Viajar a Lisboa está muy bien, pero la capital de Portugal también puede ser un lugar abrumador por los millones de turistas que visitan la ciudad cada año. Así que, ¿por qué no incluir en tu itinerario una visita a uno de los pueblos que está a menos de una hora en coche de Lisboa?
Estos pueblos te permitirán conocer un Portugal muy diferente de las grandes ciudades. Ahí, vas a poder tomar un respiro del ajetreo y el bullicio de una gran capital europea como Lisboa y también descubrir cómo viven los aldeanos portugueses.
Junto al mar o en la montaña, hay opciones para todo tipo, desde pintorescos escenarios sobre acantilados hasta uno de los más bellos ejemplos de pueblo-museo. Déjate deslumbrar por estos 6 pueblos de ensueño para visitar cerca de Lisboa.
1. Azenhas do Mar (Sintra)
Las casas blancas que cuelgan del acantilado son la postal del pueblo de Azenhas do Mar, en Sintra. Su nombre proviene de los molinos de agua (azenhas en portugués) que flanqueaban el arroyo Cameijo, que rompieron el acantilado y dieron origen a la topografía que ves hoy. Uno de estos molinos fue recuperado y puede ser visto en la base de las escaleras que bajan a la playa.
El pueblo se desarrolló a lo largo del arroyo, extendiéndose por la ladera y tradicionalmente fue el hogar de molineros, agricultores y pescadores de la región. El resultado es un peculiar pueblecito de calles empinadas y estrechas, tan pequeñas que a veces ni siquiera son calles, sino simples escaleras hacia el mar.
En el lugar donde el curso de agua llega al mar, hay una playa, una pequeña piscina oceánica y un restaurante conocido por la calidad del pescado y marisco fresco y por las magníficas puestas de sol al final de la tarde. Durante el verano también hay un chiringuito con sofás y música en directo.
2. Mata Pequena (Mafra)
Muy cerca de Lisboa, a unos 45 minutos en coche, está un pueblo que nos hace retroceder en el tiempo. Con solo 12 casas pintadas de blanco, el pueblo de Mata Pequena tiene un encanto difícil de encontrar en otros lugares.
Este pueblo está en la Zona de Protección Especial Penedo do Lexim y fue completamente recuperado y convertido en turismo rural por Ana y Diogo Batalha. Los trabajos de recuperación se llevaron a cabo con el fin de preservar al máximo el carácter original del pueblo.
Entre montañas y valles, visitar el pueblo de Mata Pequena es una buena manera de conocer cómo se vivía antiguamente: los olores, los modos de vida y las tradiciones están aún bien conservadas. Cerca del pueblo puedes visitar la ciudad de Mafra y Ericeira.
3. Gouveia (Sintra)
Es conocido como el “pueblo en verso” y está ubicado en São João das Lampas, en el municipio de Sintra. Por todo el pequeño pueblo de Gouveia hay placas decorativas con versos escritos por un poeta popular nacido allí. Es uno de los pueblos más peculiares cerca de Lisboa.
En la década de 1980, José Valentim Lourenço decidió mostrar todo su amor por su tierra en forma de versos que quedaron inmortalizados en paneles de azulejos. Ubicados en los más variados puntos del pueblo, cuentan un poco sobre el lugar en cuestión: el pozo, los callejones, las calles y la plaza.
Pasar una tarde deambulando por el pueblo y descubriendo estas placas en verso es un plan imperdible a solo 35 kilómetros de Lisboa.
4. Aldeia Galega da Merceana (Alenquer)
En el municipio de Alenquer, Aldeia Galega da Merceana es una pintoresca puerta de entrada a la región. Como si se hubiera detenido en el tiempo, pero sin perder la autenticidad, el pueblo revela toda la riqueza de la historia y la cultura de esta zona de Portugal.
El pueblo aún mantiene su arquitectura medieval, con las casas adosadas unas a otras y mostrando detalles tradicionales. Encontraremos dos plazas, que son los principales centros de la población, lugares donde se concentran los principales puntos de interés.
Uno de ellos es el Largo do Pelourinho, donde encontraremos una picota secular con decoración de estilo manuelino y que presenta el escudo de armas del antiguo municipio. En la misma plaza, también podemos visitar la fuente y la Casa da Rainha, actual sede del pueblo. En esta casa se alojaba la reina Doña Leonor, casada con Don João II, cuando recorría la ruta gallega medieval en sus viajes entre Lisboa y Caldas da Rainha.
El segundo centro del pueblo es el Largo Divino Espírito Santo, donde se encuentra la capilla del Divino Espírito Santo, que ya existía en el siglo XVI, y que estaba en ruinas en 1873.
5. Aldeia do Meco (Sesimbra)
Este no es un pueblo desconocido ni tampoco secreto, pero se merece todo el bombo que tiene. A tan solo 40 kilómetros de Lisboa, el Meco era un pequeño pueblo de agricultores que se transformó en sinónimo de verano, playa y copas al atardecer.
La playa del Moinho de Baixo, conocida por todos como playa del Meco, es la que está más cerca del pueblo y la que tiene mejores accesos. Con unos 4 kilómetros y en ocasiones fuerte oleaje, en la parte sur de la playa es legal hacer nudismo. Fue, de hecho, eso lo que hizo famosa esta playa.
Con la laguna de Albufeira cerca y una gran extensión de pinares, es un lugar perfecto para pasear al aire libre, a pie o en bicicleta, cuando las temperaturas empiezan a bajar. Y sea verano o invierno, para tomar el sol o pasear, los kilómetros de arena permiten experiencias de playa para todos los gustos.
6. Aldeia Típica José Franco (Mafra)
No es exactamente un pueblo, pero es uno de los mejores lugares que puedes visitar cerca de Lisboa, sobre todo con niños. En la Aldeia Típica José Franco podrás descubrir cómo era la vida cotidiana en los pueblos de la región. Todo ello gracias al esfuerzo del alfarero José Franco en los años 60.
Desde muy pequeño, José Franco mostró grandes dotes para el arte de la alfarería. Aprendió de los maestros locales y rehabilitó la alfarería de su abuelo. Con el tiempo, acabó transformando el taller en un lugar único donde todo el mundo podía ver de cerca su trabajo.
Este pueblo-museo se encuentra en Sobreiro, entre Ericeira y Mafra, y representa varios pueblos, es decir, es una recreación de un típico pueblo portugués. Aquí podemos encontrar un imponente castillo y varias casitas blancas con rayas azules como en otros pueblos. En este lugar aún podemos ver un molino y talleres enfocados a diferentes oficios antiguos.
Ângela Coelho
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