Índice
En la comarca de Páramos (Burgos), Orbaneja del Castillo es una de las villas más famosas de la provincia de Burgos. Seguramente, la más visitada del valle de Sedano. Y es que no faltan argumentos para dedicarle una buena escapada: su seña de identidad son el agua y las rocas. Dos elementos que viven en prefecta armonía y que siempre justan. De hecho, está en el top 10 de los pueblos de España más buscados en internet.
Un pueblo pegado a una cascada
¡Y qué cascada! Orbaneja está entre los mejores destinos de turismo de cascadas (si es que existe una categoría así). Es una belleza fotogénica a la que no se le puede parar de hacer fotos. El rumor del agua es constante. Los vecinos ya lo deben tener interiorizado y viven en perfecta armonía, pero quien llega por primera vez puede sentirse al principio algo aturdido.
Su casco urbano, declarado Conjunto Histórico Artístico desde 1993, está formado por un entramado de estrechas calles medievales que ascienden por la ladera. Sus edificios singulares destacan por la teja, la piedra y los balcones de madera.
El agua brota con fuerza de la Cueva del Agua, proveniente de un enorme acuífero localizado en el subsuelo del Páramo de Bricia, con un caudal constante a lo largo del año, aunque aumenta en temporada de lluvias y deshielo.
El agua, que salta por todas partes en su descenso a lo largo de 25 metros de desnivel, parte el pueblo en dos mitades. Para ver la cascada en su máximo apogeo, mejor hacerlo a principios de la primavera.
Qué ver en Orbaneja del Castillo
Las cueva del Agua, la imagen de Orbaneja del castillo
Orbaneja no tiene castillo, aunque eso no significa que carezca de defensas: cuenta con una imponente muralla kárstica natural que rodea prácticamente el pueblo. Bastará acercarse hasta sus pies para encontrar la boca de la cueva del Agua, donde la nace la cascada de Orbaneja del Castillo que ha hecho que este pueblo sea conocido por los saltos de agua.
Durante los meses de verano, la cueva está abierta al público. El precio de la entrada es de unos 2 euros. Es un trayecto corto, no hay visitas guiadas y recomendamos llevar ropa de abrigo, ya que en su interior suele hacer frio.
Como curiosidad, lo que hoy es la imagen más fotografiada del pueblo, antiguamente la cascada sirvió para mover las piedras de cinco molinos harineros.
Estamos frente a una de las formaciones kársticas más impresionantes de la Península, que visto desde la distancia, asemeja las ruinas de una antigua y ciclópea muralla. Además de la cueva del Agua, existen varias cavidades más como la cueva del Níspero y la del Azar, que cuenta con varias pinturas rupestres. El resto de ellas aún están en fase de exploración.
Beso de los camellos
En lo alto de las formaciones rocosas destaca una peculiar formación que es conocida como el «beso de los camellos», ya que su forma se asemeja a dos camélidos que parecen besarse. Los lugareños, no obstante, siempre la han conocido como la Ventana Cerrada y, a nosotros, además de todo eso, también nos parece el mapa de África.
Se mire como se mire, ambos nombres tienen sentido viendo la silueta de la formación. Con un poco de suerte, y según la temporada, se podrá contemplar el vuelo de alguno de los buitres leonados que anidan en esos peñascos.
El conjunto arquitectónico
La villa de Orbaneja del Castillo se caracteriza por descender sobre las terrazas de toba en un entorno natural. La gran cascada que cruza el pueblo hace que su casco urbano quede dividido en dos: Villa y Puebla. Dos barrios que han sabido conservar la arquitectura popular con casas de traza montañesa cuyas balconadas de madera parecen flotar en el aire.
Algunas de las viviendas que mejor conservan esta arquitectura tradicional son la Casa de los pobres, que era un antiguo hospital, la Casa Fuerte y la Casa de los Canes.
Iglesia de Santa María
En el centro del pueblo también destaca la iglesia de Santa María, ya que su torre sobresale por encima de algunas de las viviendas. Se trata de un templo del siglo XII de estilo románico en cuyo interior podemos encontrar retablos, pinturas y esculturas de diferentes épocas y estilos.
Refrescarse en las pozas de Orbaneja del Castillo
Si no es la temporada de deshielo, las pozas suponen un agradable lugar donde refrescarse. Su color es de una gran belleza, debido a la composición del agua y el tipo de piedra. En verano, pocos se resisten a darse un buen chapuzón. Es una de las zonas de baño más famosas de Burgos.
Aparecen como pequeñas piscinas que se han ido formando por la erosión del agua en la toba caliza. Lo que destaca es su increíble color turquesa y la claridad con la que bajan desde arriba formando burbujas y espuma casi como si fueran un jacuzzi. Eso sí, la temperatura del agua es para valientes.
¿Dónde desemboca tanta agua?
No hace falta ir a buscar un libro de geografía. El agua desemboca en el cañón del río Ebro, el gran escultor de los cañones que dan singularidad al paisaje natural cercano a Orbaneja del Castillo, en el límite que separa Burgos y Cantabria.
Para captar la esencia de estos parajes naturales nada mejor que el mirador del Cañón del Ebro. Se llega desde Orbaneja, siguiendo la BU-V-5143 que discurre acompañando al río, durante unos 25 minutos hasta un espacio habilitado junto a la carretera para dejar el coche. Desde un mirador se disfruta de una vista profunda del cañón.
Dónde comer en Orbaneja del Castillo: el Asador de Valdelateja
A 18 minutos en coche desde el mirador, se encuentra Valdelateja, a los pies de Castro Siero. Es la base para una de las rutas senderistas más populares de la zona por el tramo más popular del Cañón del Ebro. En esta zona el río Ebro ha tallado a su paso por el macizo calizo de las Loras un paisaje realmente espectacular. Para disfrutar de él basta con seguir el sendero señalizado PR-C.BU-1 (15 km y 4,5 horas).
Pero Valdelateja también vale la pena para comer: uno de sus platos típicos es ni más ni menos que un auténtico lechazo de Burgos, asado en horno de leña tradicional, es lo que se puede degustar en el Asador Santa Centola.
Qué ver en los alrededores de Orbaneja del Castillo
El pozo Azul de Covanera
Siguiendo con la excursión, se llega a una de las cuevas subacuáticas más largas del mundo, el Pozo Azul de Covanera.
Vale la pena llegar por lo curioso del lugar. Y por la belleza de color que toman estas aguas que van a parar al río Rudrón. A pesar de los esfuerzo, se desconoce aún dónde está su final. De momento se han explorado casi 14 km de profundidad.
Centro de interpretación Valle de Sedano
Desde Covanera hay un corto camino de 6 km hasta Sedano, la villa que tan feliz hizo a Miguel Delibes: “Uno nació -o le nacieron- en Valladolid, ciudad de que se siente orgulloso, pero esto no obsta para que a uno, desde pequeñito, le gustase tener su pueblo. Así que Sedano es mi pueblo y no por casualidad de haber nacido en él, sino por decisión deliberada de haberlo adoptado entre mil”. Para ser justos, no lo escogió de forma deliberada, sino que llegó a él por amor a la que sería después su mujer y su musa, Ángeles.
Miguel Delibes, quien ha retratado como nadie los paisajes y personajes inspirados en estas tierras, da nombre al Centro de interpretación del Valle de Sedano. Aquí se puede profundizar en el paisaje cultural en el que se ubica Orbaneja del Castillo.
Hay una maqueta del valle de Sedano con la proyección de imágenes de los 17 pueblos que se ubican en él y un espacio dedicado con mucho cariño al autor.
Redacción ER
Nos encanta inspirar a viajeros y ayudar a los propietarios con nuestros contenidos
Etiquetas
Si te ha gustado, compártelo
Perdonar Refrescarse en las pozas? Hace ya tiempo que no se puede bañarse! Podríais actualizar los artículos
Orbaneja del Castillo es verdaderamente un destino turístico ideal. El paisaje aquí es muy hermoso y tranquilo. Realmente me gusta este lugar
El lugar es hermoso más sus lugareños son de miedo, les faltan formas para decirte que no se puede meter al agua, además los restaurante cierran 15 minutos antes de las 16pm. Hay un actualizar estas páginas informativas. Es una pena salimos espantado de aquí la gente no es nada simpática. Si no le gustan los turistas de que van a vivir si se dan voces de miedo.