5 playas en Tarragona: aguas cristalinas en la Costa Dorada
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11.09.2024
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Tarragona esconde playas que parece que estén en el mismísimo Caribe o en nuestra querida isla balear de Formentera. Pero no, resulta que están como mucho a una hora u hora y media de Barcelona. Recomendamos ir a visitarlas sea la época que sea, ya que son un refugio de paz y tranquilidad donde leer, hacer ejercicio, andar o darte un chapuzón. Aquí te presento tan solo cinco playas en Tarragona, que no son todas, ya que la selección ha estado muy complicada.
Cala Jovera o la Cala del Castell de Tamarit
Pequeña cala que se encuentra justo bajo el castillo de Tamarit, rodeada de rocas y pinos. Sus aguas son tranquilas y cristalinas y no debe de superar los 90 metros de largo. Se divide en dos calas pequeñas y no dispone de servicios. Para poder tomarte algo en un restaurante o chiringuito tendremos que desplazarnos hasta la larga playa de Tamarit y de Altafulla. Quedan muy cerca pero para llegar hasta ellas tendremos que dar toda la vuelta, ya que no hay acceso que comunique la pequeña cala Jovera con las playas grandes de Altafulla.
Desde la propia cala se puede acceder al Camí de Ronda, el cual atraviesa las vecinas calas de Jovera, playa de la Mora, cala de la Roca y cala Fonda o cala Waikiki. Siempre siguiendo el camino el cual está indicado gracias a marcas blancas y rojas (normalmente lo encontrarás pintado en rocas o pequeños palos de madera) y que nos guiarán en este sorprendente espacio de interés natural.
Cala Fonda o Cala Waikiki
Si en el punto anterior ya se hablaba de esta preciosa cala, aquí quería indagar un poco más. Esta playa en Tarragona es tranquila y de arena fina. Su nombre se dice que está inspirado en las preciosas calas y playas de las islas volcánicas de Hawái. Todo un honor. Es para muchos de las más espectaculares de Cataluña, aunque no dispone de servicios y no está acondicionada para personas con movilidad reducida.
Pero… ¿Qué la hace tan especial? Su localización y entorno. Para llegar hasta ella hemos de atravesar el bosque de la Marquesa, un bosque mediterráneo de pinos que ya conocían los romanos. Es una playa virgen de las mejor conservadas, tiene unos 200 metros de longitud y su entrada la encontraremos desplazándonos hasta playa Larga y andando unos 20 minutos por este verdoso espacio natural.
Calas en El Perelló: playa Santa Llúcia, cala Buena y Els Bufadors
No todas las playas en Tarragona de aguas cristalinas están aisladas o no tienen servicios. También hay excepciones y este es el caso de la playa de Santa Llúcia. Tranquila, con aparcamiento, limpia y con chiringuito, el cual tiene muy buena música. Es la opción perfecta para ir a pasar el día, estar con toda la familia y animarte a realizar parte del Camí de Ronda (GR-92).
Que no te dé miedo ya que el camino está muy bien indicado, dispone de barandillas y te permitirá ir divisando las pequeñas calas que van apareciendo por la zona como cala Buena, Els Bufadors o Morro de Gos.
¿Sabías que a este municipio del Baix Ebre se le conoce como “el pueblo de la miel”? Así es, resulta que la industria apícola de la zona es de las más importantes, llegando a ser hogar cada 8 y 9 de abril de la Fira de l’oli i la mel. De aquí salen anualmente casi un millar de toneladas de miel y, tal y como explica Jordi Brull en una entrevista al medio Viaempresa: “Somos el pueblo donde hay más concentración apícola”. Otra muy buena razón para acercarse hasta tierras de Tarragona, las cuales están más cerca de Barcelona de lo que creemos.
Punta del Fangar, playa de la Marquesa y del Trabucador
La Marquesa es quizás una de las playas más extensas, anchas y mejor conservadas del Delta del Ebro. Tiene un elemento diferencial que la hace aún más única: sus dunas. Está en el mismo Parque Natural del Delta del Ebro y desde allí comienza el camino al faro del Fangar, habiendo una horita caminando a ritmo tranquilo.
Es la antesala a la desembocadura del río Ebro y muy cerca queda también la playa del Trabucador, conocida por la gran cantidad de actividades aéreas que se pueden realizar en ella. Quizás la actividad más conocida sea el kitesurf, pudiéndose practicar todo el año, especialmente para principiantes.
Desde la Generalitat de Catalunya y el Parc Natural del Delta de l’Ebre nos recomiendan una ruta senderista hasta el faro. Esta ruta comienza en la playa de la Marquesa, donde se anda entre dunas en una de las zonas más insólitas del litoral catalán. En total se recorren unos 8 kilómetros y el tiempo estimado es de aproximadamente un par de horas. La ruta pasa justo por la orilla del mar, ya que está prohibido pisar las dunas. Es una gran oportunidad para descubrir el hábitat acuático más extenso de Cataluña, rodeado de arrozales y una rica biodiversidad en estas maravillosas tierras del Delta de l’Ebre.
Playa de la Llenya, cala Santes Creus y Calafató son las grandes desconocidas
Muy cerca de la urbanización Port Estany se encuentran las vecinas cala Santes Creus y playa de la Llenya, playas vírgenes rodeadas de verde y conectadas por el Camí de Ronda (GR-92). Otro de los secretos podría ser el estanque interior de Santes Creus, un pequeño espacio protegido que está muy cerca de esta playa de aguas turquesas y que crea un efecto óptico que recuerda al de un espejo, teniendo así la sensación de ver la playa dos veces. Tiene unos 130 metros de largo.
La playa de la Llenya es perfecta para hacer snorkel, uno de mis rincones favoritos en el que quizás sea recomendable llevar escarpines o cangrejeras para las rocas.
Por último, a tan solo 15 minutos en coche se encuentra la pequeña cala Calafató. De aguas cristalinas y quizás algo más difícil de encontrar. Es ideal para hacer snorkel y tiene un pequeño chiringuito en el que resguardarte del calor. Es de fácil acceso, dispone de parking y la verdad es que recuerda mucho a las calas que puede haber en Menorca. Un oasis de paz y tranquilidad muy cerca de la población de Calafat y la Almadrava.
Alba Feliz
Redactora, productora audiovisual y graduada en turismo y dirección hotelera. Creo firmemente que viajar abre la mente y permite conocer otras realidades que quizás desconocemos. Me apasiona la fotografía analógica (la de toda la vida) y darle una oportunidad a los destinos menos conocidos.
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