La Muixeranga de Algemesí, el ‘baile valenciano’ del que nacieron los “castellers”

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14.09.2024

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Muixeranga de Algemesí
Muixeranga de Algemesí. Por Rafa Esteve

A principios de septiembre se celebra la fiesta de la Mare de Déu de la Salut en el pueblo valenciano de Algemesí, una celebración que está declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Todo el pueblo se viste de gala esos días en los que bien merece una visita. Y si algo destaca especialmente es la Muixeranga, una danza acompañada por las melodías de la dolçaina y el tabalet que es el origen de los “castells” catalanes.

Si bien en Cataluña los castells y sus castellers se han hecho conocidos por su altura y espectacularidad, en su cuna se mantiene como un baile festivo y no competitivo con cada vez más collas (agrupaciones) repartidas por toda la geografía valenciana. Vamos a conocer su historia y los paralelismos de unas torres humanas que son hermanas.

El origen de las torres humanas

Según el escritor y periodista Maximiliano Thous, la “muixeranga” nació el siglo XVII. Así lo consideró tras hallar varias referencias a una cierto “baile valenciano” que se interpretaba en festividades religiosas por toda la península, desde Madrid hasta Bilbao o el Corpus de Sevilla. El libro Breu història dels castells i la muixeranga als Països Catalans de Jordi Bertran relata que la primera danza documentada hecha en Cataluña fue en 1688 en Bràfim (Tarragona).

La acogida fue tal que la ciudad de Tarragona celebró la entrada del rey Carlos III con este “baile de los valencianos”. Poco a poco fue extendiéndose a otros municipios de la zona. Los catalanes fueron un paso más allá y, a finales del siglo XVIII, consiguieron hacer la primera torre humana de seis pisos. El impulso definitivo de la muixeranga por Cataluña llegó a principios del siglo XX, cuando se produjo una emigración masiva de valencianos al Delta del Ebro para plantar arroz.

Monumento a la Muixeranga en Algemesí
Monumento a la Muixeranga en Algemesí. Por Laura Primo

Además de la técnica agrícola, exportaron su manera de cocinar, sus construcciones típicas (las barracas) y sus danzas. Entonces se multiplicaron las agrupaciones de castellers, que apostaban más por la espectacularidad de la verticalidad. Conforme fueron perfeccionando la técnica, los catalanes llegaron hasta los diez pisos. De hecho, en Tarragona se celebra un importante concurso de castells cada dos años. En cambio, la muixeranga valenciana se ha mantenido como una representación festiva, con su técnica primitiva y no competitiva.

Tras un periodo de decadencia en el siglo XX, estas torres humanas han recobrado un nuevo impulso que perdura hasta la actualidad y que se debe, especialmente, al nacimiento de la Nova Muixeranga d’Algemesí en 1997. Era la primera del pueblo que incorporaba mujeres, un camino contra la discriminación que había abierto de forma pionera la muixeranga el Ball dels Locos de la cercana L’Olleria un año antes. En la actualidad, las mujeres y las niñas son habituales en la mayoría de las agrupaciones.

El nacimiento de la Nova Muixeranga d’Algemesí en 1997, la primera del pueblo que incorporaba mujeres, supuso un impulso a este baile tradicional

Hoy las torres humanas, muixerangas y castells, son todo un ejemplo de manifestación cultural que está a caballo entre la tradición y el deporte. Sus representaciones, con menor o mayor espectacularidad, son todo un ejemplo de esfuerzo, de superación y, sobre todo, de trabajo en equipo. Las collas o agrupaciones suelen estar abiertas a todo el mundo: no importa origen ni edad de las personas, ya que hay un papel para todos, ¡hasta para el niño o la niña que corona la torre humana!

Plaza Major de Algemesí
Plaza Major de Algemesí. Por Altorrijos

Es habitual ver una muixeranga en muchas fiestas valencianas e, incluso, al término de manifestaciones reivindicativas. Eso sí, la más emblemática sigue siendo la de Algemesí, donde van acompañadas de otros bailes como Els Bastonets, La Carxofa, Les Pastoretes, Les Llauradores y Els Tornejants. Entremezcla tradiciones de las culturas que han poblado el lugar, desde la judía hasta la romana, cristiana y musulmana, y es un verdadero espectáculo visual de danza, música y colorida indumentaria.

¿Te animas a conocerla? Siempre puedes adentrarte en la historia, indumentaria y música de esta celebración en el Museu Valencià de la Festa, ubicado en un edificio renacentista.

¿Qué ver en Algemesí?

L´Albufera
L´Albufera. Por Alberto

Si pasas por el pueblo de la muixeranga más reconocida, no debes dejar de visitar su amplio patrimonio histórico. En él destaca la basílica de San Jaime Apóstol, un gran conjunto arquitectónico que integra varios templos y que está declarado Monumento Histórico Artístico Nacional.

Otro punto de interés es la casa de la Señora Pepa, un espacio conventual muy conocido en el que está el pozo (o “pouet”, como dicen en valenciano) de la Mare de Déu. Por cierto, fue en la capilla de la Troballa (hallazgo) de Algemesí donde dicen que se encontró la imagen de la Mare de Déu de la Salut, a quien se dedican la fiestas del pueblo.

Algemesí tiene un importante patrimonio arquitectónico, cultural y festivo, pero también un entorno natural que vale la pena conocer. Y es que este pueblo que está entre las comarcas de la Ribera Alta y Ribera Baja presenta un paisaje agrario que no podía ser más valenciano, entre campos de naranjos, caquis y los arrozales del Parque Natural de l’Albufera.

L´Albufera
L´Albufera. Por Alfre_Xat

En el término municipal de Algemesí está la Llacuna del Samaruc de l’Albufera, un tesoro poco conocido a solo 10 kilómetros del casco urbano y en el que se puede hacer a pie o en bici una sencilla Ruta Ambiental y Saludable que está señalizada. Lo más destacable de este espacio es poder contemplar el samaruc, un pequeño pez de agua dulce que es todo un símbolo de este enclave valenciano; se mueve entre nenúfares que están a la sombra de sauces, olmos, chopos y otras especies. Se hacen visitas guiadas.

Otro destino natural de interés en Algemesí es el paraje de la Xopera, un bonito bosque de ribera con una rica vegetación y una zona lúdica y de ocio con merenderos, bar, columpios y hasta una tirolina de 20 metros. Además, se puede practicar piragüismo en la confluencia del río Magro con el río Júcar. Un buen lugar para ir a pasar el día.

Raquel Andrés

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