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Ahora que vuelve a estar abierto el acceso a pie por el Congost de Montrebei, el último gran desfiladero de Catalunya en el que disfrutar de una naturaleza casi intacta, toca mirar de nuevo al municipio de Sant Esteve de la Sarga, en Pallars Jussà. Aunque pueda no parecerlo por su pequeño tamaño, está entre los ocho pueblos más buscados para hacer turismo rural y, por supuesto, esto no es una casualidad. Y es que una escapada a Sant Esteve de la Sarga propicia una estupenda experiencia rural, descanso, largas caminatas para entrar en contacto con la naturaleza, cielos estrellados, cocina dulce y cielos muy estrellados.
En la puerta de entrada del Sendero de Mont-rebei
Entre las comarcas del Pallars Jussà (Cataluña) y La Ribagorza (Aragón), el Congost de Mont-rebei es un secreto a voces. No es para menos, se trata de un paisaje natural espectacular, un desfiladero que forma el río Noguera Ribagorçana a su paso por la sierra del Montsec con paredes verticales de 500 metros de altura. Sólo está atravesado por una vía excavada en la roca que cuenta con pasamanos y miradores para facilitar la visita a las aguas turquesas del río. La sensación de aventura es máxima, pero sin incurrir en ningún peligro, por lo que se puede hacer fácilmente en familia.
Pero aunque estemos ansiosos por comenzar a caminar, lo mejor será pasarse antes por La Masieta, el centro de información y de servicios del espacio natural, ubicado en un edificio moderno de Sant Esteve de la Sarga. Allí se encuentra toda la información necesaria para conocer todos los secretos de la zona además de una agrotienda donde cargar la mochila de víveres con productos típicos.
A lo Indiana Jones
Además de los naturales, Sant Esteve de la Sarga tiene también tesoros arqueológicos. En concreto, dos. Por un lado, el yacimiento de Els Altimiris que, sobre un espolón rocoso de la sierra del Montsec, mira al excursionista desde el siglo V, que es cuando ocurrió la desintegración del Imperio Romano. Por su ubicación estratégica, la población debía controlar el paso por el Congost de Mont-rebei. El conjunto está formado por lo que en su día fue probablemente un conjunto monasterial con habitáculos excavados en la roca y unas cisternas que recogían el agua de las montañas. Se puede llegar siguiendo el mismo camino de Mont-rebei, tomando un desvío poco después del puente colgante.
Por otro lado, también está el yacimiento Sant Martí de les Tombetes, una necrópolis sorprendente con una iglesia que, según los últimos trabajos arqueológicos, se remonta a la época medieval. Se llega hasta el lugar tras una caminata de unas dos horas sin demasiada complicación técnica.
Subir el pico más alto de la sierra del Montsec
El Montsec d’Ares es el sector central de la sierra del Montsec y es donde se encuentra el pico de Sant Alís que, con 1.676 msnm., es el punto más alto de la sierra. Altura suficiente como para brindar unas estupendas vistas de esta sierra prepirenaica. Pero que nadie se ponga nervioso, acceder al pico no requiere de ninguna gesta heróica a lo Kilian Jornet; más bien, se trata de una ruta muy sencilla y apta para todos los públicos.
Hacer el ascenso desde el Coll d’Ares, en la parte más alta del Serrat del Boixeguer, es la forma más sencilla de hacerlo. En total son algo menos de cinco kilómetros muy disfrutones de hacer con niños.
Contar (muchas) estrellas
El cielo es otro de los tesoros de la sierra del Montsec. Basta mirar hacia arriba una noche clara para tener al alcance toda la belleza del universo. No en vano, la zona ha sido siempre conocida por las fantásticas condiciones de observación astronómica. De hecho, la calidad del cielo nocturno está avalada por el sello Starlight de la UNESCO que mide, entre otras variables, la luminosidad, la transparencia del cielo o el efecto distorsionador de la atmósfera sobre las imágenes de los objetos.
Para disfrutar del espectáculo celeste, lo mejor es acercarse al Ull del Montsec, un planetario multimedia digital con una cúpula móvil de 12 de metros de diámetro, donde se proyecta el espectáculo ‘Pirineos La Nuit’. La emocionante sesión astronómica se remata con la explicación del cielo de la noche y la apertura de la cúpula para observar el cielo real e identificar algunos de los objetos celestes más destacados de la noche.
Un monasterio muy dulce
Cuando en el año 1910 los hermanos maristas llegaron al monasterio de las Avellanas se encontraron con un pequeño panal de abejas en una cabaña. En lugar de considerarlo un contratiempo, se armaron de paciencia y cuidaron de aquellas abejas. En el año 1926 contaban ya con una cincuentena de colonias, con las que comenzaron a producir hasta 50 kg de miel al año. Y así ha sido hasta el día de hoy, cuando uno de los principales motivos de muchos para visitar el monasterio, además de disfrutar de su arquitectura medieval, el entorno natural o de la comodidad de la hospedería, es comprar la famosa miel del hermano Isidoro. Actualmente también se pueden degustar algunos platos elaborados con miel en el restaurante del monasterio.
El mirador imprescindible
Antes de entrar a pasear por el desfiladero de Mont-rebei, se encuentra el mirador de les Llúdrigues como adelanto de todo el espectáculo que está por venir. Desde aquí se puede disfrutar con toda comodidad de unas vistas representativas de la Noguera Ribagorçana, pudiendo identificar también la ermita de la Mare de Déu del Congost o el castell de Xiriveta.
Recordar la tragedia de la Guerra Civil
Cierto es que la batalla del Ebro fue una de las más crueles de la Guerra Civil, pero no se trató del único campo de batalla. Muy cerca de Sant Esteve de la Sarga hubo también un frente bélico cruento. Justo en la población de Isona se dibujó el frente de combate entre republicanos y franquistas. Como resultado de aquellos episodios, el 75 % de los edificios fueron arrasados. Hoy como recuerdo de aquel tiempo funesto se puede ver la línea del frente con sus búnkeres, trincheras y demás construcciones bélicas. El mejor lugar para la visita se encuentra en la Posa, a donde se llega desde Isona tomando la carretera dirección Coll de Nargó tras recorrer unos 5 kilómetros.
José Alejandro Adamuz
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Interesante artículo! Hay que aclarar que el Monestir de les Avellanes no se encuentra en el mismo municipio, esta a una hora en coche en la comarca de la Noguera. Sant Esteve de la Sarga esta formado por 10 pequeños pueblos, algunos muy bonitos como Moror, Alsina o Alsmora, con su espectacular torre del siglo XI. A destacar también la ermita románica de la Mare de Déu de Fabregada. Sin duda un lugar que hay que conocer!