Los pueblos más bonitos del Pirineo catalán

Cataluña es una de las zonas más visitadas de toda España junto con las Islas Canarias y Baleares. Solo en lo que llevamos de año han visitado la comunidad catalana más de 11.500.000 personas, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística). La mayoría lo hacen para visitar la ciudad de Barcelona, aunque las cuatro provincias cuentan con múltiples atractivos que complementan su oferta. 

Uno de ellos son los Pirineos. La cordillera que separa España de Francia como frontera natural es uno de los principales reclamos para disfrutar de la naturaleza junto a los deportes de montaña. Además, en ellos se pueden encontrar municipios asombrosos donde alojarse o simplemente disfrutar de una jornada espectacular. Por ello, a continuación, repasamos los pueblos más bonitos del Pirineo catalán. 

Camprodon

Ubicado en el Ripollés, cerca de Girona, encontramos Camprodon, una localidad que alberga el nacimiento del río Ter. Este pueblo de 2.000 habitantes permite disfrutar de la naturaleza salvaje que se funde con su arquitectura, entre la que destaca el Puente Nuevo, del siglo XII. 

En el municipio podemos degustar la típica gastronomía de montaña compuesta de carnes y embutidos (no hay que dejar de probar las galletas Birba), mientras realizamos una visita a la iglesia de Santa María o paseamos a lo largo del río. Camprodon ofrece una amplia oferta de actividades, como las excursiones por los aledaños del pueblo, el esquí durante el invierno o las rutas en bicicleta de montaña. 

Llívia

Llívia es otro de los pueblos más bonitos del Pirineo catalán que visitar. Esta localidad rodeada por territorio francés desde el Tratado de los Pirineos es una localidad muy tranquila con pequeñas casas de piedras que suele enamorar a aquellos que la visitan. 

Como curiosidad, la localidad cuenta con la farmacia más antigua de España, aunque ahora es un museo. Por el municipio también podemos disfrutar de su iglesia gótica o de la fortaleza del pueblo cuyo camino es empedrado. Este nos lleva al campanario que se puede observar desde toda la zona, incluido desde el territorio francés. 

Unha

En Lleida encontramos un pequeño municipio llamado Unha que con sus 125 habitantes es uno de los pueblos más bonitos del Pirineo catalán. La tranquilidad es una de las principales características de este pueblo que pasa desapercibido por muchos. Aunque también tiene su patrimonio.

En lo alto del pueblo encontramos la iglesia de Santa Eulalia, del siglo XII y que alberga pinturas románicas únicas en la Vall d’Aran. Su arquitectura contrasta con la de Çò de Brastet, una casa señorial de la época renacentista. En Unha también podemos probar la famosa olla aranesa, el plato típico de la zona. 

Vielha

Sin abandonar esta región nos desplazamos a la capital del Vall d´Arán: Vielha. Con su arquitectura tradicional de montaña, con viviendas de piedra, madera y tejados de pizarra, nos ofrece la típica estampa pirenaica. Su casco antiguo forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. El municipio se ha convertido en un centro neurálgico del esquí en invierno, por lo que recibe miles de visitantes cada año. 

Su zona montañosa de los alrededores permite realizar otras actividades como la bicicleta o el turismo de aventura. Algunos también deciden descubrir la zona a bordo de un todoterreno con el que disfrutar al completo de la localidad.

Taüll

Con algo más de 300 habitantes y en el Vall de Bohí encontramos el municipio de Taüll. En él podemos encontrar dos de las mejores joyas arquitectónicas del románico catalán como la iglesia de Santa María y la de San Clemente, imagen del municipio gracias a su imponente campanario. Recomendamos visitarla cuando se proyecte el vídeo mapping del Pantocrator.

Pero la arquitectura no es lo único que ofrece la localidad. Para admirar todo el valle podemos realizar la ruta de la Santeta, que tras 15 minutos de senderismo nos lleva hasta el mirador. Taüll está cerca del Parque Nacional de Aigüestortes, donde podemos realizar numerosas rutas y visitar sus lagos.

Castell de n´Hug

Alejándonos un poco de la alta montaña nos movemos al Prepirineo catalán. Allí encontramos uno de los emplazamientos más bonitos de Cataluña donde se puede disfrutar de la naturaleza en su estado más puro gracias al nacimiento del río Llobregat. Hablamos de Castellar de n’Hug, que gracias a sus 1.400 metros de altitud ofrece un enclave maravilloso. 

Con poco más de 150 habitantes el municipio ofrece una arquitectura empedrada y típica catalana. Además, se puede observar desde el mismo pueblo otras maravillas naturales como el Pedraforca -una de las montañas más emblemáticas de Cataluña- o les Rassos de Peguera. 

Prullans

En la Cerdanya encontramos una pequeña localidad de unos 200 habitantes muy cercana al Parque Natural Cadí-Moixeró: Prullans. Gracias a su altura, desde el pueblo podemos disfrutar de unas vistas increíbles al valle. En el propio municipio, además, podemos visitar la iglesia románica de Sant Esteve, del siglo XI, cuyo campanario fue incluido siglos después. 

Prullans cuenta con un gran valor histórico para Cataluña. En las cuevas que hay en sus alrededores se encontraron dólmenes muy destacados que demostraron como los humanos habían habitado esas zonas desde hacía siglos. 

Queralbs

Por último, uno de los pueblos más bonitos del Pirineo catalán es Queralbs. Este municipio de algo menos de 200 habitantes situado entre la Cerdanya y Francia cuenta con todo tipo de atractivos arquitectónicos como su iglesia románica del siglo X. Además, el pueblo ofrece unas rutas maravillosas de senderismo que permiten perdernos entre la naturaleza que rodea la localidad. 

El santuario de Núria está muy próximo al pueblo. Allí, además de disfrutar de la naturaleza y de actividades de montaña como el esquí o su tradicional tren cremallera, hay una imagen romántica de la virgen de Núria. Como curiosidad, en el santuario es donde se redactó el primer estatuto de autonomía de Cataluña, en 1931.