Galicia cuenta con uno de los paisajes más bonitos del noroeste de España, verde y abrupto, como la Costa da Morte y los acantilados de Herbeira; una gastronomía para chuparse los dedos, además de asequible; el faro más antiguo del mundo aún en funcionamiento, véase la Torre de Hércules; y unas rías altas y bajas donde se pueden encontrar algunas de las playas más bonitas de la península. Y no, no exageramos.
Mira qué arenales, muchos de ellos vírgenes. Algunos rodeados de bosques, otros con sistemas de dunas e incluso marismas. Qué islas y qué aguas: turquesas, esmeraldas… No tienen nada que envidiar al Caribe. O bueno, vale, quizá sí. El Atlántico y Cantábrico no tiene las temperaturas caribeñas. No obstante, las de aquí pueden presumir de refrescar. Y vaya si lo hacen, son efecto lifting.
Este es un breve listado de algunas de las mejores playas de Galicia donde escaparte este verano. Aunque es solo una pequeña muestra. Hay más, muchas más.
Playa de Rodas
Es una de las playas más populares de Galicia, y es totalmente entendible. Primero, porque está en las islas Cíes y solo se puede acceder en barco. Segundo, por su arena blanca y su agua color esmeralda que han hecho que en 2016 fuera reconocida con la Bandera Azul.
Y es que, mira la foto, cómo no nos vamos a enamorar de ella. La playa de Rodas es de esos lugares que parecen teletransportarnos a un país tropical. La brisa marina será la que nos recuerde que no, que seguimos en Galicia pero, ¿sabes qué? El marisco aquí tiene más sabor.
La playa de Rodas tiene 1 kilómetro de largo y 60 metros de ancho. Apenas tiene oleaje, así que es perfecta para ir con niños. En ella se conservan dunas naturales y hay varias sendas a lo largo del arenal. Entre sus servicios cuenta con salvamento, restaurante, camping y oficina de información.
Playa de Santa Comba
Si el orden de las mejores playas de Galicia fuera por preferencia, la playa de Santa Comba tendría que estar la primera. Y es que, además de contar con un gran arenal para aquellos que necesitan espacio, esta playa cuenta con una isla, pequeños acantilados, una ermita y una cala que, cuando hay bajamar, es perfecta para resguardarse. Casi nada.
La playa de Santa Comba está situada en las Rías Altas, en A Coruña. La playa principal, que es rectilínea, tiene unos 1.500 metros de longitud y 25 metros de ancho. Tiene zona de aparcamientos, salvamento y duchas. Cuando hay viento tiene oleaje y resaca, por lo que hay que extremar las precauciones.
Al final del arenal, a la derecha encontramos la Illa do Medio, donde se erige la ermita de Santa Comba, del siglo XIII y estilo románico. Está en una pequeña zona de acantilados entre los que se encuentra la tranquila cala de As Fontes.
Playa de Carnota
Con más de 7 kilómetros de largo, la playa de Carnota, también en A Coruña, es conocida por ser una de las playas más largas de Galicia. Aunque encontrar sitio, sin estar encima de otros, no es su único atractivo.
El arenal se encuentra entre dunas y marismas que sirven de hogar a numerosas aves. De hecho, LIC Carnota-Montes do Pindo está declarado Zona de Especial Protección para las Aves y, en ocasiones (cuando ellas quieren), se pueden ver incluso nutrias.
La playa de Carnota es de arena blanca y fina. Cuando baja la marea puede tener hasta un kilómetro de ancho y la ocupación suele ser baja. Y eso no es todo. Desde la arena, si levantas la cabeza podrás ver el monte Pindo, que se alza a más de 600 metros sobre el nivel del mar. El conocido como “Olimpo celta”, cuenta con una ruta entre esculturas naturales de granito para subir hasta la cumbre de A Moa.
Calas de la Illa de Arousa
La isla de Arousa (illa de Arousa en galego), es uno de los paraísos naturales de la provincia de Pontevedra. Está situada, como podemos intuir por su nombre, en la ría de Arousa, aunque desde los 80 está conectada a la península por un puente de 2 kilómetros (es uno de los más largos de España).
Declarada Reserva Natural, la isla cuenta con unos 36 kilómetros de costa y 11 de ellos son playas y calas de arena fina y aguas cristalinas. Algunas de sus playas más populares son Area da Secada, que tiene 420 metros de longitud, cuenta con Bandera Azul y está rodeada de bosque; y las playas dos Petóns y dos Espiños, en el Parque Natural de Carreirón, pues cuentan con arena blanca y aguas muy tranquilas.
Aunque, si hay que elegir una playa que nos lleve -sin tener que ponerle imaginación- a las de Maldivas, esa es la del islote de Areoso. Se trata de una zona natural protegida, por lo que para acceder a ella hará falta contratar un tour en barco.
Playa de Louro
Mira la imagen, no parece ni real. El Monte Louro, que se erige frente al Atlántico, la laguna, sus dunas y su amplia playa virgen… Parece el decorado de una película, ¿verdad? Se trata de la playa de Louro y está situada en Muros, A Coruña.
Su principal característica es que está aislada y es virgen. Tiene unos 1.500 metros de longitud de largo y 40 de ancho. No obstante, a pesar de su aspecto de paraíso gallego, hay que advertir que se trata de una playa abierta, lo que significa que tiene mucho oleaje y en ella corre bastante el viento.
La zona es hábitat de numerosas aves, por lo que es un espacio protegido Red Natura 2000.
Playa de Caolín
Está situada en O Vicedo, en a Mariña lucense, en un estuario en cuyos alrededores se pueden encontrar más arenales de arena fina y aguas transparentes. La de Caolín se llama así por un antiguo lavadero de la zona. Se trata de un arenal aislado, de apenas 130 metros. No tiene aparcamiento, aunque es de fácil acceso.
Lo mejor es su entorno, rodeado de vegetación que le da ese aspecto tan salvaje. En sus alrededores podemos encontrar otras playas, también muy chulas, como la de Chamadoiro, Area Longa o Vidreiro.
Playa de As Furnas
Quizá te suene, o no, pero en esta playa de Noia fue donde Ramón Sampedro tuvo el accidente que le dejó paraplégico. También es donde se rodó Mar Adentro, de Amenábar. Con esta información, quizá lo que menos nos apetezca es bañarnos en ella. No obstante, por su peculiaridad, merece más que una visita y, por supuesto, un baño.
La erosión del mar y el viento han creado en esta playa “furnas” como su propio nombre indica y que vendrían a significar, en castellano, cuevas marinas. Los pequeños acantilados -por favor, no tirarse de ellos ni de pie ni de cabeza- han dejado paso a piscinas naturales de aguas cristalinas.
Eso sí, como ocurre en todo el Atlántico (y el Cantábrico), que uno se pueda bañar en ellas o no depende de las mareas. Cuando hay pleamar todo queda cubierto de agua, el oleaje y la corriente son más fuertes.
Otra curiosidad, aquí también se rodaron algunas escenas de Fariña.
Extra: playa de Las Catedrales
La incluimos como extra, no como una de las mejores playas de Galicia porque, aunque es un monumento natural, debido al turismo masivo de los últimos años el acceso está regulado y es necesario pedir cita previa en la web de la Xunta de Galicia.
Aunque su nombre es playa de Aguas Santas, prácticamente nadie le llama así, sino que ha adquirido el nombre de catedral por sus semejanzas con este tipo de templos. Los arcos que quedan al descubierto cuando hay marea baja son el resultado de años de erosión del mar y del viento en las rocas.
La playa de Las Catedrales se encuentran entre Foz y Ribadeo, en la provincia de Lugo y algunos de los acantilados tiene más de 30 metros de altura.
Redacción ER
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De aguas turquesas, nada de nada.