Por qué la Anoia es la comarca perfecta para desconectar

La comarca de la Anoia es uno de los grandes secretos de Cataluña, lejos de las coordenadas turísticas más convencionales. Su prodigioso entorno natural, lleno de bosques, viñas, antiguas masías, castillos y caminos inspiradores, es el escenario perfecto donde alejarse del mundanal ruido y del ajetreo de las grandes ciudades. 

Al norte, dominan las mesetas de l’Alta Anoia; en el centro, la Conca d’Òdena con sus bosques frondosos; y al sur, el paisaje de viñedos de la Baixa Anoia. Hoy, cuando es más necesario que nunca dejar atrás la rutina para conectar con uno mismo, con la familia o con los amigos, la Anoia se revela como el destino ideal por esta geografía de contrastes y rica diversidad paisajística. Las sorpresas (y la buena mesa) aguardan a un paso de Barcelona.

Belleza rural

Es cierto que todos los núcleos urbanos que conforman la Anoia tienen su propio encanto. Y hay para todos los gustos, desde ciudades de tamaño medio donde encontrar patrimonio y una agenda cultural vibrante, Igualada o Piera, a una colección de micropueblos con encanto que salpican el territorio. En la comarca, la mitad de núcleos urbanos tiene menos de seiscientos habitantes, lo cual les otorga una singularidad y unas características propias.

Son verdaderos rincones rurales a través de los cuales conocer la historia y las tradiciones de estas tierras. Copons, con sus casas nobles y sus calles de trazado medieval, conserva parte de una historia rica como enclave histórico, paso de arrieros y comerciantes. Los portales de muralla de Pujalt y L’Astor, la iglesia de Santa Maria de la Tossa de Montbui o el océano verde de pinos, robles y encinas que rodea a La Llacuna.

Entornos naturales

Vale la pena pasear por los alrededores de los pueblos de la Anoia para conocer una serie de rincones rurales casi secretos donde desconectar. Uno de estos oasis naturales se encuentra en las proximidades de la Tossa de Montbui.

Desde el mirador que hay enfrente de la iglesia se distinguen los campos de cultivo, los almendros y los olivos, y más allá, incluso las sierras pre-pirenaicas. No es el único mirador poderoso. Desde el Pujol de la Guàrdia, la elevación de mayor altura de Vilanova del Camí, se tiene unas vistas espectaculares sobre la Conca d’Òdena. 

Además de los miradores, destacan las colecciones de entornos donde el agua cobra especial relevancia. El Salto de agua de la Fou, uno de los rincones más mágicos de Sant Martí de Tous. Los saltos de agua de Cabrera casi secretos, el Gorg del Nafre o en el término municipal de Orpi, los de Santa Candia, ideales para el barranquismo o para disfrutar en verano de un rincón refrescante.

A caminar…

Las sierras de Miralles-Queralt y Ancosa-Montagut son dos de los espacios protegidos más conocidos de la comarca. Y solo aquí se cuentan hasta doce rutas que abarcan diferentes rincones tanto naturales como culturales, como el Bosc del Paradís o el Castell de Queralt, algo que da idea de la potente oferta de senderos que cubren toda la Anoia. Hay rutas como los “Caminos del Papel”, en las inmediaciones de Capellades que dan cuenta del pasado industrial de la comarca. 

Incluso algunos de los senderos que hay en la Anoia forman parte de caminos internaciones de peregrinación, como el Camino Ignaciano que siguió Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, para llegar desde el País Vasco hasta la cueva de San Ignacio de Manresa, y que coincide en gran parte de su recorrido con el Camino de Sant Jaume.

Muchas de estas rutas disponibles son un maridaje perfecto entre historia y naturaleza, como ocurre con el Camino de las Batallas del Bruc. Otra alternativa para caminantes es el Camí Ral, el antiguo camino que unía Barcelona y Zaragoza, que pasaba a través de Vilanova del Camí y que permite recorrer todos los rincones de la comarca. ¡No hay que olvidarse unas buenas botas en la maleta!

 O ¡a pedalear!

La Anoia es un territorio lleno de contrastes, en el que se puede encontrar desde relieves con fuertes subidas a suaves y onduladas colinas, por lo que se ha convertido en una especie de paraíso natural para los aficionados a la bicicleta.

Lo mejor es que con la irrupción de las e-bike de nueva generación, conquistar la comarca está al alcance de prácticamente todo el mundo. 

¡Ah, el castillo!

La Anoia es una de las zonas con más castillos de Cataluña. Y es que esta comarca tuvo un papel fundamental como tierra fronteriza entre los siglos X y XI, por lo que su geografía está salpicada de imponentes atalayas defensivas. El patrimonio de castillos suma hasta 25 edificaciones.

En ellas se puede conocer la historia, desde los tiempos de Wifredo el Velloso o el rey Jaime I, hasta la época de Pedro III el Ceremonioso, ya en el siglo XIV, además de disfrutar de las vistas más espectaculares, como ocurre por ejemplo desde el castillo de Òdena. Desde su punto más elevado se puede ver la Conca d’Òdena y varios de los castillos que la rodean. Para no perderse ninguno, hay habilitada una aplicación para meterse todos los castillos de la Anoia en el bolsillo.

Un sorprendente destino foodie

Una comarca que cuida tanto de su entorno natural a la fuerza se ha de convertir también en un destino gastronómico de primer nivel. Juega un papel fundamental como despensa Km 0 el núcleo del Parque Agrario de la Conca d’Òdena, que incluye hasta 15 municipios.

La de la Anoia es una gastronomía que ha sabido conjugar lo más tradicional con la modernidad a partir de una potente industria enoturística que cuenta con algunas de las bodegas de vinos y cavas más importantes de España. Los restaurantes están comprometidos con la máxima calidad, mientras que los productores comarcales aseguran una lista de productos tan extensa como deliciosa: pequeñas panaderías donde hacerse con un buen pan de payés o torta de chicharrones, aceites de oliva virgen, quesos, embutidos, carnes de cordero o hasta garbanzos, tan suaves y con tanto sabor que se han hecho famosos. 

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