Escoltado por montañas sublimes, el Vall d´Arán guarda celoso toda la esencia del Pirineo catalán. Un paisaje alpino que es escenario de la estación de esquí Baqueira Beret, la más grande de España. Es precisamente su vinculación a ella la que ha ubicado al valle en el mapa del turismo internacional. Ahora bien, no es necesario viajar con botas, guantes y anorak para disfrutar al máximo: pueblos encantadores con sus tejados de pizarra e iglesias de estilo románico, sorpresas gastronómicas, tratamientos de relax o caminatas para entrar en contacto con la naturaleza son solo algunos de los planes estrella del Vall d´Arán fuera de las pistas de esquí.
Uas cuantas bellezas románicas
Ir al Vall d´Arán y no hacer un recorrido por sus iglesias románicas es como ir a París y no visitar la Torre Eiffel. Las iglesias Sant Miquèu de Vielha y Santa Maria de Les Tredòs son auténticos emblemas. Pero hay muchas más sorpresas arquitectónicas.
Ubicada en el centro histórico, la iglesia de Santa María de Arties es uno de los estandartes más bellos de la arquitectura del valle. Aunque de románico sólo mantiene su nave, es la combinación de estilos diversos, que van del S. XII al XVIII, la que le dota de atractivo visual. Mientras, en Salardú se encuentra el templo románico de mayor tamaño de todo el Val d´Arán. En él destaca a primera vista su torre octogonal, pero si se da un paso al interior, sorprenderán los frescos y la escultura de un Cristo de madera de su interior: una verdadera joya artística que no hay que perderse.
Un queso de altura
En una geografía donde el 30% del territorio está por encima de los 2.000 m de altitud, conducir nuestro propio vehículo es lo más parecido a volar. Con apenas medio centenar de habitantes, Tarrau de Bagergue se encuentra a 1.419 metros y eso lo convierte en el pueblo más alto del Vall d´Arán. Ese es el lugar donde se elabora el que es sin duda uno de los productos gastronómicos estrella de este viaje entre las montañas míticas del Pirineo. En Hormatgeria Tarrau se hacen laureados quesos araneses tradicionales, hechos con leche recién ordeñada de vacas criadas en libertad.
La familia que está detrás de estos quesos es de toda la vida del valle. Ya su abuela Genoveva elaboraba quesos que luego vendía entre los vecinos de los alrededores. Siguen igual, solo que han introducido algunas mejoras tecnológicas para cumplir con todos los requisitos necesarios para su comercialización. Sólo elaboran cuatro tipos de queso tradicionales de pasta dura y luego alguna novedad, como un queso muy cremoso tipo brie, elaborado con una crema de huevas de caviar, en lo que es una alianza gastronómica de altura junto a Caviar Nacarii, en Les.
Vistas a una de las montañas más emblemáticas del valle
Una mole granítica se eleva compacta con su cima en forma de sierra, es el Montardo (2.833 m), una de las montañas más emblemáticas del valle tanto por vistosidad como por su ubicación cerca de Arties, la población que es una de las puertas del popular Parque Nacional de Aigüestortes.
Su caserío, coronado de pizarra negra, con los campanarios de Santa María y Sant Joan apuntando al cielo y la mole granítica del Montardo al fondo, hacen de Arties una postal bellísima del perfecto pueblo de montaña. Desde allí, comienza la ruta de aproximación a la base del Montardo, donde se encuentra el célebre refugio de la Restanca. Junto a su lago es uno de los parajes más bellos del valle.
Caminata familiar
Familia que camina unida, permanece unida… O algo así dice el refrán. Sea como sea, el camino de Artiga de Lin es una de esas caminatas sencillas y agradables de hacer en familia. Se trata de una ruta circular muy popular porque concentra la esencia del valle sin pedir a cambio grandes requisitos físicos.
Encontrarse de primeras con la fastuosa cascada conocida como Es Uelhs deth Joeu (Los Ojos del Diablo o de Júpiter) puede llevar a pensar que ya no habrá mucho más atractivo en la ruta. Todo lo contrario, al llegar a lo más alto del sendero, se encuentra el paisaje rotundo de un valle rodeado de montañas espectaculares, un prado conocido como Artiga de Lin. Si es invierno, en el refugio se puede tomar un café con leche mientras se contempla el barranco nevado. Más allá de la vista, Aragón y los glaciares, como el Aneto. Éste último es, precisamente, el que alimenta la cascada vista en el inicio de la ruta.
Una tarde de spa
Tanto si se ha caminado o se ha esquiado mucho, como si no, las aguas termales del valle proporcionan uno de los planes más placenteros de la jornada. Ya los romanos conocían el secreto, tal como lo demuestran algunos hallazgos arqueológicos de altares votivos y otros objetos propios, de los manantiales termales de esta zona.
Uno de los recintos clásicos de aguas terapéuticas del valle son las Termas Baronía de Les, a muy pocos kilómetros de Las Bordas. Se ubica en el lado derecho de la orilla del río Garona y es el último pueblo de la provincia antes de entrar en Francia. Sus aguas sulfurosas, lo que les da un peculiar olor, emergen cerca del establecimiento a más de 30º de temperatura y no solo sirven para los baños, sino que últimamente también hacen cervezas artesanales. Es todo un lujo salir por la trampilla de la piscina principal al exterior y disfrutar del agua caliente cuando comienza a nevar en invierno.
Saboreando el valle
A la hora de comer, el viaje coincide con uno de los mejores lugares para probar algunos productos fundamentales del valle. El cocinero Marcos Pedarròs y su esposa, Nuria Martínez, llevan tiempo ofreciendo productos singulares de calidad en Er Occitan, en Bossòst. Sus menús degustación son toda una experiencia, capaz de hacer que vuelvas a casa con el mejor sabor de boca posible.
La combinación de gastronomía occitana con toques contemporáneos es un festival de sorpresas. Por ejemplo, un canapé de bombón de foie, kikos y hoisin, entre los principales, o la versión deconstruida de olla aranesa en forma de gyoza japonesa. Si se prefiere algo menos desmelenado, entre los principales, imprescindible el arroz como se hacía siempre en casa, con calamares en conserva, salchicha y castañuela.
José Alejandro Adamuz
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