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Ni una ni dos ni tres: en este espacio natural del Valle de Llémena que vamos a investigar hay trazadas once rutas por las que hacer senderismo o transitar en bicicleta de montaña. Al menos son las que se ofrecen desde la página de la Mancomunitat de la Vall de Llémena, un lugar sorprendente y menos conocido de lo que cabría suponer. Al fin y al cabo en sus 184 km2 se encuentran volcanes, pozas de agua, pueblos, paisajes naturales y otros atractivos rurales a ‘tiro de piedra’ como se dice popularmente de la ciudad de Girona ¿Cómo es posible que no sea más famoso de lo que es?
Puede que en parte se deba a que se encuentra entre la comarca del Gironés y La Garrotxa, uno de los principales referentes naturales de Cataluña. Y medievales porque Besalú, el pueblo que más admiración desata entre los aficionados a esta temática –o, al menos, uno de los más estimados– está situado dentro de las delimitaciones del territorio. Ese interés por el territorio colindante posiblemente haya hecho sombra a los atractivos del valle de Llémena, pero nunca es tarde para descubrirlos. Un nuevo punto que marcar en el mapa a la hora de planificar escapadas, una oportunidad más de pasarlo bien.
El arroyo de Llémena, afluente del río Ter, es el que da nombre a este valle fluvial en el que se sitúan cuatro municipios principales: Canet d’Adri, Sant Aniol de Finestres, Sant Gregori y Sant Martí de Llémena. Además, el espacio está salpicado por otros pueblos más pequeños y típicas masías catalanas, algunas de las cuales llaman la atención por su arquitectura y merecen una visita.
Habría puntos de interés que recopilar para quienes se animen a desplazarse de la zona, pero para concretar aquí vamos a reunir algunos de los más importantes. Puede haber diversidad de opiniones y algunas personas que conozcan el valle puede que echen en falta alguna referencia pero para eso está la sección de comentarios: cualquier recomendación será bienvenida.
Las pozas de Font de la Torre
No a todo el mundo le gusta bañarse en el mar, pero sí todas las personas necesitan refrescarse en verano. Y para aquellos que les guste la sombra y el agua cristalina, las pozas (o gorgues en catalán) son una opción perfecta. Las de Canet d’Adri son unas de las más reconocidas de Cataluña y, de hecho, una de las rutas marcadas por la oficina de turismo pasa por aquí. Hay una leyenda que dice que el agua de la fuente tiene un efecto rejuvenecedor, así que no hay que irse sin, por lo menos, haberse mojado la cara un poco. Por probar no pasa nada ¿verdad?. La mencionada ruta lleva al senderista o ciclista hasta el volcán del Puig d’Adri, que se encuentra al pie de la montaña de Rocacorba, otro de los sitios recomendados.
La poza del Diablo del Valle de Llémena
Que también se conoce como de Llorà, en Sant Martí. Aunque ya se hayan incluido unas pozas en la lista de lugares señalados, sería injusto dejar fuera a la del Diablo ya que solo por el nombre merece la pena. No es accesible para todo el mundo, ya que no se puede acceder en coche, la bajada es pronunciada y el camino no llega hasta el agua. Así que no es recomendable visitarla con ancianos, niños o personas con movilidad reducida. En cierto punto hay que lanzarse a la poza (para bañarse en ella) y subir de nuevo agarrándose a una de las cuerdas de los laterales.
Santuario de Santa María de Rocacorba
Está situado en la cima de la montaña a la que alude y desde allí se obtienen unas de las vistas más espectaculares de la zona y hasta el Cap de Creus si no hay nubes. El edificio que se puede ver actualmente y que data del siglo XVIII se erigió sobre los restos de un castillo del siglo XI. Está declarado Bien de Interés Cultural y en su interior se puede ver una réplica de la imagen gótica de la Virgen de la Pera (quienes prefieran apreciar la original tienen que dirigirse al Museo de Arte de Girona).
También hay una ruta para llegar hasta allí que parte de Adri y tiene una longitud de 11,5 km. La duración aproximada es de 3 horas y media y no puede decirse que sea una senda fácil. De hecho tiene una subida bastante pronunciada y con piedras y no es apta para recorrer en bicicleta. Los detalles, aquí.
Pueblo ibérico de la Palomera
Descubierto en 1965 por un arqueólogo de Girona llamado Francesc Riuró, se encuentra a 760 metros sobre el nivel del mar. En concreto, pertenece al término de Sant Aniol de Finestres, tiene forma cuadrada con una torre en su interior y en él se encontraron restos de cerámicas ibéricas y ampurianas, entre otros hallazgos.
Para llegar hasta él, hay una ruta que sale del núcleo histórico de Sant Aniol de Finestres y que llega hasta el santuario de Santa María de Finestres, situado a 880 m de altitud. El camino tiene 12,5 Km de longitud y el tiempo estimado de duración es de cinco horas y media. Antes de emprenderlo, hay que tener en cuenta que su nivel de dificultad es moderado.
El volcán de la Banya del Boc
Es uno de los cinco que se encuentran en el valle y la ruta que sale del centro de Pla de Sant Joan permite ver también el del Clot de l’Omera (además están el mencionado volcán del Puig d’Adri, el Volcán Puig de les Medes y los de Puig Moner y de Granollers de Rocacorba). El itinerario, que discurre a lo largo de 8,8 km y tiene una duración de dos horas y cuarto, pasa por las ermitas de Sant Joan y de Sant Medir y la iglesia de Sant Pere de Llorà, de estilo románico. Es fácil hacerla caminando y también es apta para bicicletas de montaña.
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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La foto del Pedraforca des de la Palomera corresponde a la comarca del Berguedà. No tiene nada que ver con esta zona, en el municipio de Saldes (Berguedà) hay un lugar llamado Palomera.