En marzo de 2020, días antes de que España fuera confinada por culpa de la Covid-19, Julio Llamazares lo vio claro. Si tenía que pasar de la mejor forma posible aquellos tiempos inciertos, el mejor lugar posible era Extremadura. Y allí que se fue y vivió el esplendor primaveral.
De aquella experiencia surgió el libro Primavera extremeña. Apuntes del natural (Alfaguara), toda una oda a los placeres naturales de Extremadura, a sus días largos y soleados, a las noches aún frescas, a los olores de la campiña y de los viñedos, a la explosión de vida de los campos. Un territorio que lo tiene todo para disfrutar de la vida, pero también del patrimonio cultural, de yacimientos arqueológicos, de pueblos con castillo y sin castillo y de placeres hedonistas en balnearios y restaurantes. Extremadura lo tiene todo para vivir.
Sumergirse en la naturaleza
Quienes lleguen buscando aire libre encontrarán en Extremadura su paraíso verde con más de una cincuentena de espacios protegidos (cuatro de ellos con reconocimiento de la Unesco: Reservas de la Biosfera de Monfragüe, Tajo Internacional y La Siberia y el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara.
Ahí está el Parque Nacional de Monfragüe como la estrella de la corona medioambiental, la más extensa y mejor conservada extensión de monte mediterráneo a nivel mundial. Ubicado en el triángulo que forman las ciudades de Plasencia, Trujillo y Navalmoral de la Mata y con el río Tajo como eje vertebrador, el del parque es un paisaje típicamente ibérico que hace posible la existencia de una gran variedad de fauna y flora.
Además, en Extremadura hay muchos otros espacios naturales protegidos que vale la pena visitar. Algunos muy cerca de los principales núcleos urbanos, como los paisajes de granito cuarteado de Los Barruecos, a solo 14 km al oeste de la ciudad de Cáceres.
¡A caminar!
Una de las mejores formas de hacerse con el maravilloso entorno natural es lanzarse a caminar. En el territorio, hay toda una galaxia de caminos y sendas como para tener ocupados a los senderistas más acérrimos. Y entre todas esas opciones casi infinitas, están los Caminos Naturales Vías Verdes de Extremadura que pasan por algunos de los enclaves naturales más representativos de la región.
Estas antiguas vías ferroviarias adaptadas para ser recorridas a pie o en bicicleta son un plan primaveral estupendo. En total hay cuatro que suman unos 130 km. Lo único que hay que tener en cuenta es que son rutas unidireccionales, por lo que siempre hay que tener planeada la logística del retorno.
A través de la frontera entre las dos provincias extremeñas, entre las localidades de Logrosán en Cáceres, y Villanueva de la Serena en Badajoz, serpentea el Camino Natural Vía Verde Vegas del Guadiana (56 km de longitud). El Camino Natural Vía Verde de Monfragüe transcurre por el municipio cacereño de Malpartida de Plasencia.
En el extremo norte de la provincia de Cáceres también está el último sector del Camino Natural Vía Verde de La Plata, que sigue las huellas del antiguo tren que iba de Astorga a Plasencia. Finalmente, hacia el sur de la provincia de Badajoz, cerca de Fuente del Arco, está el Camino Natural Vía Verde de La Jayona, una opción ideal para familias con niños y niñas más pequeños.
No sin mis prismáticos
Extremadura es un auténtico paraíso emplumado, el hogar de aves únicas y en peligro de extinción, con hasta 358 especies registradas. De hecho, el 74% de la superficie de Extremadura está incluida en el inventario de Áreas Importantes para las Aves de España. La primavera es, sin duda, uno de los mejores momentos del año para el turismo ornitológico. Por ejemplo, en el Parque Nacional de Monfragüe se puede disfrutar del vuelo de sus tres principales iconos: los buitres negros, las águilas imperiales y las cigüeñas negras.
El Tajo Internacional, Sierra de San Pedro, Cornalvo, los Llanos de Cáceres y Trujillo, Canchos de Ramiro, La Siberia, La Serena, Moheda Alta y embalses como Arrocampo, Alange o Los Canchales son otros de los muchos enclaves más deseados por los aficionados a la observación de aves. Pero no queda ahí la cosa, Extremadura es de las pocas regiones europeas que han declarado Zonas de Especial Protección para las Aves dentro de núcleos urbanos, contando en la actualidad con una veintena.
Así es como en Cáceres, unas 200 parejas de cernícalo primilla revolotean por el conjunto monumental de la ciudad durante la primavera. De hecho, un buen momento para hacerlo es el mes de mayo, durante la celebración del Festival de las Aves Ciudad de Cáceres (13-15 de mayo), organizado por la Dirección General de Turismo.
Espectáculo nocturno
Nada mejor para conciliar el sueño que contar estrellas. Y en Extremadura hay muchas… El territorio puede presumir de tener uno de los cielos más oscuros de Europa continental. La ausencia de contaminación lumínica, una mayoría de días despejados (un 74% de noches despejadas al año) y la existencia de localizaciones espectaculares, hace de Extremadura un destino ideal para contemplar estrellas.
El primer certificado que la Fundación Starlight otorgó en la comunidad fue para la Reserva de la Biosfera de Monfragüe, en 2017. Posteriormente, en 2018, llegó una segunda certificación que engloba a varios municipios situados en el entorno del Lago de Alqueva. La última en ser distinguida con este importante sello ha sido la comarca de Las Hurdes.
Más allá de los ‘lugares Starlight’, es fácil encontrar por toda la geografía extremeña otros diferentes enclaves para disfrutar del espectáculo nocturno. Además, existe una importante infraestructura de alojamientos y guías especializados para facilitar al máximo la observación de estrellas en el cielo extremeño.
¡Al agua patos!
Cuando llega la primavera, comienza a tentar el agua y Extremadura, con casi una cuarentena de zonas de baño naturales y 1.500 kilómetros de costa interior, es un sorprendente paraíso de agua dulce. En la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos o en la Garganta de Alardos, en La Vera, se encuentran algunas de las piscinas naturales más espectaculares de Extremadura.
No sólo para el chapoteo, el agua en toda la región brinda momentos más hedonistas gracias a sus múltiples balnearios. Ya los romanos supieron aprovechar las propiedades termales del agua del territorio, tal como demuestran los restos arqueológicos de Baños de Montemayor, en el Valle del Ambroz, o también las termas romanas de Alange, que forman parte del conjunto arqueológico de Mérida, Patrimonio Mundial desde 1993.
Los ríos Tajo, Alagón y Guadiana se convierten sobre un barco en sorprendentes vías por las que lanzarse a descubrir algunos de los paisajes más bellos de Extremadura. Mientras que quienes busquen algo más de acción, tienen a su disposición un amplio abanico de planes como el piragüismo, el barranquismo, el buceo o la vela.
Tesoros ocultos para sibaritas culturales
Patrimonios históricos como el de Plasencia, Cáceres o Mérida (escenario este último donde se desarrolla el famoso Festival Internacional de Teatro Clásico entre junio y agosto) no necesitan demasiada presentación. Pero el viajero debe saber que con la guía de Tesoros Ocultos tiene a su alcance una serie de lugares extraordinarios y poco conocidos a través de los cuales hacer un recorrido intenso y alternativo por Extremadura.
Todos los momentos históricos están presentes, desde la antigüedad más remota a las vanguardias artísticas más rompedoras. Desde los misteriosos dólmenes de Valencia de Alcántara o el de Lácara a los castillos medievales de Belvís de Monroy, de Mirabel o de Trevejo. Y de la Edad Media, al esplendor del Barroco con el Cristo de la Victoria (Serradilla) o a la capilla sixtina del olivar extremeño, la ermita del Ara. Son muchos los tesoros por descubrir en Extremadura y las rutas culturales que transitan por el territorio acaban funcionando como verdaderos índices que ayudan a leer el enorme libro histórico de la región.
Hay muchas rutas culturales donde escoger: el Camino de la Plata; la Ruta de los Monarcas (Isabel la Católica y Carlos V); la Ruta de las Juderías; la de los Descubridores; la Ruta Mozárabe; la Ruta de las Fortalezas y, para los más cinéfilos, la Ruta Extremadura Plató de Cine.
Con la primavera, además de la naturaleza, en Extremadura llega mucha cultura. En Plasencia, puerta de entrada para las maravillas del Valle del Jerte, la catedral albergará de mayo a diciembre la exposición de arte sacro Las Edades del Hombre, donde se podrán ver entre sus muchas joyas expuestas, piezas de Zurbarán y El Greco.
Saboreando Extremadura
Bodegas, museos del jamón ibérico o del turrón, una decena de denominaciones de origen protegidas, bares donde dejarse tentar por deliciosas tapas, un listado de platos tradicionales que parece no tener fin y auténticos templos gastronómicos que aparecen en las guías Michelin y Repsol… Extremadura es un auténtico paraíso para disfrutar del paladar. La Ruta del Queso, la Ruta del Aceite, la Ruta del Ibérico ‘Dehesa de Extremadura’ y la Ruta del Vino y Cava Ribera del Guadiana lo ponen, además, muy fácil.
Aproximarse a la gastronomía extremeña es descubrir todo un mundo de ingredientes y productos como el vino, la miel, los ibéricos de la Dehesa, el pimentón de la Vera, las tortas densas y untuosas del Casar y los quesos de La Serena o el intenso sabor del cordero (Denominación de Origen Protegida desde 1995). Hará bien el viajero en anotar en su guía algunos platos tradicionales que alimentan sólo con olerlos, como la chanfaina o las migas extremeñas, el zorongollo o dulces como las perrunillas o el helado de picotas.
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José Alejandro Adamuz
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Lo más impresionante en primavera es la explosión de verde y color en las dehesas. Soy valenciana, hija de extremeños. Mis viajes, desde pequeña, siempre fueron en verano, coincidiendo con las vacaciones laborales de mis padres. Sin embargo, un año fui en mayo y mi expresión de asombro no abandonó mi rostro ni un momento. Es la primavera más hermosa que he vivido en mis 49 años de vida. Y he viajado mucho por España, sobre todo en primavera.
Me gustaría conocer esa ciudad de Extremadura será que tengo algunas posibilidad como extranjero