O Corpiño, el santuario gallego de los exorcismos
Escrito por
25.10.2022
|
6min. de lectura
En 1973, el director de cine William Friedkin marcó para siempre en el imaginario colectivo de la sociedad occidental la escenografía de una posesión diabólica con su película El exorcista. Basada en la novela homónima de William Peter Blatty, que llegó a vender casi 15 millones de ejemplares en todo el mundo, cuenta la historia de una niña de 12 años llamada Regan MacNeil poseída por el maligno y la labor del Padre Karras para sacar al demonio de su cuerpo. La banda sonora –en especial el extracto de Tubular Bells de Mike Olfield– está estrechamente ligada a la sensación de inquietud y la cabeza humana que gira 360º es uno de los grandes hitos del género de terror cinematográfico.
Hay mucho misticismo en torno al filme, con historias sobre hechos extraños durante el rodaje (incendios repentinos, muertes inesperadas) y lo cierto es que Blatty se basó en una noticia ‘real’ que había leído en The Washington Post. Según el medio norteamericano, a un adolescente de 14 años le habían sometido a varios exorcismos debido a los cambios radicales que sufría en su personalidad y a los sucesos inexplicables que tenían lugar en su habitación, como la cama que saltaba y otras anomalías que se reflejan en el filme. Por lo visto, después de una veintena de sesiones de exorcismo, el demonio se fue y él llegó a ser ingeniero de la NASA.
Hay conexiones entre dos territorios que pueden ser muy sorprendentes, como es el caso de Georgetown (donde se localiza la película, en Estados Unidos) y Lalín, un pequeño pueblo de la provincia de Pontevedra. ¿Qué es lo que les une? Pues nada menos que la práctica de exorcismos, aunque los gallegos no han llegado a la gran pantalla. Pero sí, según testimonios que se han recogido en los medios, hubo un caso de una adolescente poseída por una fuerza que pudo con los hombres que trataban de reducirla, al estilo del chaval norteamericano, y a la que hubo que realizar un exorcismo. Si la razón de su turbulencia era el demonio o no depende de las creencias de cada persona.
La película fue un éxito mundial y lo que sucede en Lalín no es ningún secreto. En lo alto de esta aldea de poco más de 60 vecinos se encuentra el santuario de O Corpiño, uno de los centros marianos más visitados por los devotos que buscan curación para enfermedades o para el ‘meigallo’, como le dicen en Galicia al mal de ojo.
Allí, primero el párroco Ulloa y después el padre Donsión practicaban exorcismos a personas que parecían necesitarlo. Fue el segundo el que abrió la puerta a la prensa que, aunque no pudo acceder a las sesiones de expulsión del demonio, sí acudió al lugar para intentar descubrir lo que ocurría. Hoy, el actual párroco no quiere hablar sobre el tema aunque sí concedió alguna entrevista años atrás comentando que continúa con la labor de sus antecesores.
Una romería multitudinaria en O Corpiño
Los días 24 y 25 de junio, el santuario de O Corpiño recibe a multitud de feligreses que quieren acercarse a la Virgen que sale en procesión para pedirle sanación. Existen vídeos de los años 70 del siglo pasado en los que se pueden ver a decenas de asistentes al acto viviendo la experiencia con intensidad, con gritos, movimientos espasmódicos y miradas desencajadas. Gestos que se podrían atribuir a los de una posesión demoníaca según lo ha mostrado la cultura popular [aunque el número de personas que lo han visto en directo no sea demasiado alto]. Por supuesto, también podría tratarse de algún problema sanitario o del efecto dominó, claro. De nuevo, es la tenencia o ausencia de fé la que decide la conclusión.
También existen documentos audiovisuales que recogen lo sucedido en ediciones más recientes, en las que ya no hay comportamientos extraños pero se sigue manteniendo la tradición de tocar a la Virgen –y pasar por debajo de ella cuando la están cargando– para pedirle protección y salud.
Según el párroco, que respondió a varias preguntas de EscapadaRural el año pasado, para entender esta romería hay que remontarse a tiempos inmemoriales y conocer algo de la historia del templo. “Todo comenzó en el siglo VIII, con un ermitaño que vivía en el monte llamado Carrio, en cuya falda se ubica hoy el santuario. Este ermitaño tenía gran devoción a la Santísima Virgen María y predicaba mucho sobre ella a las personas que en aquel entonces vivían en estas tierras. La gente lo escuchaba con gran atención y con frecuencia visitaban la cueva en la que vivía”, explica el cura.
“Un día falleció el eremita y los vecinos hallaron su cuerpo incorrupto en su gruta y decidieron edificar una capilla en el mismo lugar donde había vivido y se hallaba su cuerpo”.
Los lugareños empezaron a llamar O Corpiño a la tumba donde estaba enterrado y poco a poco el nombre fue ganando popularidad hasta el punto en el que el pueblo terminó adoptando ese nombre. La iglesia original fue destruída con la conquista musulmana del siglo VIII, pero 400 años después un suceso místico propició que se volviese a levantar un templo en aquel lugar.
Un día de tormenta, unos jóvenes pastores se refugiaron en las ruinas de la iglesia original. Allí, se les apareció la Virgen y les instó a hacer la señal de la cruz para que parase la tormenta, algo que ocurrió cuando cumplieron su petición. Pasaron la noche en aquel lugar acompañados por ‘la Hermosa Señora, envuelta en luz radiante’, como explica textualmente un documento que se conserva en el santuario.
Después de insistir para que se les creyese, la Virgen se le apareció primero a una vecina del pueblo muy devota y después, el día 24 de junio, a todo el pueblo para que no quedase más duda. Tras aquellos sucesos marianos, el pueblo construyó una nueva capilla, de la que tampoco se conserva nada. El santuario actual “comenzó a construirse en el siglo XVI y ya fue ampliado en dos ocasiones por falta de capacidad”.
Antes de la pandemia de la COVID-19, el templo recibía cada día autobuses llenos de devotos y en la romería llegaron a congregarse 12.000 personas. A día de hoy, la afluencia se ha recuperado y los interesados en los milagros pero también en las posesiones demoníacas siguen acudiendo a Lalín movidos por la fé o la curiosidad. Cada cual atiende a sus razones.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
Etiquetas
Si te ha gustado, compártelo