2×1: pueblos fronterizos que están entre dos países
Escrito por
18.03.2024
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Levantarte en España con vistas a Portugal; o aparcar en Cataluña, salir del coche y estar pisando Francia… Estos pueblos fronterizos tienen la magia de llevarnos a estar en dos países a la vez en una sola escapada.
España hace frontera con cinco países: Portugal, Reino Unido, Marruecos, Andorra y Francia. En algunas ocasiones, sus límites territoriales los han marcado accidentes geográficos como ríos, mares, montañas, etc. Aunque no siempre fue así. Hay fronteras que tienen sus orígenes en conquistas, guerras y tratados. Solo hace falta hacer zoom en el mapa para ver algunas incongruencias; como en el valle de la Cerdanya, que quedó dividido a la mitad tras el Tratado de los Pirineos (1659).
Hasta hace relativamente poco, hablamos de 1995, para cruzar esas fronteras hacía falta pasaporte y pasar por un control. Hoy, con el acuerdo interfronterizo Schengen podemos cruzar a países miembros de la Unión Europea libremente sin pasaporte.
En algunos de estas localidades, incluso, solo hará falta cruzar un puente, alquilar un viaje en barco o incluso cambiar de acera. Estos son algunos de los pueblos fronterizos en los que podemos visitar dos países en uno.
Rihonor de Castilla/Rio de Onor, entre España y Portugal
Cuando José Saramago visitó Rio de Onor (en portugués) quedó confundido. O al menos eso plasmó en su libro Viaje a Portugal, de 1981: “Después de todo, ¿dónde está la frontera? ¿Cómo se llama este país, aquí? ¿Sigue siendo Portugal? ¿Ya es España? ¿O es solo Rio de Honor y nada más que eso?”
Para sus locales, que apenas llegan a los 50 habitantes entre españoles y portugueses, la frontera no es más que una formalidad administrativa que separa lo que ellos llaman el “pueblo de arriba”, en Zamora, y el “pueblo de abajo”, en Braganza.
Ambos están en el Parque Natural de Montesinho y cuentan con una arquitectura tradicional: con casas de esquisto y balcones de madera. Es innegable que ambos tienen mucho encanto. Como curiosidad, en 2017 Portugal consideró Rio de Onor una de las “7 maravillas de Portugal” y, allí Saramago paró a tomar un aguardiente.
Dantxarinea, el gran centro comercial de Urdazubi que limita con Francia
En Navarra hay varios pueblos fronterizos con Francia. Aunque hay que decir que, son tan pequeños que no llegan a estar considerados como pueblos, sino que son como barrios o pedanías. Uno de ellos es Dantxarinea, que pertenece al municipio de Urdax. Tal y como se puede apreciar en el mapa, está situado en el paso fronterizo Puente Internacional de Dantxarinea, que da a la localidad francesa de Dantxaria.
Debido a su situación, entre montañas del Pirineo navarro y en la frontera, estuvo muy asociado con el contrabando. Por ello, actualmente Dantxarinea es el centro comercial de Urdazubi-Urdax, el pueblo al que pertenece y que se caracteriza por su arquitectura señorial, sus puentes medievales y el agua.
Además de Dantxarinea, que es la zona fronteriza y comercial, Urdazubi-Urdax tiene otros barrios o caseríos como Alkerdi, Landibar, Leorlás y Tejería. Todo el territorio está escoltado por montañas y cuenta con varias rutas de senderismo con las que cruzar a Francia.
A solo 10 kilómetros del paso, ya en el País Vasco francés, además, está Ainhoa. Un precioso pueblo de casas blancas y rojas (y blancas y verdes) con una historia muy curiosa: nació para dar cobijo a los peregrinos del Camino de Santiago. Fue parte de Inglaterra durante la Edad Media, hasta ser recuperada por Francia.
Sanlúcar de Guadiana: la tirolina que te lleva a Portugal
Como su nombre indica, Sanlúcar de Guadiana, en Huelva, está separado de Portugal por el cauce del río homónimo. Este curso de agua tuvo un papel relevante en la historia de la villa, ya que fue una importante ruta comercial. Sobre todo en el siglo XIX, cuando por él se introducían mercancías desde el Atlántico como el arroz, azúcar, madera, etc. Siendo muy popular el contrabando.
Esto, sumado a su situación estratégica y fronteriza, hizo que Sanlúcar de Guadiana fuera objeto de numerosos ataques. Muchos de ellos provenientes de su vecino de enfrente, Alcoutim, en tierras portuguesas. De hecho, en varias ocasiones fueron ocupados por las tropas lusas.
Desde el castillo de San Marcos, situado en lo alto del pueblo, se lanzaban los cañonazos hacia el castillo de Alcoutim, y viceversa. Hoy, afortunadamente, los únicos intercambios son de turistas, quienes en unos minutos pueden cruzar el río en barco para visitar ambos pueblos. Aunque no es la única forma de cambiar de país. Aquí se encuentra la ¿única? tirolina transfronteriza del mundo (si conoces alguna más, por favor déjanoslo en comentaros).
Irún/Hendaya y la isla que cambia de propiedad
Quizá, Irún es la localidad que antes se nos puede venir a la cabeza si nos preguntan por ciudades o pueblos fronterizos. Está situada en Guipúzcoa, justo en la frontera con Francia. De hecho, el Puente Internacional de Santiago, construido sobre el río Bidasoa, permite pasar de Irún a Hendaya a pie. Justo en la mitad un pedrusco cuadrado nos marca en qué país nos encontramos.
El río Bidasoa, que desemboca aquí en el mar Cantábrico, tuvo mucha importancia en la historia de ambas ciudades. De hecho, los dos nombres están relacionados con él. Irún vendría a significar “lugar de agua” y Hendaya “bahía grande”.
En él se encuentra la isla de los Faisanes, el condominio más pequeño del mundo donde se firmó el Tratado de los Pirineos (1659) que ponía fin a la Guerra de los Treinta Años entre Francia y España. Aquí también se realizaron intercambios de rehenes y entregas de mano de infantas. Como curiosidad, la isla pertenece a los dos países, pues cambia de manos cada 6 meses.
Llívia, la villa catalana que está en Francia
Llívia es como una isla en medio del territorio francés. Pertenece a la provincia de Girona y el hecho de qué esté en el país galo se debe también al Tratado de los Pirineos. Después de haber sido vencidos por el ejército anglo-francés en la batalla de las Dunas, se estableció una nueva frontera siguiendo los Pirineos y se hizo un reparto de los diferentes territorios.
Francia se quedó con muchos pueblos que estaban por encima de los Pirineos, excepto con Llívia. En 1660 se concretó que esta localidad catalana, perteneciente a la Cerdanya, seguiría perteneciendo a España. El motivo es que no estaba considerado pueblo, sino que Carlos I le había concedido el título de villa un siglo antes y seguía perteneciendo a la Corona española.
Hoy, Llívia más que un pueblo fronterizo es un enclave de arquitectura medieval con muchísimo encanto. Sus pequeñas callejuelas con casas de piedra, sus ruinas romanas, los restos de su castillo… y hasta su farmacia Esteve, una de las más antiguas de Europa que hoy es un museo.
Extra en pueblos fronterizos: El Pertús, el pueblo con una acera francesa y otra catalana
Una calle que para los españoles es la avenida de Cataluña y, para los franceses, la avenue de France, hace de frontera para ambos países en los Pirineos. Y, como si este hecho de compartir calle no fuera ya lo bastante curioso, aún hay más: la frontera la delimita un árbol que está considerado como internacional.
La parte catalana pertenece a La Jonquera, a donde deberemos dirigirnos si queremos visitarla. Aunque antes de que llegues y aparques el coche es importante fijarse en las máquinas de los tiquets de la zona azul: los carteles en francés y catalán avisan que los que se obtengan en España no sirven para Francia y viceversa. Qué follón.
La razón de que en esta zona del mapa la frontera esté en medio de una calle tiene su porqué. Volviendo al Tratado de los Pirineos, cuando se repartieron estas tierras se estableció que el límite estaba en el arroyo de la Condesa, un riachuelo que se acabó cubriendo con la carretera española N-II.
El Pertús es conocido por ser una zona comercial, ya que para los europeos comprar en la zona española les sale muy económico. No obstante, también tiene cosillas que ver como el fuerte de Bellegarde y la pirámide de Bofill, cuyo objetivo es romper la monotonía de la autopista.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.