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Agua turquesa, árboles donde cobijarse del sol…A pesar de estar en el interior, Navarra parece no tener nada que envidiarle a las zonas costeras o paradisíacas.
Las playas del embalse de Alloz, paraje conocido como «la playa de Navarra», son como piscinas naturales cuyas aguas, siempre en calma, provienen de los ríos Salado y Ubagua. Solo el suave aire, que dirige a los veleros de una punta a otra, y que permite practicar deportes como el windsurf, es responsable de su vaivén.
El embalse de Alloz está situado en Tierras de Iranzu, a unos 15 minutos de Estella-Lizarre. Fue construido en los años 30 con el objetivo de regular el caudal del río Salado, asegurar los regadíos del bajo Arga y aprovechar la energía hidráulica. Pronto se sumarían también los fines recreativos creados por sus lugareños y que, en la actualidad, se han convertido en un reclamo turístico en Navarra.
Aunque, como ya pasó en otros pantanos del país, toda obra hidráulica tiene su precio. En total, la construcción del embalse anegó unas 930 hectáreas ( lo que equivale a unos 9 campos de fútbol) de cultivos y pastizales. En el libro El pantano de Alloz, de M.J. Acín Yániz, algunos de los vecinos dan testimonio de cómo tuvieron que cambiar sus vidas o cómo los pueblos de la ribera, como Garisoain, Irrure y Lerate, estuvieron más de 30 años incomunicados porque las principales vías de comunicación quedaron ocultas bajo el agua.
Las indemnizaciones fueron bajas y llegaron tarde, así como se perdieron muchos de los molinos de la zona. Con ello, los lugareños se vieron obligados a reinventarse. Algunos de ellos, tras perder sus tierras, encontraron un hueco en la construcción de la presa. Otros en el sector turístico.
Hoy, Alloz es como un oasis encajado entre los valles de Yerri y Guesalaz, quienes perfilan su figura y realzan la belleza del paisaje. Un lugar muy codiciado y de reencuentro entre los vecinos que, con la llegada del verano, acuden a refrescarse y a practicar deportes náuticos como la vela, el kayak, el windsurf o pedalear en patinetes de agua en la Escuela Navarra de Vela, situada en Lerate.
Playas turquesas y una isla
Las orillas de barro y lodo de antaño ahora son de tierra dorada. Y los campos yermos, ahora gozan de merenderos y extensas arboledas donde resguardarse del sol.
Las paradisíacas playas de Alloz las encontramos en Lerate y Úgar. Ambas gozan de zona de sombra y servicios. Aunque la de Lerate, además, se caracteriza porque en ella hay una pasarela de madera que conecta con la isla que tiene enfrente.
Estas zonas de baño son las que más viajeros atraen durante el verano, por lo que desde el 2020 el Gobierno de Navarra trabaja para regular la afluencia de visitantes y controlar las plazas de parking. A través de la web Redexploranavarra.es se puede reservar plaza para ambas playas.
Según unas declaraciones realizadas por el vicepresidente Aierdi, y publicadas en la página del Gobierno de Navarra, la idea es “convertir el embalse y sus playas en un referente de actividad y dinamismo en la zona, pero desde un principio de sostenibilidad y diálogo con el entorno natural y sus gentes”.
Su ambición, desde hace ya unos años, es que en la playa de la bahía de Lerate llegue a ondear la bandera azul. En España, actualmente sólo hay una playa de un pantano con esa bandera y está en el embalse de Orellana (Badajoz).
Qué hacer en Tierras de Iranzu
Aunque el embalse de Alloz es uno de los grandes atractivos de las Tierras de Iranzu, sobre todo en los meses más calurosos, la zona tiene mucho que ofrecer. En los valles se pueden encontrar joyas románicas como el monasterio cisterciense de Iranzu, construido durante los siglos XII y XIV.
En Irurre está el Centro Henri Lenaerts, que corresponde a la casa y el taller donde vivió el escultor belga, reconocido internacionalmente. Y en Salinas de Oro están las antiguas producciones de sal de manantial que aún permanecen en activo.
Los valles de Yerri y Guesálaz están poblados por ovejas latxas, propias de Navarra, por lo que, además de degustar su delicioso queso, podremos conocer cómo se elabora este manjar en las queserías de la zona. También ser apicultores por un día, degustar la dulce miel de Iranzu o visitar las numerosas bodegas y viñedos que cubren estas tierras. ¿Sabías que en Navarra tienen una fuente que emana vino? Pertenecen a las bodegas Irache, en el Camino de Santiago francés.
Y es que otro de los atractivos de la zona son sus numerosas rutas de senderismo que cruzan bosques, montañas y pequeños pueblos. A poco más de una hora de Lerate está el Parque Natural de Urbasa y Andía, donde está la reserva natural del Nacedero del Urederra.
Redacción ER
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