El Parque Natural de las Hoces del Duratón es uno de esos fabulosos lugares que la naturaleza tuvo la generosidad de crear. Está enclavado al noreste de la provincia de Segovia y constituye uno de los espacios naturales de mayor riqueza paisajística de toda la geografía española. Una exuberancia que le viene otorgada por la especial combinación de extensos páramos, frondosos bosques de ribera y vastos promontorios.
El protagonista indiscutible es él: el río Duratón, uno de los principales afluentes del Duero. Aunque nace en Somosierra (Madrid), es a su paso por Sepúlveda cuando sus aguas se encajonan en las angostas paredes de un imponente cañón, dibujando escenarios de belleza mayúscula.
Un recorrido de alto valor ecológico en el que cohabitan alimoches, halcones peregrinos y una de las colonias de buitre leonado más destacable de España: un animal que no duda en aprovechar los huecos de la roca caliza para formar sus nidos en los que cuidar y proteger a sus crías.
Pero no es éste el único atractivo del espacio protegido. En sus 5.000 hectáreas existen tesoros patrimoniales de altísimo valor histórico que aportan una indiscutible personalidad al lugar.
Este es el caso de las ruinas del Monasterio de Hoz, el templo religioso más relevante de la región en el siglo XVII y donde Isabel la Católica tenía una habitación privada. Y la popular Ermita de San Frutos, uno de los centros de peregrinación más importante del país y refugio en el que San Frutos y sus hermanos se cobijaron para dedicar los últimos años de su vida a hacer el bien a los más necesitados.
Como podréis imaginar, en las Hoces del Duraton existen numerosas rutas de senderismo que permiten conocer en profundidad cada rincón de su excepcional paraje. Una de estas rutas es la conocida como Camino de San Frutos, la cual, partiendo desde el camping de San Frutos, lleva hasta la mismísima Ermita de San Frutos, erigida en lo alto de un acantilado sobre uno de los principales meandros del Duratón.
En el tramo final del sendero, justo antes de acceder a la ermita, es necesario atravesar un puente de piedra, el cual fue construido en el siglo XVIII para salvar la grieta de La Cuchillada, un profundo cortado que debe su nombre a uno de los numerosos milagros de San Frutos. Se dice que San Frutos, usando su bastón, separó la tierra para detener el ataque de los musulmanes y proteger así a los cristianos que pedían ayuda en su ermita.
La senda apenas tiene 1.000 metros de recorrido y su dificultad es realmente baja, pero deja a su paso las que posiblemente sean las vistas más sobrecogedoras de todo el cañón.
Si bien este sendero se puede realizar en cualquier época del año, es la florida estación primaveral la más recomendable. Las temperaturas aún no son excesivamente elevadas y los buitres presentan una actividad mayor por estar en plena época de cría, un hecho que favorece el avistamiento del ave rapaz en pleno vuelo. Eso sí, se debe tener especial cuidado en no alzar la voz para perturbar lo menos posible su hábitat.
Además de senderismo, otra de las actividades más demandada, y que permite disfrutar al máximo del Parque Natural de las Hoces del Duratón, es el piragüismo. Las calmadas y apacibles aguas del Duratón son perfectas para realizar una tranquila travesía en completa armonía con el entorno. Una actividad que permite no sólo mimetizarse con el ecosistema, sino también apreciar la grandiosidad de los solemnes acantilados calizos.
Una de las principales puertas de entrada a este peculiar rincón natural segoviano es la bonita localidad de Sepúlveda, una villa que desprende esa magia medieval inalterada que tanto fascina a todo aquel que la visita.
Su enjambre de calles empedradas, zigzagueantes callejones y considerables desniveles, no son sino el resultado de estar asentada sobre una singular orografía montañosa que ofrece escenas de auténtica postal. Una opción más que recomendable para hacer noche y, ya de paso, deleitarte con los sabores gastronómicos que tan bien definen la esencia segoviana.
Elísabet García
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