Medievales, de montaña, encajonados en valles… Elegir solo 9 pueblos bonitos de Huesca ha sido complicado. Esta provincia de Aragón destaca por su naturaleza, con paisajes pirenaicos como los que podemos encontrar en Ordesa y Monte Perdido, en la sierra y los cañones de Guara o el Parque Natural de los Valles Occidentales (por nombrar solo alguno de ellos), aunque su patrimonio cultural no se queda atrás.
Para empaparnos de toda su historia, belleza y gozar de algunas de las mejores vistas del norte de España nada mejor que escaparse unos días a algunos de sus muchos pueblos donde podemos practicar deportes de invierno o acuáticos, hacer rutas de senderismo hasta sus populares ibones, viajar a la Edad Media a través de sus numerosos castillos, descubrir sus joyas geológicas como los Mayos de Riglos o la “muralla china” de Finestres, etc.
Lanuza
Lanuza bien podría ser la versión española de Frozen, o del popular pueblo austriaco de Hallstatt, del que dicen que se inspiraron para crear el reino de hielo y que está considerado como uno de los más bonitos de Europa (aunque también hay que decir que en los últimos años está teniendo problemas con el turismo masivo).
Situado a orillas del pantano homónimo, Lanuza es un pueblo que durante años estuvo deshabitado. En 1975 la construcción del embalse obligó a los vecinos a abandonar el pueblo. Algunas de las casas se salvaron de ser anegadas por el agua, por lo que en la década de los 90 fueron muchos los vecinos que volvieron para rehabilitar sus casas y devolverle la vida al pueblo.
Hoy, junto al embalse se celebra cada año el Festival Internacional de las Culturas Pirineo Sur.
Montañana
En una lista de los pueblos más bonitos de Huesca no podía faltar Montañana. Un pequeño y aún no masificado pueblo medieval que data del siglo X cuyo patrimonio le ha valido para obtener los títulos de Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural. Casi nada.
Además de su arquitectura, en Montañana aún se conservan los restos de dos castillos, tres iglesias románicas y la principal atracción de la villa: un puente de piedra medieval de doble arcada.
En lo alto de Montañana, vigilando el pueblo, sobresalen el campanario de Nuestra Señora de Baldós (en el siglo XIII sustituyó a la antigua torre de vigilancia), así como la torre de la Cárcel. En sus alrededores podemos hacer algunas rutas de senderismo como el Camino Natural de Monfalcó al Congost de Mont-rebei.
Bestué
Bestué es uno de los pueblos menos conocidos de Sobrarbe. Está situado en el valle de Puértolas, uno de los municipios con más hectáreas en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, por lo que es perfecto para descubrir una nueva cara del Pirineo oscense.
Bestué tiene sus orígenes en la Edad Media, en la repoblación que se llevó a cabo tras la Reconquista. Está a 1.200 metros sobre el nivel del mar y su arquitectura es la típica de montaña: con casas de piedra, chimeneas en funcionamiento durante todo el invierno y una iglesia que sobresale por encima de las casas (la de San Pedro). En la conocida como casa Mur o de Antón Barrau se puede ver un ejemplo de la arquitectura renacentista altoaragonesa.
Desde Bestué podemos realizar varias de las rutas de senderismo que se adentran en Ordesa y Monte Perdido. Muy cerca está el cañón de Añisclo, esculpido por el río Bellós y considerado uno de los lugares más bonitos de Aragón. Y, a solo 30 minutos en coche, al sur, también se puede visitar Muro de Bellós, un pueblo abandonado con vistas al Pirineo.
Puyarruego
En la entrada del cañón Anisclo encontramos otro pueblo con mucho que ofrecer, sobre todo si se busca naturaleza. Se trata de Puyarruego, un pequeño pueblo medieval de apenas una treintena de habitantes situado sobre un alto y camuflado entre la vegetación.
Además de arquitectura de piedra y callejuelas, en las inmediaciones de Puyarruego se encuentran maravillas naturales que cada verano atraen a numerosos vecinos. Por ejemplo, la Fuente de los baños, a la que los locales le han atribuido desde la antigüedad propiedades curativas. El pueblo, además, cuenta con una zona de baño del río Bellós, con numerosas pozas naturales y hasta un salto de agua. El paraíso perfecto donde refugiarse cuando el calor aprieta.
Broto
Abrazado entre montañas, con las cumbres nevadas y el sonido del río Ara que corta en dos a Broto… Solo con ver la imagen ya hace que tengamos ganas de mudarnos a él. Y es que este pueblo de Sobrarbe, situado también a las puertas de Ordesa y Monte Perdido, cómo no iba a estar en la lista de los pueblos más bonitos de Huesca.
De carácter defensivo, en Broto encontramos la torre de la casa del Valle, del siglo XVI y que funcionó como cárcel durante siglos. Como curiosidad, de hecho, en sus paredes aún se conserva algún grabado de los antiguos reclusos.
Otra de las torres que sobresalen en el pueblo es la torre almenada y coronada por un campanario de la iglesia de San Pedro Apóstol. Un templo del siglo XV y de grandes dimensiones en el que se mezclan diferentes estilos arquitectónicos como el gótico aragonés o renacentista.
Panticosa
Panticosa es el pueblo perfecto para indecisos o para grupos de gustos variados, pues tiene de todo. Desde pistas de esquí, uno de los balnearios más antiguos de Europa, vías ferratas, rutas de senderismo hasta actividades de turismo activo como el parapente. Lo tiene todo, por eso este destino según cuándo lo visites sí puede estar un poco masificado.
Pero, además de todas esas opciones, el pueblo de Panticosa también merece que le dediquemos tiempo. Situado en el valle de Tena, está rodeado de algunas de las cumbres más altas de los Pirineos y siempre tuvo fama por sus aguas termales. En su casco urbano podemos contemplar las viviendas típicas de montaña, además de la iglesia de la Asunción, del siglo XVI.
Desde el mismo pueblo parte el telecabina que llega hasta los lagos glaciares más conocidos como ibones. Tendrás unas bonitas del pueblo y de su entorno, tanto en invierno como en verano.
Sahún
Entre los pueblos más bonitos de Huesca está Sahún, situado en la falda del valle de Benasque. Las vistas son maravillosas, ya que el municipio está situado entre el Parque Natural Posets-Maladeta y el Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos.
Sus casas, de piedra oscura, siguen la estética del resto de pueblos de montaña, aunque está considerado como uno de los mejores conservados de la zona. En Sahún lo que sorprende es la estrechez de sus calles, así como los túneles que hay entre sus casas. Si te fijas, en algunas de las viviendas está grabado el año de su construcción.
Entre sus tesoros están la iglesia de Juan Bautista, de origen románico -fue levantado en el siglo XII- pero con retoques renacentistas. No muy lejos está el santuario de Guayente, lugar donde antaño se hacían reuniones y que sirve de punto de encuentro para muchos vecinos de Benasque.
En cuanto a actividades, podemos esquiar en la estación de Aramón Cerler; así como hacer varias rutas al embalse de Linsoles.
Alquézar
De arquitectura medieval, Alquézar está considerado como uno de los pueblos más bonitos de Huesca. Y solo con mirarlo es evidente que lo es: sus calles adoquinadas, sus casas de piedra, el castillo de origen islámico y reconvertido en la colegiata de Santa María, sus murallas del siglo XI, torres… Como curiosidad, la colegiata es uno de los monumentos más visitados de la comarca de Somontano. Se puede ver desde prácticamente cualquier parte del pueblo.
Las mejores vistas de Alquézar se obtienen desde el mirador “La sonrisa del viento”. Desde él también se ve el último tramo del cañón del río Vero, que discurre junto al pueblo. De hecho, desde aquí se puede hacer la ruta de las pasarelas de Alquézar, que es sencilla y para toda la familia.
Antes de abandonar Alquézar no te olvides de degustar alguno de los deliciosos vinos de Somontano.
Aínsa
Capital del Turismo Rural en 2018, en esta lista de los pueblos más bonitos de Huesca no podemos dejar fuera a Aínsa. Y es que esta villa situada entre la confluencia de los ríos Ara y Cinca, parece un gran caserío apiñado de arquitectura medieval entre el que destaca la torre de la iglesia.
Su plaza Mayor porticada, sus angostas y pedregosas calles, sus reliquias románicas… Aínsa es una de las escapadas imprescindibles para los amantes del arte y de la historia. No muy lejos se puede visitar el dolmen prehistórico de Tella.
También para los amantes del senderismo, ya que podemos realizar algunas de las muchas rutas que ofrece el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural Posets-Maladeta, así como el Parque Natural de los Cañones y la sierra de Guara.
Redacción ER
Nos encanta inspirar a viajeros y ayudar a los propietarios con nuestros contenidos
Etiquetas
Si te ha gustado, compártelo