O Fuciño do Porco, el sendero gallego que levanta pasiones
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30.07.2021
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No deja de ser curioso que el paso del tiempo y el cambio de estilo de vida conviertan lo que antes era un trabajo árduo en una atracción turística. Pasó, por ejemplo, con minas de extracción de minerales que con la reconversión industrial cesaron su actividad tradicional y se reciclaron en centros de visita para quienes quieren conocer cómo era la realidad de aquel empleo. Y hace cuatro años, ocurrió con el serpenteante camino que lleva a la baliza marina situada en la punta de O Fuciño do Porco, que antes solo recorrían no sin esfuerzo los responsables de su mantenimiento.
Fue una foto firmada por Teresa Pérez la que levantó el interés de los viajeros. El periódico La Voz de Galicia la publicó el 2 de junio de 2017 acompañando a un texto con información del lugar y dos días después ya se había hecho viral. Desde entonces, la belleza de ese lugar que puede recordar a San Juan de Gaztelugatxe (Vizcaya) ha atraído a miles de visitantes. De hecho, en septiembre de 2019, el alcalde de O Vicedo –el municipio de Lugo al que pertenece– otorgó una placa al visitante número 300.000 (la cifra es aproximada porque no fue posible saber con exactitud cuántas personas han pisado el sendero).
Además de mejorar el acceso al lugar, hace unos meses se instaló una campana que simboliza el hermanamiento entre O Vicedo y Portomarín (localización que recibe cada año a cientos de peregrinos del Camino de Santiago). El aparato, que antes había formado parte de un barco ahora desguazado, estaba enmarcado en una escultura en forma de corazón con la inscripción ‘Liberty bell’ (campana de la libertad, en castellano). En Portomarín hay una similar. Las personas que pasen por cualquiera de los dos lugares y la toquen, hacen la promesa de visitar la otra.
Pero el respeto a veces no existe y el vandalismo se impone: apenas había pasado mes y medio, alguien robó la campana de O Fuciño do Porco y estropeó también la estructura que la cobijaba. En declaraciones a La Voz de Galicia, el alcalde de O Vicedo explicó que: “Os que o fixeron fixérono por facer mal porque non ten sentido ningún. Levaron a campá e levaron a cadea tamén” (los que lo hicieron fue por hacer el mal, porque no tiene ningún sentido. Se llevaron la campana y también la cuerda). A día de hoy aún no ha aparecido.
Por qué recorrer un camino tan sinuoso
Puede que no haya campana, pero aún así no hay motivo (a no ser que se tenga vértigo o temor a los acantilados) para dejar pasar la oportunidad de asomarse a las aguas del Cantábrico desde una posición privilegiada. Debido al boom de visitantes que empezó a recibir este rincón gallego, la Agencia de Turismo se encargó de mejorar la señalización y el acceso al mirador para acoger a los visitantes pero también cuidar del entorno.
A la hora de preparar la excursión hay que tener en cuenta cierta información importante. Por ejemplo, que no se puede meter el coche hasta el mismo inicio del camino, sino que hay que dejarlo en un parking habilitado a unos 20 minutos de distancia. A partir de ese punto, hay que recorrer un camino de acceso de 1,3 kilómetros –en plano y bajo la sombra de los eucaliptos– hasta el comienzo de las pasarelas de madera que conducen hasta la baliza de color verde. El recorrido es sinuoso y algo cansado, pero se puede hacer con niños sin mayor problema.
Asimismo, no se puede permanecer más de 45 minutos en el lugar y en los meses de julio y agosto hay que hacer una reserva previa para acceder. Por supuesto, hay que respetar las señalizaciones y no salirse del camino, sobra decir que es una idea más que peligrosa intentar hacerse el aventurero en un acantilado. Cuidado con los selfies extremos también.
Las mejores vistas de O Fuciño do Porco
Punta Socastro, que es su nombre oficial, recibe el apodo de O Fuciño do Porco por su forma, ya que los marineros que se acercaban a la costa decían que dicho terreno tenía forma de hocico o morro de cerdo. Desde ahí no solo se puede disfrutar de la espectacularidad del Cantábrico, sino que también se otean otros lugares irresistibles de A Mariña Lucense. De entrada, el mirador se sitúa sobre la playa de Pereira y si se mira al este se pueden ver varios sitios de interés como el islote Gaveira en la ría de Viveiro, otra playa llamada Area y otro mirador, el de Monte Faro, que se eleva a 195 metros sobre el mar.
Hacia el oeste se encuentran la playa de San Román y la isla Coelleira. Según arqueólogos que estuvieron trabajando en el yacimiento de Os Moutillós en 2017, situado en O Vicedo, podría ser que los vikingos hubiesen tenido un asentamiento allí y que el islote fuese una de sus referencias de navegación.
Los vecinos de la zona observaron con preocupación el explosivo interés de los turistas por ese saliente de la cosa que, pese a su esplendor, había pasado casi desapercibido hasta el momento. La masificación turística puede tener efectos secundarios muy negativos, como es la degradación de la zona y el impacto en el ecosistema de la presencia humana. Por lo tanto, si se quiere gozar de la experiencia de recorrer ese camino de película lo primero es mostrarle respeto. Lo segundo, desconectar el móvil y disfrutar del momento de encontrarse con O Fuciño do Porco.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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Excelentes paisajes y recomendaciones. Muchas gracias por una información tan valiosa.