En eso del viajar cuenta tanto la intensidad como el lugar: “si puedes, sin angustia y sin prisa y los pasos que das, en ese camino duro del futuro, darlos en libertad, mientras no alcances no descanses, de ningún fruto quieras sólo la mitad”. Es la frase del escritor Miguel Torga, seudónimo de Adolfo Correia da Rocha, que se puede leer en un cartel de color azul deslavado que hay colgado en el muro de una de las casas de la aldea de Piódão.
Sin duda, es buen consejo a tener en cuenta al acercarnos al Área de Paisaje Protegido de la Sierra de Açor donde se encuentra esta bella aldea que desprende como pocas la magia del centro de Portugal. Exuberante y frondosa vegetación (no a salvo, desgraciadamente, de los incendios forestales) y el constante murmullo del correr del agua, son elementos de este paisaje.
Se llega a Piódão, aldea clasificada como «Propiedad de Interés Público», curva a curva, adentrándonos en Arganil, en el distrito de Coimbra. No cabe queja, pues hasta los años setenta del siglo pasado a estos lugares sólo se llegaba en carro y en burro. Se sigue la carretera hasta que en un momento, aparece la aldea del color del granito frente nuestro, escalonada sobre un verde valle con terrazas, casi como un genial escenario para una fantasía tipo Juego de Tronos.
Piódão se integra perfectamente con el medio natural en el que se encuentra, con esa sabiduría que sólo da el conocimiento del entorno que tienen a los que les ha tocado vivir en la Sierra de Açor. Son sus casas desde su fundación en 1521 de piedra esquito y tejado de pizarra, llegándose a confundir en color con el suelo de las calles y las escaleras que salvan los desniveles de esta aldea en altura. Tal vez, para resaltar algo, los vecinos decidieron pintar las puertas y maderas de color azul Majorelle.
¿Qué ver en Piódão?
Para algunos parecerá poca cosa. Y sin duda, se equivocan. Como decían los versos de Miguel Torga con los que comenzábamos este paseo, “de ningún fruto quieras sólo la mitad”. Así que vayamos a por el sorprendente fruto que es Piódão.
Entre tanto color gris, la blancura de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción aparece como un destello elevada sobre la amplia escalinata. Fue construida en la segunda mitad del siglo XVIII; pero corrían años más modernos cuando la fachada comenzó a amenazar ruina, por lo que fue rehabilitada con aportaciones populares de la gente de la comarca. De esa intervención surgieron los cuatro contrafuertes cilíndricos que le dan cierta imagen de castillo encantado.
A un paso de la iglesia, está la oficina de turismo, donde recabar toda la información necesaria y datos sobre artesanías del lugar. También está el museo etnográfico de Piódão, en el que valdrá la pena detenerse para conocer un poco mejor la intimidad de un hogar de la aldea.
Ascenderemos por sus callejuelas empinadas y estrechas por las que acostumbra a correr un hilo de agua hasta llegar a la Capilla de San Pedro. Más arriba todavía, dejando atrás a lugareños que tal vez salgan a la puerta para vernos pasar, se encuentra la era comunitaria, muy común en épocas pasadas de aislamiento en las que, más que nunca, la unión hacía la fuerza. A nuestro paso, tendremos la oportunidad de ver las pequeñas cruces sobre las puertas que colocaban los vecinos a modo de protección.
Tanto caminar arriba y abajo seguro que nos dará el hambre suficiente como para atacar un típico plato de chanfana, una estupenda carne de cordero del lugar con verduras que bien merecería un monumento. Encontraremos un buen lugar para su degustación en el restaurante O Fontinha.
Más planes en Piódão
- Un puente de piedra cubierta de musgo nos lleva hasta la famosa playa fluvial de Piódao, donde, si es verano, nos aguarda un refrescante baño rodeados de una exuberante vegetación boscosa. En los márgenes empedrados hay zonas de descanso y de picnic para pasar un día de baño divertido.
- Para los amantes del buen caminar, hay diferentes rutas que pasan por aquí y que nos llevarán a conocer algunas de las 12 aldeas históricas que hay en la zona.
- A poco más de una hora de caminata a través de bosques castaños y acebos, está Foz d’Égua compitiendo en belleza con Piódão.
- Ya en coche, la Serra da Estrela, la cadena más grande de Portugal continental, nos aguarda a una hora de trayecto.
José Alejandro Adamuz
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es un pueblo hermoso, y a mi y mi familia nos gusta mucho las casas rurales y los contornos con vegetacion y sin trafico
Me ha gustado mucho la información sobre este sitio. Tengo pendiente ir a Portugal y me parece u lugar al que hay que ir. Gracias
El lloc realment sembla magnífic i, si és tan a prop, recomano una passejada per la Serra da Estrela, un paisatge únic que et transporta, si tens la sort d’ensopegar una mica de boira, a un lloc fora del temps.