Los pueblos más bonitos de Tenerife

Uno de los puntos a favor que tiene España es la posibilidad de disfrutar, sin salir de sus fronteras, de distintas islas. Los archipiélagos canario y balear conforman una serie de opciones únicas para todos los gustos: playas paradisiacas, surf, snorkel, pueblos con encanto, naturaleza… Tenerife, por ejemplo, cuenta con el pico más alto de España: el Teide, uno de sus principales reclamos turísticos. Aunque no es el único, esta isla cuenta con gran variedad de paisajes, una rica oferta gastronómica y un sinfín de pueblos a los que querrás mudarte.

¿No? A continuación os mostramos los que, a nuestro parecer, son algunos de los pueblos más bonitos de Tenerife. La isla cuenta con una serie de atractivos más allá del volcán (aunque su visita sea prácticamente obligada).

La Orotava

El primer pueblo que debemos visitar en la isla es La Orotava. Este municipio cuenta con un impresionante legado histórico situado en un valle de plataneras, una de las mejores estampas de la ínsula. Su casco histórico declarado Interés Nacional y Artístico, además, cuenta con una serie de monumentos que conforman el municipio. Incluso podemos visitar el jardín tropical de la Hijuela del Botánico, con un gran número de plantas excepcionales y únicas. 

Santiago del Teide

Pese a haber dicho que no todo en la isla es volcánico, sí debemos visitar Santiago del Teide. Su playa junto a los acantilados conforman un enclave único dentro de la ínsula que acompañan el volcán Chinyero, cuya geografía es única. Además, el pueblo cuenta con un paisaje distinto capaz de sorprender desde la lejanía a los que lo visitan. 

Masca

En medio del macizo de Teno encontramos otro de los pueblos más bonitos de Tenerife: Masca, el pueblo situado entre montañas y picos conocido como el Machu Picchu español. Masca se encuentra rodeado de vegetación, por lo que es un enclave pintoresco y verde. Su arquitectura rural, además, se encuentra en un excelente estado de conservación donde se pueden encontrar todo tipo de opciones de restauración y artesanía del lugar. Desde allí se puede llegar hasta la playa y el mar atravesando el barranco de Masca.

Garachico

Si lo que buscamos es mar no debemos dejar escapar la posibilidad de visitar Garachico. Situado al lado del mismo océano cuenta con hasta cinco enclaves culturales para ver, entre los que destacan la iglesia de Santa Ana o el castillo de San Miguel. Además, sus fiestas de San Roque son excelentes para disfrutar del municipio en su máximo esplendor. Su ubicación y patrimonio hacen que esté considerado como uno de los pueblos más bonitos de Tenerife.

Candelaria

Candelaria es otro de los enclaves más bonitos de la isla de Tenerife. Está a menos de 20 kilómetros de la capital, a orillas del mar. En él es donde se encuentra la virgen de la Candelaria, patrona de las islas Canarias. Por ello, este pequeño pueblo marinero está considerado como un lugar sagrado y es un lugar de peregrinaje de referencia. De hecho, la conocida como villa mariana celebra cada año la Caminata a Candelaria. En ella también está muy presente la cultura guanche.

San Juan de la Rambla

En línea con el anterior pueblo encontramos San Juan de la Rambla. Este municipio también costero en el norte de la isla cuenta con distintas ofertas turísticas, al mismo tiempo que se caracteriza por ser un tranquilo lugar donde descansar en cualquier época. Con algunos edificios coloreados muchos optan, incluso, por esta ubicación para luego desplazarse por el resto de la isla. 

Icod de los Vinos

Como se puede intuir en su nombre, Icod de los Vinos tuvo gran relevancia por sus extensiones de viñedos en el siglo XVI. Además de viñas en sus campos también destacan las plataneras y el cultivo de fruta en general. Aunque sí hay algo que identifique el pueblo es el drago milenario, uno de los árboles más emblemáticos de la isla y símbolo de Icod de los Vinos. Gracias a su casco urbano, con pequeñas plazas rodeadas de edificios blancos, está considerado como uno de los pueblos más bonitos de Tenerife.

San Cristóbal de la Laguna

Aunque por su tamaño es ciudad, San Cristóbal de la Laguna estuvo considerada desde la antigüedad como el centro intelectual de Canarias. Esto se debe a que en ella se fundó la primera universidad del archipiélago canario. Su anchas avenidas, los edificios de colores herencia de su pasado colonial le han valido para que la ciudad fuese declarada Patrimonio de la Humanidad en 1999. Su nombre se debe a que fue fundada junto a una laguna.