Lo medieval gusta. Puede ser una generalización, pero solo hay que fijarse en la cantidad de visitantes que recibe un pueblo que aún conserva patrimonio de la época, como puede ser Besalú, en Girona. Por sus calles transitan miles de visitantes cada año que se maravillan con el puente románico (ideal para hacerse la foto) por el que se entra a la localidad, con el empedrado de los edificios e incluso con las tiendas de recuerdos inspirados en la Edad Media, que incluyen escudos y espadas de madera para los más pequeños (o no tanto).
No es el único, porque el territorio español está bien nutrido de recuerdos de la época de los caballeros ataviados con cota de malla. De hecho, en la misma provincia en la que se encuentra el pueblo mencionado hay una buena concentración. La Costa Brava, una de las zonas más apreciadas de los amantes de la playa, aporta a la lista de pueblos medievales de la península una buena cantidad de nombres. Estos son siete de ellos:
Tossa de Mar
El recinto amurallado de la Vila Vella, declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1931, deja boquiabiertos a todos los visitantes. Es el único ejemplo de población medieval fortificada que aún se conserva en la costa de Cataluña. Aunque se construyó a finales del siglo XII, lo que se puede ver hoy es el resultado de numerosas reconstrucciones llevadas a cabo sobre todo entre finales del siglo XIV y el siglo XVIII.
Casi la totalidad de su perímetro original está conservado, así como la torre d’en Jonàs, la torre de les Hores y la torre d’es Codolar, también conocida como torre del homenaje. En la parte más alta de esta zona amurallada estaba el castillo, pero ahora hay un faro. Entre otros monumentos de interés también está la iglesia románica de San Vicente, construida en el siglo XV sobre los restos de un templo románico del siglo XII.
Pals
Se trata de una pequeña joya medieval situada en la comarca del Baix Empordà. Era el lugar preferido del famoso escritor y periodista Josep Pla, que llevaba a todos sus conocidos al mirador que ahora lleva su nombre, uno de los puntos más atractivos de la localidad.
La Oficina de Turismo recomienda una ruta sencilla para conocer la villa medieval. Esta comienza desde Ca Pruna, una casa del siglo XV-XVI que ahora es la Casa de la Cultura de Pals. De ahí, se llega a la Plaza Mayor, caminando por la calle Creus, donde está el arco gótico por el que se entra al recinto amurallado.
Allí está la torre de las Horas, que data del siglo XI-XII, mide 15 metros y es lo único que se conserva del castillo que se demolió en el siglo XV. Su nombre viene del campanario gótico que se instaló en su interior. La iglesia de Sant Pere y el mirador del escritor son los otros dos puntos clave del pueblo.
Pals es uno de los pueblos medievales en la Costa Brava más populares, por lo que durante festivos y época estival es posible encontrarse gran cantidad de turistas.
Begur
Puede que muchos espectadores no lo sepan, pero el castillo en el que se rodó la escena final de la película De repente, el último verano protagonizada por Liz Taylor y Montgomery Cliff es el que corona Begur. El glamour de Hollywood llegó en 1951, pero el edificio data del siglo XI, aunque lo que se conserva actualmente es el fruto de numerosas remodelaciones ya que las contiendas que vivió dejaron su huella en él, muchas veces demasiado profunda.
Además del castillo, el pueblo también tiene otros ejemplos de interés arquitectónico como la iglesia románica de San Esteban de Esclanyà, las torres de defensa del siglo XVI y las casas de indianos, construidas por aquellos que emigraron a América y volvieron cargados con el dinero con el que levantaron estos pequeños palacetes.
Aquellos que quieran conocer las mejores calas del municipio como Sa Tuna, Aiguablava o Sa Riera pueden seguir algún Camino de Ronda: son senderos que recorren la costa y permiten llegar a esas playas. Antiguamente se utilizaban para vigilar el horizonte ante posibles invasiones piratas o para operaciones de contrabando.
Peratallada
Esta pequeña localidad medieval está tan bien conservada que tiene el reconocimiento de Conjunto Histórico-Artístico. Merece la pena recorrer sus calles empedradas con tranquilidad y disfrutar de sus atractivos arquitectónicos como la iglesia consagrada a San Esteban, que data del siglo XII con detalles añadidos en los siglos posteriores XVI y XVI. Un detalle curioso es que está construida fuera del perímetro de la muralla y no se puede acceder a su interior, donde reposan los restos del señor feudal Gilabert de Cruïlles.
El otro monumento destacado es el castillo-palacio, cuya fecha de construcción es 1065. Se edificó sobre una roca natural que después se cortó para que fuese vertical (de ahí el nombre del pueblo, en castellano ‘piedra cortada’). Su torre del homenaje mide ocho metros y sus actuales propietarios son los condes de Torroella de Montgrí.
Al igual que Pals, Peratallada también es uno de los pueblos medievales en la Costa Brava más visitados.
Castelló d’Empúries
Los amantes de las recreaciones históricas, y en concreto de las medievales, tienen una cita obligada en septiembre: el Festival Terra de Trobadors. En dichas jornadas, diversos artistas recrean el esplendor medieval que el pueblo tuvo en el pasado a modo de trovadores y hay música, danza y teatro en la calle.
Estos actos se desarrollan por las calles de esta villa que tiene, entre sus edificios más emblemáticos, a la conocida como catedral de l’Empordà. Se trata de la basílica de Santa María, que data del siglo XIII. En su interior se encuentra el museo parroquial, conocido como El Tesoro, en el que se puede ver una colección de orfebrería religiosa.
Asimismo, también se puede observar la puerta Gallarda, la única que queda del recinto fortificado que en su día tuvo ocho y pasear por las calles del pueblo en las que aún se conservan casas señoriales que se remontan al siglo XIII.
Sant Martí d’Empúries
Aunque ahora es una especie de barrio de L’Escala que ha conservado su espíritu y aspecto medieval, en su momento fue una península independiente en la que sus primeros habitantes se asentaron en el siglo IX a. C. Además, está muy cerca del yacimiento grecorromano Empúries, en donde se pueden ver restos de mosaicos, columnas y templos.
Dentro del pueblo se encuentra la iglesia de Sant Martí, que se terminó de construir en el año 1538. Parece que está elevada sobre las ruinas de otro templo que databa del año 926 según documentos que la mencionan. Está situada en plena Plaza Mayor del pueblo, desde dónde también se puede observar la Casa Forestal, construida en 1910 por orden del Servicio Hidrológico y Forestal y ahora es la sede de la Fundación Iberia Graeca. Asimismo, en ese espacio están los restos del castillo del pueblo –el portal y un muro– que se erigió entre los siglos XIII y XIV.
Un dato curioso es que Víctor Mora, el autor del famoso cómic El Capitán Trueno, se inspiró en esta localidad para su trabajo. De hecho, su protagonista era vecino del pueblo aunque sus lectores seguramente no tuviesen ni idea.
Calella de Palafrugell
Es otro de los pueblos que tiene en su perímetro un Camino de Ronda que permite llegar a calas cercanas como Els canyers o cala foradada, si se quiere encontrar un poco menos de aglomeración que en la playa que está justo en el pueblo conocida como Port Bo (en verano Calella es muy popular). Un buen sitio desde el que tomar perspectiva de la localidad es el mirador Manel Juanola i Reixach, que lleva ese nombre por el farmacéutico creador de las pastillas Juanola.
La localidad también tiene un edificio de aspecto medieval, el castillo de Cap Roig, pero curiosamente se construyó en 1931. La idea fue de Nicholas Woevodski, un oficial ruso que dejó su país después de la revolución de 1917 y su mujer Dorothy Webster. Además, también fueron los impulsores de los jardines de Cap Roig, que acogen más de 800 especies botánicas a lo largo de 20 hectáreas. El conjunto está protegido como Bien Cultural de Interés Nacional.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
Etiquetas
Si te ha gustado, compártelo