Para el colectivo de amantes de ‘lo medieval’ –que no es precisamente pequeño–, la provincia de Girona es como la tierra prometida. En el mapa de la zona se pueden marcar un buen número de pueblos que visitar para admirar los restos de esa época de caballeros con armadura, princesas poderosas y, según algunas leyendas, dragones a los que combatir. Puede que el más conocido de todos sea Besalú y aunque su encanto es indiscutible, no es el único ni mucho menos.
Una de las villas más apreciadas es Peratallada, que se encuentra a menos de dos horas de Barcelona, en el Baix Empordà, aunque al entrar por su primera calle parece que se ha atravesado una puerta espacio-temporal. El lugar está tan bien conservado que casi aparenta ser el decorado de una película de época. De hecho está considerado Conjunto Histórico-Artístico por el sorprendente buen estado en el que se mantiene.
En temporada alta o los fines de semana puede haber algo de aglomeración de personas paseando por sus calles, pero su distribución permite moverse sin demasiados agobios. Además, cerca del acceso al pueblo hay un gran parking en el que dejar el coche y librarse de bocinas, atascos y demás incordios del tráfico (de ninguna manera un vehículo puede transitar por ese mundo medieval).
Qué ver en Peratallada
Hay que señalar que no se tarda demasiado en recorrerlo, pero lo interesante es pasear con calma bajo sus arcos, apreciando las paredes de piedra de sus casas y dejándose llevar por su espíritu. Entre los puntos de interés del pueblo destacan sus referencias históricas como la iglesia románica y el castillo.
La construcción religiosa data del siglo XII, aunque se le fueron añadiendo detalles en los siglos posteriores XVI y XVII, como las capillas laterales. Está consagrada a San Esteban, considerado el primer mártir del cristianismo y cuyo día tiene especial importancia en Cataluña. El 26 de diciembre se realiza una celebración similar a la comida de Navidad, en la que los platos principales suelen ser caldo de galets, escudella amb carn d’olla, canelones y neules, entre otros manjares. El responsable de que esta costumbre sea propia solo de esta comunidad y no de todo el Estado es nada menos que Carlomagno.
Según explica Amadeu Carbó en su libro Celebrem el Nadal, el imperio regido por el mencionado personaje histórico dependía del obispado de Narbona, mientras que la península ibérica dominada por los godos dependía del obispado de Toledo. Las estructuras de un imperio y de otro eran muy diferentes: en el carolingio, las familias eran muy numerosas por lo que cuando había alguna celebración, tenían que desplazarse a la casa solariega.
“Este es el caso de la Navidad, la fiesta más importante del calendario religioso, y que reunía a toda la familia en torno al hogar. Y como en la Edad Media los desplazamientos solían ser largos, con oscuridad intensa y medios precarios, la gente necesitaba tiempo para volver a casa al día siguiente. Por lo tanto, inicialmente el día de San Esteban era una jornada en la que no se trabajaba, que no es exactamente igual que hacer fiesta. Ya lo explica exactamente el refranero: ‘Por Navidad, cada oveja en su corral / por San Esteban, cada uno en su casa’”, expone la web oficial del ayuntamiento de Barcelona.
En la iglesia, dentro de un sepulcro de estilo gótico, se encuentran los restos del señor feudal Gilabert de Cruïlles, que falleció el 11 de julio del año 1348. Además de este detalle y su estructura arquitectónica, también resulta curioso el dato de que la levantaron fuera de la muralla que protegía la villa. La construcción solo se puede admirar desde el exterior ya que su interior está cerrado al público.
El otro monumento representativo de Peratallada es su castillo-palacio, cuya fecha de construcción es 1065, aunque algunos elementos dejan entrever que posiblemente en ese espacio había una fortaleza anterior. Se edificó sobre una roca natural elevada que después se cortó para que fuese vertical. De ahí el nombre de la localidad, que derivado del latín significa literalmente ‘Piedra cortada’. Su torre del homenaje llega aproximadamente a los ocho metros de altura y en él se detectan dos sectores diferenciados tanto por su estructura como por el uso que les dio: el palacio y el núcleo fortificado. Los actuales propietarios son los condes de Torroella de Montgrí, que lo reformaron en los años 60 del siglo pasado.
Además, hay dos plazas muy atractivas: la del castillo –que como su propio nombre indica se encuentra frente a la edificación– y la de Les Voltes, rodeada de arcos. Todas las fachadas de las casas se encuentran en un perfecto estado, dispuestas a recibir a los visitantes en cualquier momento para que las admiren.
El primer fin de semana de octubre se suele celebrar la Feria Medieval de Peratallada, en la que hay puestos de artesanía, representaciones teatrales, cuentacuentos y demostraciones de cómo eran los oficios tradicionales. En primavera tiene lugar otro evento importante, la Fira de les Herbes de Peratallada, dedicada a las hierbas medicinales. Se organizan talleres para dar a conocer remedios tradicionales y un mercado en el que se pueden adquirir, por supuesto hierbas pero también productos elaborados con ellas como cosmética, ungüentos o licores, entre otras cosas. Dos fechas en las que disfrutar aún con más intensidad del espíritu medieval de la villa.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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Lugar magnifico. Animo a todo el que la este artículo visitarlo. Eso sí también recomiendo que a la hora de elegir restaurante no reservéis en El Pati. Un lugar encantador con un trato pésimo.
Te «estafán» con el aparcamiento. Tal pareciera que al Ayuntamiento se le hubiera ocurrido cobrar por visitar el pueblo haciéndote pagar encubiertamente, una entrada de 10 euros. El parking es de pago, nosotros no fuimos capaces de entender cómo funcionaba la máquina y cuando acordamos teníamos un tiquet de la primera media hora gratis. Allí por supuesto la gente al cargo missing. Y cuando volvimos eso sí, parece que los encargados estuvieron atentos, y teníamos una multa que para anularla tenías que pagar 10 euros. Me pareció una tomadura de pelo. El pueblo es pequeño y bonito. Muy turistico