9 de los pueblos más bonitos de Asturias: junto al mar o entre montañas

Al borde del enfurecido Cantábrico, o en el interior, en lo alto de las montañas. Estos son algunos de los pueblos más bonitos de Asturias que, si todavía no los conoces, se merecen una visita. 

Además de por su cuidada arquitectura y el entorno que los rodea, todos ellos son conocidos por diferentes motivos. Unos por contar con calamares gigantes, otros por ser el plató de Doctor Mateo, tener varios Monumentos Nacionales, fabricar cuchillos e, incluso, por la realeza.

Luarca

Conocida como la villa blanca de la Costa Verde, Luarca es un pueblo marinero en el que destaca su popular puerto pesquero y deportivo, su cementerio y los calamares gigantes. Sí, quizá igual todavía no lo sabes pero Luarca es el pueblo de los Kraken. En su Museo del Calamar Gigante podemos ver algunas de estas escalofriantes especies, algunas de ellas encontradas tras salir a la superficie del cañón submarino de Avilés.

En sus inmediaciones se pueden encontrar algunas de las casas indianas de aquellos luarqueses que se fueron a hacer las Américas y volvieron. Su cementerio, uno de los más bonitos de España, está situado sobre un promontorio rocoso que se adentra en el Cantábrico. Allí descansa el Premio Nobel de Medicina, Severo Ochoa.

Cudillero

Cudillero es un clásico en las listas de “Los pueblos más bonitos de Asturias”, pero es imposible dejarlo fuera. Conocido como “la villa pixueta”, porque en ella se habla el pixueto, una lengua propia de la que se cree que es una mezcla entre el vikingo y el bable, aún conserva su encanto pesquero y tradiciones.

Su arquitectura, con casas de colores que descienden hasta el mar, es una de las imágenes más conocidas del Occidente asturiano, y de todo el Principado en general. Te recomiendo que te dejes perder por sus angostas callejuelas, llegar hasta el muelle, ver la antigua lonja y sentarse a degustar el marisco y pescado de la zona en alguno de sus restaurantes del puerto. 

Lastres

Lastres es, para muchos, el pueblo del Doctor Mateo, ya que aquí es donde se rodó la popular serie española de televisión que emitió Antena 3 entre 2009 y 2011. También fue escenario de algún que otro anuncio de la Lotería de Navidad. Y es que tiene tanto encanto que parece que ya se está acostumbrando a las cámaras. 

Al igual que Cudillero, Lastres también desciende hacia el mar, donde desde antaño giraba la vida del pueblo, de tradición ballenera. Desde el mirador de San Roque podrás contemplar todo el pueblo que, en 2010, fue distinguido como Pueblo Ejemplar de Asturias. 

Ribadesella

Y, si Lastres es el pueblo de Doctor Mateo, Ribadesella es el de la reina Letizia, ya que aquí viven sus abuelos y se ha visto a la familia real paseando por sus calles en varias ocasiones. Aunque, por supuesto, para un asturiano siempre será el pueblo de la Fiesta de Les Piragües, ya que el Descenso Internacional del Sella, que comienza en Arriondas, tiene la meta en este pueblo marino. 

Recomendamos subir hasta la ermita de la Guía, ya que es desde donde se tienen las mejores vistas de Ribadesella y la playa de Santa Marina. El casco antiguo de Ribadesella representa a la perfección la arquitectura típica asturiana: colores alegres, fachadas con galerías y soportales. 

Taramundi

Los pueblos más bonitos de Asturias no solo están en la costa. En el interior de la región podemos encontrar un sinfin de pequeñas localidades de piedra que parecen mimetizarse entre la frondosa naturaleza. Por ejemplo, Taramundi. 

Conocido por elementos como el agua y el fuego, este pueblo es tierra de herreros, por eso son famosos los cuchillos en esta zona. También por la ingeniería hidráulica, que aprovechó esos elementos de la naturaleza para crear molinos como los de Monzovo. 

Taramundi fue pionero en el turismo rural en Asturias.  Ya que estás en la zona de Los Oscos, no dejes de visitar Santa Eulalia de Oscos, Capital del Turismo Rural 2024.

Salas

Situada junto al río Nonaya, Salas es una villa medieval que destaca por contar con 4 Monumentos Nacionales entre su patrimonio. Casi nada si tenemos en cuenta que hablamos de un pueblo de menos de 5.000 habitantes. Estos son: la torre de la villa, el palacio de los Valdés-Sala, la colegiata de Santa María la Mayor y el mausoleo del inquisidor D. Fernando Valdés-Salas. 

Además de ser uno de los pueblos más bonitos de Asturias, también lo es del Camino de Santiago primitivo, que cruza el pueblo pasando por su arco medieval. Justo a las afueras, siguiendo la concha de los peregrinos, podemos desviarnos para ir hasta la cascada Nonaya. Para reponer fuerzas nada como degustar unos “carajillos del Profesor”, unos dulces típicos de aquí. 

Bulnes

Y del interior nos vamos a las montañas, a algo más de 600 metros sobre el nivel del mar, a los Picos de Europa asturianos. Allí encontramos Bulnes, un pequeño pueblo al que solo se puede llegar caminando -a través de una ruta de 4 kilómetros ida y un desnivel de 500 metros- o en funicular, ya que no tiene acceso por carretera. 

Allí nos encontraremos un pequeño entramado de casas de piedra, con macetas y flores; un bonito cementerio y un puente de madera que cruza el río. Bulnes también es la puerta de entrada a la ruta que llega al refugio del pico Urriellu o Naranjo de Bulnes. Si te gusta el senderismo es tu lugar.

Cangas de Onís

Es una de las imágenes más conocidas de Asturias, ya que Cangas de Onís cuenta con el popular puente romano del que cuelga la Cruz de la Victoria (no hay símbolo más asturiano. Es la que llevamos con orgullo en la bandera). 

En la plaza del Ayuntamiento se erige la iglesia del pueblo, que se caracteriza por su torre de 33 metros y sus seis campanas repartidas en tres pisos. Justo enfrente, además, hay una escultura de Don Pelayo. 

Cangas de Onís es una de las paradas imprescindibles de aquellos que deciden subir hasta Covadonga y los lagos. 

Tazones

Tazones formó parte de las rutas imperiales de Carlos V en Europa. De hecho, fue lo primero que conoció el emperador en su primer viaje a la península en el siglo XVI. Cada mes de agosto, el pueblo recrea esa llegada con los vecinos en una fiesta que está declarada de Interés Turístico. 

Carlos V tuvo que haberse asombrado mucho, pues sin duda esta villa pesquera de casas bajas y de colores es uno de los pueblos más bonitos de Asturias. Es de tradición ballenera y en él todavía se subastan los pescados y el marisco en la lonja. Sus dos barrios, San Roque y San Miguel, están declarados Conjunto Histórico Artístico.