Aunque al pensar en Murcia pueden venir primero a la mente las maravillas de la Costa Cálida, con sus playas y todas sus horas de sol, la Región de Murcia cuenta en realidad con muchos más atractivos, tanto naturales, como gastronómicos y culturales. Basta poner la mirada cerca de la sierra de Lavia y el valle del Aceniche, donde se encuentra Bullas.
Posiblemente sea un destino desconocido para muchos. Sin embargo, lo tiene todo para ser uno de los principales reclamos del turismo rural en la región: la geografía del entorno, los parajes naturales y su larga tradición vitivinícola y gastronómica hacen que la agenda de planes sea tan diversa que hará que los días dedicados a tu escapada se te queden cortos.
Lo primero, un casco histórico lleno de sorpresas
El pequeño y colorido casco histórico de Bullas se articula a partir de sus siempre animadas plazas. Entre los monumentos de la villa que hay que marcar en el plano están la iglesia de Nuestra Señora del Rosario con su vistosa torre de estilo barroco (Monumento Nacional desde 1982), la torre del Reloj como elemento inconfundible de la topografía urbana de Bullas, y la señorial y ecléctica Casa de los Melgares (actual Casa de la Cultura).
Por la calle Rosario, por detrás de la iglesia, se llega a otro de los enclaves imprescindibles del municipio, la antigua casa señorial que hoy alberga el Museo D. Pepe Marsilla, donde poder experimentar la vida tal como era en Bullas a finales del siglo XIX.
Y a poder ser…
Puestos a organizar una visita a Bullas, mejor que coincida con el primer domingo de mes, que es cuando se realiza el mercadillo tradicional de El Zacatín. Todo un acontecimiento social en la Región de Murcia que despliega un colorido bullicio entre la plaza vieja, epicentro del corazón histórico del municipio, y la plaza del Castillo. Allí tienen protagonismo los productos artesanales y ecológicos como las cerámicas, los bordados, los excelentes embutidos o los dulces. Y no solo es ver o comprar, el mercadillo es todo un ecosistema cultural con animaciones en calle, muestra de oficios, visitas guiadas por antiguas bodegas o catas guiadas de vinos de la D.O. Bullas.
Disfrutando (naturalmente)
El as bajo la manga de Bullas es la naturaleza y es que pocos destinos rurales de la región pueden hacer tal despliegue de rincones naturales y de paisajes. El más famoso, sin duda, es el salto del Usero, que aparece siguiendo el cauce del río Mula hasta el lugar donde comienza a serpentear y formar pozas de agua.
Se trata de una escénica bóveda natural rodeada por una vegetación copiosa. Allí, la erosión de las rocas ha originado una peculiar forma de bóveda natural, a través de la cual cae una cascada de unos cuatro metros de altura, en lo que acaba siendo un marco incomparable para el baño.
Pero hay más planes naturales para hacer en Bullas. El itinerario ecoturístico El Romero que se puede realizar a pie, en bici y a caballo, es otro. Discurre por viñedos y zonas forestales de la sierra y, como anécdota, se divisa el paraje del Carrascalejo, donde se encuentra la bodega en activo más antigua de Bullas.
Y una vía verde de propina
Entre las ciudades de Murcia y Caravaca de la Cruz discurre la Vía Verde del Nordeste: 78 kilómetros de camino natural que siguen el antiguo trazado ferroviario que unía ambos puntos. Los viaductos, túneles y estaciones se acondicionaron para el turismo tras haber quedado en abandono en 1971 por el cierre de la vía.
En concreto, desde Bullas se puede ir por esta senda a Mula o bien a Caravaca de la Cruz. La primera etapa al ser una de las de mayor desnivel posee también el atractivo del mayor número de túneles y puentes. La segunda, es la más montañosa y tiene el reclamo de pasar junto a la antigua ciudad visigoda de Begastri.
Rico, rico…
Bullas sobresale a nivel gastronómico entre las ciudades del interior de la Región de Murcia. No faltan restaurantes, asadores, terrazas y barras de tapeo entre la oferta que se encuentra por sus calles. Tapas como las almendras con huevas o mojama y las patatas fritas con aceitunas son todo un clásico informal, mientras que si se prefiere sentarse frente a una mesa, se puede optar por platos tan típicos y sabrosos como el arroz con conejo y caracoles, cocinado en hoguera alimentada por sarmientos.
Las carnes, embutidos a la brasa, el zarangollo y las migas acompañadas por costillejas son como para hacerles un monumento. Por cierto, si ves colas en la puerta de las pastelerías locales es por algo. Aquí los dulces típicos como las torrijas, los riñones, los borrachos, los piononos o los cuernos de merengue se convierten en el mejor souvenir con el que volver a casa.
Ruta del vino de Bullas
Por supuesto, toda la gastronomía local se puede servir regada por los excelentes vinos de la D.O.P. Bullas. Bullas, Jumilla y Yecla son las tres denominaciones de origen con las que cuenta la Región de Murcia, cada una de las tres con sus características y suertes propias.
En este caso, fue el buen trabajo de la bodega Balcona, y en especial su tinto Partal, quien hizo resurgir del olvido esta zona vinícola. De ahí para adelante, una trayectoria con la que se dignificó un vino que muchas veces quedaba tan solo reducido a la labor de la cooperativa.
Aunque la historia de Bullas está ligada a la cultura de la vid, su denominación de origen no llegó hasta 1994. La Ruta del Vino de Bullas se desarrolla por los municipios de Bullas, Mula, Ricote, Cehegín, Lorca, Pliego, Caravaca, Moratalla y Calasparra y permite conocer todos los secretos de estos deliciosos caldos. Antes de salir a conocer las bodegas, convendría una visita al Museo del Vino y a la Casa Museo de Don Pepe Marsilla, donde se muestran las características de esta larga tradición vinícola que se remonta a los tiempos de los romanos. De hecho, el yacimiento arqueológico de la Villa de Los Cantos es un fiel reflejo de la gran actividad vinícola de esta zona.
José Alejandro Adamuz
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Una tierra extraordinaria