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El otoño es un buen momento para vivir aventuras en Navarra. Todavía no hace mucho frío y la naturaleza brilla de una forma especial, con una variedad de ocres que le dan un toque mágico al entorno y, por si fuera poco, hablamos de una comunidad autónoma caracterizada por la hospitalidad de sus gentes, por sus paisajes de ensueño, por unos alojamientos de calidad y por una gastronomía muy afamada.
¡Por algo Navarra es la comunidad autónoma con mayor calidad de vida! Y no lo decimos nosotros, sino el último estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE), publicado hace escasos días. Y si te gusta sentir la adrenalina en todas tus escapadas, aquí te esperan tantas emociones como desees. Te dejamos algunas ideas para este otoño.
Ruta junto a las aguas turquesas del Nacedero del Urederra
No es casual que esta Reserva Natural se llame “Urederra”. Esta palabra en euskera significa, literalmente, “aguas hermosas”. Un nombre completamente transparente de lo que verás: impresionantes aguas turquesas difíciles de describir con palabras. Para conocerlas, solo podrás hacerlo caminando por un sendero de acceso limitado a 500 personas al día, ya que su ecosistema es extremadamente frágil. Es gratis (lo que se paga es el aparcamiento), pero hay que reservar.
La ruta sale del pueblecito de Baquedano, en el Valle de Améscoa, y son 6,2 kilómetros entre ida y vuelta con 90 metros de desnivel. Es sencillo y apto para todos los públicos y te ocupará entre 2 y 3 horas, no tanto por la distancia en sí, sino por las paradas que harás, seguro, para dejarte maravillar por esta joya de la naturaleza de pozas y pequeñas cascadas entre hayas, olmos, robles, arces y fresnos que lucen con una magia especial en otoño.
Un paseo por los Embalses de Leurtza
Para esa mañana en la que queremos tomarnos un descanso y dar un paseo corto y agradable sin complicaciones y en un entorno idílico recomendamos visitar los Embalses de Leurtza. Están en el término municipal de Urroz, a 59 kilómetros al este de Pamplona, y cuentan con un área natural recreativa con dos senderos señalizados.
Uno es de 3,5 kilómetros y el otro son 9 kilómetros que rodean estas aguas rodeadas por bosques atlánticos.
Conocer la mágica Sierra de Aralar
La Sierra de Aralar es la “muga” (la frontera) natural entre los territorios históricos de Navarra y Gipuzkoa. Un impresionante macizo kárstico que está repleto de leyendas y de paisajes singulares, con multitud de simas, prados verdes y hayedos impresionantes, así como dólmenes y bonitos pueblos con mucho encanto como Mugiro, Iribas o Arbizu.
En la vertiente navarra uno de los enclaves más bonitos es el Santuario de San Miguel de Aralar, a 1.200 metros de altitud, que es un precioso mirador y cuenta con un restaurante en el que podremos tomar unos pintxos típicos, tortilla o chorizo cocido, raciones o menú casero.
Una buena forma de explorar Aralar es hacerlo con alguna de las rutas temáticas que se ofrecen con guía: senderismo por el hayedo y karst de Aralar, de 9 kilómetros y 300 metros de desnivel; la ruta de los dólmenes, con itinerario adaptable; o ascender a las cumbres de Aralar, con unos 650 metros de desnivel.
Las Bardenas Reales pedaleando
El Parque Natural de las Bardenas es un paisaje peculiar que contrasta con los vistos anteriormente: es semidesértico y con unos suelos de arcillas, yesos y areniscas donde la erosión les ha dejado unas formas caprichosas y sorprendentes. Una buena forma de explorar los rincones de este espacio declarado también Reserva de la Biosfera es en bicicleta, de la mano del Club Navarra en Bici, formado por empresas navarras de la zona gestionadas por apasionados de los pedales.
La Compañía de Guías de las Bardenas ofrece rutas guiadas en bicicletas eléctricas; en Chiquibike Renting podréis alquilar bicicletas de BTT convencionales o eléctricas para hacer una ruta a vuestro aire o contar con las explicaciones de un guía; en Destino Navarra proponen rutas completas de medio día por este espacio natural, complementadas con una comida y una visita cultural. Aquí podéis consultar todas las rutas que hay para pedales, en función del tipo de bicicleta y de vía que preferís.
Navarra con alforjas
Si sois de los que os gusta viajar a la velocidad a la que os deja una bicicleta cargada con alforjas, tenéis la posibilidad de hacer una ruta de varios días con uno de los paquetes “todo incluido” de las agencias del mencionado Club Navarra en Bici: incluye el recorrido con guía, alojamiento, restauración y traslados.
Hay tres empresas: Xaraka propone viajes de 2, 3 y 4 días por el Baztan-Bidasoa y escapadas de cicloturismo y gravel, además de viajes personalizados; Pedales del Mundo os invita a conocer el “País del Bidasoa” en una ruta de tres etapas, 190 kilómetros y 5.200 metros de desnivel, para los que buscan caña; y Pirineos Punto Bike ofrece aventuras de altura como la Transpirenaica en bici o atravesar pedaleando la Selva de Irati.
Parques de aventura para toda la familia
Otra propuesta que gustará al viajero más movido son los parques de aventura de Navarra. Destacamos dos para los que buscan emociones fuertes: Irrisarri Land, en Igantzi, un resort con rutas temáticas, arborismo, un puente tibetano, tirolinas, péndulo, laser tag y un circuito de pump track, entre otras actividades. Sin salir del complejo, hay albergue, hotel y dos restaurantes, uno más informal y otro con cocina de autor.
El Baztan Abentura Park es nuestra segunda recomendación, con tirolinas gigantes, un cañón en pleno espacio natural con toboganes y pozas, una vía ferrata para avanzar por la roca y un mega péndulo con una caída de 142 metros.
Navarra desde el aire: vuelos en biplaza y parapente
La belleza y diversidad paisajística de Navarra es apreciable desde la tierra… y desde el cielo. Dos planes para surcar los cielos navarros cual pájaro alado: en vuelo biplaza en paramotor, en Olagüe, con Bizifly, o en vuelo en parapente –libre y en paramotor- que se alza sobre el Embalse de Alloz, con la Escuela Navarra de Parapente.
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Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Colaboradora en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. En mi mochila nunca falta saco ni esterilla. Ah, también soy un intento de baserritarra.
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