a la vista y no están permitidos los deportes acuáticos. Las únicas actividades que se practican son el paseo litoral, la construcción de castillos de arena, los partidos de palas y el snorkel. También tiene una zona nudista.
Así pues, es un lugar donde encontrarás tranquilidad y aislamiento. Lo cual no significa que vayas a estar solo en la arena, sobre todo en temporada alta. Pero su gran amplitud (cerca de 3 kilómetros) te permitirá tener tu espacio. Sin agobios. Eso sí, recuerda llevar bebida, comida y sombrilla, porque no hay lugares para resguardarse. Hay un restaurante y también chiringuitos, que suelen llenarse. La playa dispone de baños básicos, pero no hay duchas ni lavapiés. El acceso es sencillo y tiene un parking de cerca de 1.000 plazas. También se puede llegar en autobús.
Caló d’Es Moro (Mallorca)
El Caló d’Es Moro, en Santanyí, es uno de esos parajes idílicos de la isla de Mallorca. Esta pequeña cala de apenas 40 metros, enclavada entre acantilados, goza de aguas cristalinas y arena blanca. Hasta hace poco, su ubicación era uno de los secretos mejor guardados por los lugareños. Pero se ha popularizado tanto que resulta casi imposible encontrar un espacio para plantar la toalla, especialmente durante el verano. Eso sí, los que logren hacerse con un hueco, tendrán razones para presumir.
Se trata de una cala de difícil acceso a pie, por lo que no es recomendable acudir con niños, que además no encontrarán espacio para jugar en la arena. Tampoco dispone de servicios. Se debe aparcar en la zona habilitada y después recorrer un sendero que termina bajando el acantilado, con cierta complicación. Es accesible en barco, con zona de fondeo.
Cala Mondragó (Mallorca)
Si buscamos aislamiento, sosiego y contacto con la naturaleza en Mallorca, la Cala Mondragó es una gran opción. Situada en pleno parque natural, y por tanto protegida del avance urbanístico, es una playa muy apreciada por el turismo familiar, con un ambiente muy relajado. Rodeada de pinos, con aguas calmadas y turquesas, es otro de esos lugares perfectos para desconectar del resto del mundo.
La Cala Mondragó, también llamada Sa Font de n’Alís, es de fácil acceso y dispone de parking. No tiene duchas, pero sí cuenta con otros servicios como alquiler de sombrillas y hamacas, e incluso restaurante y chiringuito. Si acudes en temporada alta y está demasiado concurrida, la vecina Cala S’Amarador es una muy buena alternativa. Ambas presumen de bandera azul.
Cala Formentor (Mallorca)
Uno de los clásicos de la isla de Mallorca cuando hablamos de playas paradisíacas es Cala Formentor, en Pollença. También llamada Cala Pi de la Posada, es uno de los parajes más vírgenes del archipiélago balear, con vistas a la sierra de Tramuntana y al precioso Cabo Formentor, un lugar perfecto para apreciar la puesta de sol. Cala Formentor es una playa de arena blanca, estrecha pero muy larga (cerca de un kilómetro), rodeada por un denso bosque de pinos que te ofrecerá sombra cuando apriete el calor. Y se agradece.
Sus aguas turquesas y mansas atraen a todo tipo de turistas, que buscan mayormente la tranquilidad. Está relativamente aislada pero equipada con todos los servicios, incluso restaurantes. Se encuentra muy cerca del puerto de Pollença, un centro turístico para todos los públicos. Se puede acceder a pie, en coche o en transporte público, y cuenta con el distintivo de bandera azul. Perfecta para ir con niños pequeños.
Cala Macarella y Cala Macarelleta (Menorca)
No es de extrañar que Cala Macarella y Cala Macarelleta sean dos de las playas más conocidas y visitadas de Menorca: ambas te dejarán sin aliento. Rodeadas de acantilados y vegetación, con arena blanca y aguas casi transparentes, son dos auténticas calas de postal. Dos imprescindibles de La Isla Tranquila.
En temporada alta suelen estar masificadas, por lo que tendrás que madrugar para poder posar la toalla. Macarella cuenta con parking público a 500 metros de la orilla, mientras que a Macarelleta hay que acceder a pie desde la primera (es sencillo). Están bastante aisladas, por lo que disponen solo de los servicios básicos, aunque Macarella sí tiene un chiringuito donde tomar algo tras un relajante baño en sus cristalinas aguas.
Cala Turqueta (Menorca)
La imprescindible de Menorca, la que hay que visitar sí o sí. Cala Turqueta es un paraíso de arena blanca, pendiente suave y calmadas aguas turquesas en plena Área Natural de Especial interés, rodeada de acantilados y pinares. La estampa más reconocible de la costa sur menorquina merece el madrugón, si acudes en temporada alta. Es una cala vírgen de gran valor y belleza natural.
El acceso se realiza en coche hasta un parking con capacidad limitada (recordamos, hay que madrugar), y posteriormente una caminata de unos quince minutos a la sombra de las encinas. Dispone solo de servicios básicos, aseos y socorrista en temporada alta. Por cierto, al contrario de la creencia más extendida, no debe su nombre al color de sus aguas, sino a las incursiones de piratas turcos que sufrió durante siglos.
Cala Salada y Cala Saladeta (Ibiza)
Una de las mejores opciones para disfrutar del mar en la isla de Ibiza es sin duda la Cala Salada. Se trata de una playa de tamaño medio, con arena fina y dorada. Y sobre todo, con unas aguas tan transparentes que casi podemos apreciar los granos de arena de sus fondos marinos, en los que también aparecen las praderas de posidonia. Es decir, el lugar perfecto para el snorkel.
Pese a estar cerca de la turística San Antonio, no es una playa muy masificada. Dispone de servicios básicos y tiene un acceso fácil, con parking público y un pequeño restaurante familiar con unas vistas increíbles. La playa, rodeada de acantilados y pinares, todavía conserva antiguas casetas de pescadores excavadas en la roca, que le dan un encanto especial. Y si queremos ampliar la experiencia, la vecina Cala Saladeta es accesible a nado o caminando, si la marea no está muy alta.
Cala Conta (Ibiza)
Cuando hablamos de Cala Conta o Cala Comte nos referimos en realidad a un conjunto de calas e islotes de arena fina y blanca y aguas de un intenso color turquesa, que componen un paisaje idílico. Es uno de los enclaves de Ibiza que han sabido protegerse razonablemente del turismo masivo, aunque también presenta un alto grado de ocupación en temporada alta. La alternancia de arenales y fondos rocosos hacen de este enclave el entorno ideal para practicar el buceo.
Situadas cerca de San Antonio, las calas de Conta son frecuentadas tanto por turistas como por residentes de la isla. Las más concurridas y cercanas a las zonas de aparcamiento disponen de servicios completos, por lo que son perfectas para visitarlas en familia. Si buscamos algo más de tranquilidad y aislamiento, deberemos buscar las calas más apartadas.
Caló d’Es Mort (Formentera)
En la isla de Formentera hay un cala diminuta que parece traída directamente desde Bahamas. Es el Caló d’Es Mort, en el extremo sur de la playa de Migjorn, una preciosa playa de finísima arena blanca y cantos rodados que destaca por la claridad de sus aguas. Podrías pasar horas admirando los tonos azules del mar desde la orilla, con los pies sumergidos en sus tranquilas aguas.
Caló d’Es Mort no tiene un acceso fácil, ni parking cercano, pero aún se llena día tras día de turistas durante la temporada estival. Aunque solo sea para hacerse la foto. Por ello, si quieres disfrutarla en todo su esplendor, tendrás que madrugar mucho o visitarla en temporada baja. Carece de cualquier servicio básico, así que llévate todo lo necesario si piensas pasar el día en este rincón del paraíso balear.
Ses Illetes (Formentera)
La increíble playa de Ses Illetes, en Formentera, aparece en las guías internacionales como una de las mejores del mundo. Destaca por su ubicación privilegiada, la calidez de sus aguas casi transparentes y muy poco profundas, y su arena blanca y finísima. Está situada en el norte de Formentera, en el Parque Natural de Las Salinas. Por tanto, se trata de un entorno protegido, en el que podemos apreciar la vegetación dunar.
Ses Illetes es una playa muy visitada por los turistas, pero su amplitud (cerca de 500 metros) permite disfrutarla normalmente sin agobios. Cuenta con servicios básicos, incluido el de salvamento en temporada estival, y también de restauración. El hecho de no tener apenas profundidad la hace ideal para ir con los más pequeños. Además, al estar abierta a ambos flancos, en los días más ventosos puedes elegir la costa que tenga mejores condiciones.
Redacción ER
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