7 pueblos medievales en Galicia

Su situación en el Noroeste de España, encajada entre dos mares: el Cantábrico y el Atlántico, hizo que Galicia fuese muy codiciada por diferentes civilizaciones como los vikingos, celtas, suevos, visigodos, normandos, árabes, cristianos… Razón por la que, un gran número de los pueblos gallegos, tanto del interior como de la costa, presentan una rica mezcla de yacimientos y arquitectura.

En este post hablaremos de la Edad Media. Y, aunque existen muchas localidades que han conservado entre sus viviendas la esencia del medievo, aquí hemos seleccionado 7.

Están repartidas por Ourense, Pontevedra, A Coruña y Lugo; y viajar a ellas es como si el tiempo se parase.

1. Ribadavia

La capital de O Ribeiro conserva en su casco antiguo de aire medieval una de las juderías más completas de Galicia y de España. Está incluída en la Ruta Sefarad.

Los judíos se asentaron en Ribadavia en el siglo XI, cuando el rey García convirtió el pueblo en la capital del Reino de Galicia. Su desarrollo económico provocó que, tres siglos después, llegara a albergar hasta 1.500 judíos.

Hoy, en el pazo de los Condes de Ribadavia, en la plaza Mayor, está el Centro de Información Judía de Galicia donde podemos conocer su historia. La judería se extiende hasta la muralla medieval. En él podemos contemplar la arquitectura de la época, algunas insignias de esta religión y probar los dulces típicos sefardíes que todavía se venden en la tienda-museo Tahona de Herminia.

En agosto, en la judería también se celebra la popular Fiesta Medieval Da Istoria, donde todos los vecinos de Ribadavia van ataviados con vestimentas de la época, hay un desfile medieval, mercados, música y hasta una cena medieval en el castillo de los Sarmiento (s. XIV).

Durante la Edad Media, los monjes de Ribadavia comenzaron a plantar la vid a orillas del río. Quién les iba a decir que acabarían elaborando uno de los vinos más exquisitos de Galicia.

2. Allariz

Si hablamos de la Galicia medieval no puede faltar Allariz. Fue capital histórica del Reino de Galicia y se dice que cuenta con uno de los burgos medievales más completos y mejor conservados de la Comunidad Autónoma.

En él podemos disfrutar de monumentos de la época como el puente románico de Vilanova, el convento de Santa Clara, las iglesias de Santo Estevo y la de Santiago, entre otros. En 1994 recibió el Premio Europeo de Urbanismo por la rehabilitación de su núcleo histórico.

El casco urbano de Allariz es prácticamente peatonal y dispone de un montón de jardines. De hecho, los cuidan tanto que, desde hace 10 años, celebran el Festival Internacional de Jardines de Allariz.

3. Oia

Oia es un pequeño pueblo situado en una de las orillas de las Rías Baixas, en Pontevedra. Su origen data del siglo XII, cuando el rey gallego Alfonso VII fundó el monasterio de Santa María de Oia, situado junto a la costa. En sus inicios era una abadía de estilo románico y un siglo más tarde se le incorporó una fachada barroca. Está declarado Monumento Nacional.

No obstante, aunque la historia de Oia gira entorno a la antigua abadía, en sus alrededores se han encontrado evidencias de la Edad de Bronce, como pinturas rupestres. También hay restos de castros levantados por los Celtas. Como los del yacimiento arqueológico de Bouza Fariña, en Mougás. En él había un altar para realizar sacrificios que actualmente está en el Museo Arqueológico de Pontevedra.

Además de mar, Oia también tiene montes. En el de A Groba se pueden ver caballos salvajes en libertad.

4. Cereixo

En A Costa da Morte está la villa de Porto de Cereixo. Un pequeño pueblo que fue levantado sobre los restos de una antigua población. Alfonso VIII de Galicia y León la visitaría en el siglo XIII para concederle la carta puebla.

Su ubicación junto a la ría do Porto hizo que prosperase su comercio marítimo y que fuera objetivo de ataques durante la Edad Media. Para protegerse, en el siglo XVII levantaron las torres de Cereixo, el símbolo de la villa que perteneció a la nobleza y en cuyas paredes aún se conservan los escudos de las distintas familias.

La iglesia de Cereixo también conserva su arquitectura casi intacta. En la plaza de la villa hay un carballo centenario. Desde aquí se puede acceder al paso fluvial, donde está la casa de Vila Purificación, con su hórreo y palomar; y el molino de Mareas, que data del siglo XVII.

5. Tui

Ubicado en el bajo Miño, Tui fue la capital del reino suevo en el siglo V con Rekiamundo. Fue un importante centro militar, por su proximidad al mar; económico y administrativo que fue a más durante la Edad Media. Cuando levantaron sus murallas para protegerla de los ataques por mar.

Tui también tuvo muchos momentos de esplendor en la historia. En la Hispania visigoda, fue sede episcopal de la iglesia católica y el rey godo Witiza estableció allí su corte y palacio. También fue capital de la provincia del Reino de Galicia.

Uno de los edificios más emblemáticos de la Edad Media es la iglesia de Santa María de Tui, que data del siglo XII. Un raro ejemplo que mezcla la arquitectura militar y la religiosa que se ha convertido en una de las catedrales más famosas de Galicia. También el convento y el túnel de las monjas Clarisas. Y, sobre el recorrido de la antigua muralla se levantaron los jardines de Troncoso.

Debido a su proximidad con la frontera con Portugal, desde 2012 Tui y Valença do Minho forman una eurociudad. Están conectadas por dos puentes que atraviesan el río Miño. Además, es la entrada a Galicia del Camino de Santiago portugués.

A finales de agosto, en Tui se celebra el Festival da Historia Arraiana, con mercados, teatro y música medieval.

6. Pazos de Arenteiro

Viajar a Pazos de Arenteiro es como volver al pasado. Esta pequeña localidad de Orense –tiene menos de 100 habitantes– se caracteriza porque por sus angostas calles se ubican los pazos que le da nombre al pueblo.

El pazo da Encomenda era la antigua propiedad de la Orden de Malta que, como muchos caballeros y nobles, se asentaron aquí por la riqueza que el vino Ribeiro generó en el pueblo. Una actividad que aún se mantiene y de la que se puede disfrutar viendo los cultivos de la vid, cómo los viticultores de la aldea recogen las uvas o asistiendo a una vendimia.

La riqueza hizo que, entre los siglos XVI y XVI, se levantasen cantidad de casas blasonadas. Algunas de las más populares son la casa de Arriba,Pazo de Feixóo, casa do Ouro, pazo de Cervela, casa y granja de O Mato, pazo do Currelo, pazo dos Tizón y pazo de Laxas. Algunos de ellos han sido rehabilitados como alojamientos rurales.

En los alrededores hay varias rutas de senderismo como el sendero de Boborás, donde se pueden ver los restos del puente medieval Ponte da Cruz, que cruza el río Avia.

7. Mondoñedo

Una de las paradas imprescindibles en el Camino de Santiago del norte. Está en Lugo y su centro urbano, de carácter medieval, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2015.

Su arquitectura se caracteriza por los tejados de losa de las casas. Tienen la particularidad de que terminan en pico con unas piedras (ameas) para protegerse del viento. El epicentro de Mondoñedo es la catedral, que data el siglo XIII y aún conserva la puerta románica primitiva. Justo enfrente está la plaza de España, donde permanece inmóvil, sentado en un banco, el escritor Álvaro Cunqueiro.

De la Edad Media también son otros de los puntos de interés turístico de la villa, como el hospital de San Pablo, el monasterio de la Alcántara, el santuario de los Remedios, el convento de la Concepción, el ayuntamiento, la fonte Vella y el pazo del regidor Luances, entre otros. Lo que apenas se conserva es la muralla medieval que cercaba la localidad.

En el mes de agosto, Mondoñedo también celebra su Mercado Medieval. En él hay música, puestos de comida, bailes y puedes encontrarte con caballeros, druidas, damas y juglares.