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En la zona fronteriza entre Soria y Zaragoza se alza majestuoso el Moncayo, también llamado pico o cerro de San Miguel, el punto más alto del Sistema Ibérico con 2.315 metros de altitud. Y a sus pies, en la vertiente aragonesa, se extiende una reserva natural que abarca más de 11.000 hectáreas y acoge una biodiversidad difícil de encontrar en otros lugares: el Parque Natural del Moncayo.
El otoño es posiblemente la época del año en la que el Moncayo alcanza su mayor esplendor. O al menos ofrece un atractivo especial. Paisajes de cuento de color ocre, marrón y naranja envuelven sus laderas boscosas. Mientras, bajo el manto de hojas caducas que cubre el suelo, crecen los hongos y setas que atraen a los amantes de estos manjares tan apreciados en la alta gastronomía.
Y es que la micología es sin duda uno de los grandes atractivos del otoño en este parque natural. Como el senderismo, por supuesto, o un rico patrimonio cultural, que no le falta. Ni las historias de misterio y brujería que siempre han envuelto en un halo de neblina al entorno de este coloso solitario y enigmático, al que muchos llaman La Montaña Mágica.
Cómo llegar al Parque Natural del Moncayo
Como decíamos, el Parque Natural del Moncayo se ubica en la vertiente aragonesa del pico. El espacio ha estado protegido legalmente desde los años 20 del siglo pasado, cuando se declaró sitio natural de interés nacional para preservar su riqueza natural y darle un impulso turístico. Al principio comprendía una superficie mucho menor que la actual, que se fue ampliando con el tiempo. En 1978 pasó a denominarse Parque Natural de la Dehesa del Moncayo y posteriormente, en 1998, el Gobierno de Aragón le dio su nombre actual.
La reserva comprende un espacio protegido de 11.144 hectáreas, que corresponden a nueve municipios de la provincia de Zaragoza: Añón, Calcena, Litago, Lituénigo, Purujosa, San Martín de la Virgen de Moncayo, Talamantes, Tarazona y Trasmoz. Se puede acceder al parque desde varios puntos tanto de Aragón como de Soria. Dentro de los límites de la zona protegida se distribuyen una veintena de aparcamientos, situados en los principales puntos de interés. A la hora de planificar nuestra visita deberemos tenerlo en cuenta, ya que no está permitido aparcar fuera de ellos.
Los centros de interpretación del Parque Natural del Moncayo
En el territorio del Parque Natural del Moncayo podemos encontrar tres centros de interpretación de la naturaleza dependientes del Gobierno de Aragón. El primero de ellos es el de Agramonte, situado al norte de los límites del parque; en la parte central se halla el centro de interpretación de Añón de Moncayo; y por último, en el acceso sur, encontramos el centro de interpretación de Calcena.
Cualquiera de estos centros de interpretación de la naturaleza son el punto ideal para iniciar nuestra visita al parque natural. Los tres ofrecen información completa y atención personal para planificar la jornada. Además, disponen de programas de sensibilización y actividades educativas dirigidos a grupos escolares y otros colectivos. Desde estas instalaciones parten la mayoría de las rutas senderistas y ciclistas que recorren el parque, en las que nos detendremos más adelante.
Asimismo, en la vertiente soriana, en la localidad de Cuevas de Ágreda, está ubicado el centro de interpretación del Moncayo y del Murciélago, que ofrece información sobre el parque natural y sobre estos animales que viven en la gran cavidad que da nombre al pueblo (la cueva no es visitable). Además de estos centros de interpretación, en el antiguo lavadero del pueblo de Talamantes, en Zaragoza, se ha habilitado un punto de información no atendida.
La biodiversidad, punto fuerte del Parque Natural del Moncayo
Uno de los principales atractivos del Parque Natural del Moncayo es la gran variedad de especies que alberga, tanto vegetales como animales. Esta biodiversidad está propiciada por su ubicación aislada entre el valle del Ebro y la meseta castellana, así como por sus especiales condiciones de orientación. El Moncayo, de esta forma, nos ofrece dos entornos paisajísticos bastante diferenciados.
Por un lado, la húmeda y fría vertiente norte supone un ejemplo perfecto de vegetación estratificada, marcada por las condiciones de altitud y humedad en las que crece cada especie. Así, en su parte más baja dominan los bosques de encina y carrasca, que dan paso progresivamente, según se asciende, a los rebollos y pinos silvestres, a los hayedos y abedulares, a los bosques de pino negro y, por último, a los prados y matorrales. Estos últimos se sitúan en la parte más cercana a la cumbre, que suele permanecer cubierta de nieve durante la mayor parte del año.
Por otro lado, la cara sur del Moncayo nos ofrece un paisaje diferente, marcado por la dominancia de un suelo calizo que se ha ido erosionando y moldeando a lo largo de los siglos, dando lugar a un terreno repleto de barrancos, terrazas, cerros, peñas, muelas, simas y cuevas. En esta vertiente coexisten los humedales y el paisaje estepario. Entre las especies vegetales destacan los encinares y las zonas de matorral, que incluyen el romero, el tomillo o la aliaga, salpicadas de arces, quejigos o endrinos. En las zonas más elevadas, podemos encontrar sabinas, pinos rodenos y extensos prados con cojines de monja.
Esta diversidad medioambiental propicia asimismo la presencia de una gran variedad de especies animales. Destacan en primer lugar las aves, con más de un centenar de especies catalogadas, entre las que se cuentan el águila real, el buitre leonado o el azor. El parque está declarado Zona de Especial Protección para la Aves (ZEPA) También abundan los zorros, los jabalíes, los corzos o las garduñas, además de las ardillas, que se han observado recientemente. Tanto en las cuevas de la zona como en los bosques habitan diferentes especies de murciélagos. Y por último, los anfibios y los reptiles también están muy presentes, como el tritón jaspeado o la víbora hocicuda, por ejemplo.
El Parque Natural del Moncayo, un paraíso para los seteros
El otoño es temporada alta en las faldas del Moncayo, ya que a la riqueza de flora y fauna que hemos descrito anteriormente, hay que añadir las setas. El Moncayo es un paraíso para los amantes de la micología. En el parque natural abunda una gran variedad de hongos que atrae cada vez en mayor número a los cazadores de setas. Por eso, como en muchos otros lugares y con el objetivo de preservar este valioso recurso natural, su recogida es una actividad regulada y limitada en el Moncayo y su entorno.
Aquí podemos recolectar algunas de las especies de hongos más apreciadas por su valor gastronómico, como los boletus edulis o los boletus aureus, presentes en los bosques caducifolios. Otras de las más buscadas son los rebollones o las setas de cardo, muy consumidas en la zona. Por supuesto, también están presentes las setas venenosas, como la famosa amanita muscaria, la vistosa y peligrosa seta de los enanitos. Se han identificado más de 700 especies de setas y hongos en el Moncayo, incluidas algunas especies endémicas.
Si queremos practicar esta actividad y no tenemos conocimientos de micología, en la localidad de San Martín de la Virgen del Moncayo existe un Centro Micológico que nos puede ayudar. La asociación dispone de un espacio de interpretación y asesoramiento que abre los fines de semana y los festivos. Entre otras actividades, cada otoño organizan unas interesantes jornadas micológicas que incluyen talleres, cursos, mercadillos y, por supuesto, salidas al monte.
Las rutas senderistas y ciclistas del Parque Natural del Moncayo
El Parque Natural del Moncayo está recorrido por una red de ocho rutas senderistas y cinco rutas ciclistas. Estos itinerarios ofrecen distintos grados de dificultad y extensión, para que cualquier senderista, sea cual sea su nivel, pueda descubrir a pie el entorno natural del monte.
Las rutas del Parque Natural del Moncayo:
- Itinerario a los restos del reino glaciar – Cumbre del Moncayo (AG1)
- Itinerario botánico – Agramonte-Fuente de la Teja (AG2)
- Usos tradicionales – Valle del Huecha (Añón) (AG3)
- Subida a la ermita de san Cristóbal (AG4)
- El hayedo de Peña Roya (S1)
- Barranco del Apio (S2)
- Barranco de Purujosa (S3)
- Barrancos de Talamantes (S4)
- Rutas BTT
Entre las rutas senderistas que recorren el Parque Natural del Moncayo, la más popular es la que nos dirige a la cumbre de la montaña, a 2.315 metros de altitud. Es el denominado como ‘Itinerario a los restos del reino glaciar – Cumbre del Moncayo’. La ruta tiene distintas variantes, siendo la más frecuente la que parte del santuario de Nuestra Señora del Moncayo, que además es uno de los puntos de interés del parque desde el punto de vista cultural y dispone de un restaurante donde reponer fuerzas.
Hay que tener en cuenta que es una ruta de alta montaña, con un recorrido en ascenso y exigente, para personas con una buena preparación física o acostumbradas al senderismo. Deberemos equiparnos adecuadamente y consultar los partes meteorológicos antes de iniciarla. Es frecuente la formación repentina de nieblas o, en invierno, de fuertes ventiscas, además de la presencia de hielo y nieve en cotas altas. En esta época del año, es imprescindible el uso de piolet y crampones para poder llegar hasta la cima.
En el dominio del parque natural podemos encontrar además dos áreas recreativas, con instalaciones donde podremos pasar el día de forma cómoda en contacto con la naturaleza; cinco miradores con vistas panorámicas, situados en distintos puntos de la reserva, y cuatro refugios no guardados, todos ellos con chimenea y espacio a cubierto donde resguardarse si es necesario.
Los atractivos culturales del entorno del Parque Natural del Moncayo
En el entorno próximo del Parque Natural del Moncayo podemos encontrar diversos atractivos turísticos, que resultan muy interesantes desde el punto de vista cultural.
En primer lugar hay que destacar Tarazona. Se trata de una ciudad monumental y con mucha historia, que podremos descubrir fácilmente paseando por su judería o por su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico. El poeta Gustavo Adolfo Bécquer definió a Tarazona como ‘la pequeña Toledo aragonesa’. Entre su rico patrimonio arquitectónico destaca por encima de todo su catedral. También es digna de visitar su plaza de toros antigua, una curiosa construcción de forma octogonal del siglo XVIII.
Asimismo, Tarazona es famosa gracias al Cipotegato, una tradición que se celebra cada agosto para dar inicio a las fiestas patronales de la localidad. En esta fiesta, los turiasonenses lanzan tomates a un extraño personaje vestido de arlequín, encarnado por un joven de Tarazona cuya identidad permanece en secreto hasta que finaliza el evento.
Otro punto de interés muy resaltable del entorno del Parque Natural del Moncayo es el monasterio de Veruela. Este precioso monasterio cisterciense, declarado Bien de Interés Cultural, data del siglo XII y reúne diversos estilos arquitectónicos como el románico, el gótico o el barroco. Fue uno de los primeros lugares de España donde se estableció esta orden religiosa. Desde allí, además, hay una carretera que lleva directamente al santuario de la Virgen del Moncayo, uno de los puntos neurálgicos de la reserva natural.
Si deseamos completar nuestra experiencia de una forma un tanto fuera de lo usual, en el entorno del Parque Natural del Moncayo podemos encontrar no uno, sino tres castillos en los que se puede pasar la noche. En primer lugar, tenemos el castillo de Grisel y el castillo de Bulbuente, propiedad en ambos casos del escritor Luis Zueco. Además, también podemos alojarnos en el castillo de Añón, otro lugar donde vivir la experiencia de sentirse como en el medievo.
El Moncayo, tierra de magia, misterio, leyendas y brujería
El Moncayo ha estado rodeado siempre de magia, misterio y leyendas. No obstante, muchos se refieren a él como ‘La Montaña Mágica’. Los primeros mitos hablan del origen del monte, como la leyenda de los tres hermanos envidiosos a los que su padre condenó a una maldición eterna convirtiéndolos en tres montañas aisladas (Moncayo, Ocejón y Alto Rey), de tal forma que pudieran verse pero no hablarse. Según esta leyenda, el Moncayo correspondería al hermano mayor. Otra leyenda señala que el Moncayo es la tumba del gigante Caco, asesinado por Hércules según la mitología clásica.
El epicentro de la brujería y el misterio en el entorno del Parque Natural del Moncayo se sitúa en Trasmoz, el pueblo aragonés de las brujas. Con menos de 100 habitantes, Trasmoz es el único pueblo de España declarado maldito y excomulgado por la Iglesia. Pero lejos de lamentarse, en los últimos años ha decidido aprovechar esta declaración para diferenciarse como uno de los destinos preferidos por los amantes de la brujería y del misterio. Ideal para pasar la noche de Halloween, vamos. Trasmoz organiza cada año una popular Feria de Brujería. El pueblo, además, acoge un Museo de la Brujería, situado en el interior de su castillo.
Otro punto que despierta el interés de los amantes del misterio y de lo paranormal es el antiguo Sanatorio Antituberculosos de Agramonte. Actualmente el edificio se encuentra en estado ruinoso, pero sigue atrayendo a muchos curiosos que, tras su visita, aseguran haber vivido experiencias paranormales. El lugar ha aparecido a lo largo de los años en numerosos espacios de divulgación esotérica, como el programa Cuarto Milenio del famoso periodista Iker Jiménez. Desde luego, repelús da.
Nos detenemos por último en otro lugar del Parque Natural del Moncayo donde se produce un curioso fenómeno que ha atraído la atención de propios y extraños. Hablamos de la Cuesta mágica del Moncayo, un tramo de carretera donde las leyes de la física parecen no tener vigencia y los coches suben solos cuesta arriba en un inquietante efecto óptico. Se localiza en la carretera entre San Martín del Moncayo y Vozmediano, al norte del parque natural. Quienes han contemplado el fenómeno, no se ponen de acuerdo para darle una explicación. ¿Te atreves tú?
Miguel Perez
Me encanta el fútbol, leer, viajar, descubrir nuevos destinos y contártelos
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