Está claro que España goza de un clima muy variado. Tanto es así que hay localidades que cuentan con una temperatura media de 22 grados centígrados y más de 300 días de sol al año. Sin embargo, en la otra cara de la moneda, existen pueblos en los que el mercurio coquetea con los números negativos llegando a superar mínimas de 30 grados.
Pero no te asustes, estos pueblos tienen mucho más que ofrecer que temperaturas bajo cero. Son lugares donde el frío se convierte en un protagonista con encanto, y te brindan la posibilidad de descubrir paisajes de cuento, degustar platos típicos y reconfortantes, disfrutar del significado de la palabra tranquilidad o practicar actividades y deportes de invierno.
Así que, si estás listo para desafiar a las temperaturas extremas y conocer los pueblos más fríos de España que batieron récord, según los registros, abrígate porque nos vamos de viaje.
La Torre de Cabdella (Lleida)
La temperatura más baja registrada en España desde que hay mediciones es en La Torre de Cabdella, un pequeño pueblo de Lleida anclado en pleno Pirineo catalán. Más concretamente en el Estany Gento, donde el día 02 de febrero de 1956 el termómetro marcó -32º. Este lago de origen glaciar, situado a 2140 metros de altitud, destaca porque se puede llegar hasta él por medio de una de las rutas más impresionantes del Pirineo leridano.
Además, este rincón tan pintoresco que es uno de los pueblos más fríos de España es conocido por sus blancos paisajes, ya que en invierno el mercurio puede descender, y con facilidad, hasta los 10 grados bajo cero. Y por su riqueza cultural, manifestada mediante características iglesias románicas como la de Sant Martí, una auténtica joya que hoy en día solo conserva una torre con una bóveda decorada. En definitiva, aquí la “crudeza invernal” se transforma en una experiencia única.
Calamocha (Teruel)
En el Top 2 se encuentra Calamocha al registrar el 17 de diciembre de 1963 una temperatura de -30 grados. Este municipio turolense, en medio de la extensa llanura de Jiloca, se caracteriza por sus famosas heladas, especialmente de diciembre a febrero, fuertes precipitaciones en primavera y veranos secos y suaves, de esos que hacen que a la noche duermas tapada porque refresca.
Se podría decir que aquí es donde se fabrica el frío, eso sí con gracia y encanto, ya que su excelente situación geográfica proporcionó que en el pasado fuera un importante enclave fortificado. Lamentablemente, no quedan restos del recinto amurallado, pero su casco urbano te invita a descubrir numerosas sorpresas como los palacetes de estilo aragonés o la iglesia de Santa María la Mayor del siglo XVII. También atesora otras joyas patrimoniales y herencias arquitectónicas que se pueden visitar por la zona como es el caso del puente romano construido en el siglo I d.C.
Molina de Aragón (Guadalajara)
Si de rankings va la cosa, Molina de Aragón se cuela en el tercer puesto de los pueblos más fríos de España dado que su hito histórico fue de -28,2 grados registrados el 28 de enero de 1952. Durante los meses más gélidos del año es habitual que sus vecinos lleguen a soportar mínimas de -3,5 y heladas continuas que dejan estampas cubiertas de blanco.
Tal es la fama gélida de esta localidad, ubicada en el nordeste de la provincia de Guadalajara y a unos 1060 metros de altitud, que se encuentra en el llamado “Triángulo del frío”. ¿Habías oído hablar de este término? Se trata de un “triángulo” compuesto por el municipio que nos ocupa, Teruel y, el anteriormente citado Calamocha, tres poblaciones que históricamente en invierno registran temperaturas heladoras.
A pesar de estos datos, siempre es un buen momento para visitar esta ciudad y conocer su pasado medieval y su gran riqueza monumental. Muestra de ello es su imponente castillo y las murallas que lo guardan, uno de los más grandes de Castilla-La Mancha. También hay que destacar el Monasterio de San Francisco, fundado a finales del siglo XIII, y su casco antiguo, donde el barrio judío y el barrio de la morería son su principal reclamo. Y si quieres salir del tradicional chocolate caliente con churros acude a la pastelería “El Manolongo” para degustar las patas de vaca. Un postre artesanal y exclusivo de Molina de Aragón, cuya receta es secreta pero podemos intuir que está hecho a base de harina, huevo y azúcar y relleno es de crema pastelera.
Reinosa (Cantabria), uno de los pueblos más fríos de España
Un pueblo de la cornisa cantábrica tenía que aparecer, y Reinosa, conocida como la “puerta norte de Castilla”, hace los honores. Unos honores históricos para esta región montañosa que hizo que el mercurio bajase hasta los -24,6 grados el 04 de enero de 1971. Así que, en temporada invernal hasta aquí se acercan los amantes de la naturaleza y las actividades al aire libre que se vuelven aún más emocionantes gracias al componente climático. Lo que no quita para que igualmente visites su casco histórico, puesto que Reinosa alberga uno de los mejores ejemplos del barroco cántabro gracias a su iglesia de San Sebastián.
Este templo religioso está ubicado en el centro de la ciudad y data del siglo XVIII, aunque presenta restos de los dos siglos anteriores. Además, en la plaza del Ayuntamiento se erige un conjunto de edificios de sillería construidos en los siglos XVI y XVII y en la Avenida del Puente Carlos III te espera La Casona, un palacio señorial declarado Bien de Interés Cultural desde 1982. Es también popular la zona de los soportales, donde se puede degustar el dulce típico de la localidad, conocido como pantortilla. Tiene una forma redonda, está elaborado de hojaldre y en la parte superior cuenta con una capa de azúcar caramelizado.
Posada de Valdeón (León), uno de los pueblos más fríos de España
Podríamos asegurar que cualquier municipio de Castilla y León formaría parte de este listado, ya que Burgos, Soria o Ávila suelen ser protagonistas en los telediarios cuando los termómetros bajan y las nevadas hacen acto de presencia. En esta ocasión, el foco de atención se lo lleva un pequeño pueblo leonés llamado Posada de Valdeón. Lo cierto es que la montaña leonesa destaca por sus temperaturas mínimas, y se disputa todos los años con el Pirineo catalán el récord del lugar con las mínimas más bajas.
Y es que al ser uno de los lugares más emblemáticos del macizo central del Parque Nacional de los Picos de Europa, es por descontado, también uno de los duros de España para pasar los meses más gélidos del año. Desde luego que cuando llega el temporal no puedes olvidarte de los guantes, la bufanda, el gorro y un buen abrigo porque aquí el frío es de verdad. Eso sí, para los amantes del senderismo es el paraíso. Hasta la zona se acercan los montañeros más preparados para hacer la popular Ruta del Cares, y así, en invierno, obtener una perspectiva completamente diferente.
Miryam Tejada
Mi título universitario dice que soy licenciada en periodismo, pero realmente soy una todoterreno a la que le pilló la transición del mundo analógico al digital de pleno. Es decir, soy millennial, y eso lo que conlleva, según las habladurías, es que me dejo llevar y priorizo mi bienestar. O lo que es lo mismo, soy una apasionada de los viajes y las experiencias, del simple hecho de tomar unas cervezas entre amigas, organizar una buena comilona en la sociedad con sobremesa larga incluida o pasar las tardes en el parque con mis gemelos.
Etiquetas
Si te ha gustado, compártelo