5 razones para visitar Besalú, el pueblo medieval de Girona

Puede que sea porque sus edificaciones transmiten un sentimiento épico que remite a tiempos de batallas, reyes salvadores de doncellas y hasta dragones aceptados como animal de compañía, pero el caso es que lo medieval tiene adeptos por todo el planeta.

Las ficciones (literatura, cine, series) son en gran parte las responsables de toda esa imaginería. Por lo que se sabe la vida allá por el siglo X no era precisamente un festival del confort –aunque los historiadores mantienen discusiones sobre cuál era el nivel de incomodidad– y, definitivamente, la gente no tenía mascotas que echasen fuego por la boca. 

Pero tampoco hay por qué rechazar todas las ilusiones. Si las leyendas ayudan a pasar un buen rato bienvenidas sean y si además pueden ser el motivo de un viaje, mejor todavía. En España hay unos cuantos sitios que visitar si se quiere conocer el medievo desde la lejanía temporal y uno de ellos es Besalú. 

Situado en la comarca de la Garrotxa, a 35 kilómetros de Girona, es todo un parque temático ‘real’ (no hay edificaciones de cartón piedra ni actores ejerciendo de figurantes) para los amantes de la Edad Media. 

Otro de los alicientes del pueblo, más allá de lo medieval, es que está emplazado en uno de los entornos naturales más bonitos de Cataluña, con el paisaje volcánico más grande que se puede encontrar en la Península ibérica.

Por si fuera poco, los que se muevan por los mandamientos del paladar podrán disfrutar del famoso queso de cabra y de las patatas rellenas de carne típicos de la zona. Dos delicias que bien justifican el viaje.

Los mitómanos amantes de las ficciones audiovisuales también tienen aquí un lugar de peregrinación. Porque al igual que San Juan de Gaztelugatxe, este pueblo ha sido un emplazamiento para las tramas de series como Westworld, Juego de Tronos y películas como El perfume. Sobran los motivos para emprender la ruta.

¿Cuáles son los puntos fuertes del pueblo?

1. Puente románico

El escenario preferido de los visitantes para hacerse selfies y demás fotos que subir a las redes sociales. Su construcción original data del siglo XI durante el periodo de Guillermo el Gras [en castellano sería Guillermo El Gordo], Conde de Besalú i Ripoll (1030-50), aunque de lo que fue a lo que se ve ahora hay mucha diferencia.

Las inclemencias climáticas como la riada del rio Fluvià 1315, la modernización de las infraestructuras del siglo XIX y la Guerra Civil fueron modificando la edificación por fuerza mayor. La última reconstrucción se produjo a mediados del siglo XX, dirigida por el arquitecto Pons Sorolla. Sus 135 metros de largo son el camino más habitual para acceder al pueblo.

2. Monasterio de Sant Pere y la iglesia de Sant Vincenç

Ambas edificaciones datan del año 977, que corresponde a la época del Conde Obispo Miró. De la construcción primigenia del monasterio solo se conserva la iglesia, en cuya parte frontal hay una vidriera en la que están representados dos leones que, según el ayuntamiento de Besalú son: “símbolo de la fuerza, el poder y la protección que ofrecía la Iglesia frente al mal y el paganismo, representados con un simio y un hombre”.

En cuanto a la iglesia de Sant Vincenç, su estilo románico incluye algunos elementos del gótico –como su rosetón– intestado posiblemente durante alguna de las diversas reconstrucciones que experimentó entre los siglos XII y XIII. La Generalitat catalana la ha catalogado como ‘Bé cultural d’interès nacional’ y actualmente es la parroquia del pueblo.

3. La mikvé y la sinagoga

La mikvé es una sala en la que se realizan los baños de purificación judíos. La de Besalú data del siglo XII y es de las pocas de esa época que se conserva en Europa y la única de España. Está bajo los restos de la antigua sinagoga, al lado del río Fluvià y cuenta con 36 escalones que dirigen a la cámara donde se encuentra la piscina en la que se sumergen los fieles.

El ritual de purificación consiste en descender los escalones y sumergirse tres veces en el agua. Los hombres lo realizaban para estar limpios en el sabbat (día de culto y descanso para los judíos) y las mujeres antes o después de ciertos momentos como el día de su boda y después de la menstruación o un parto.

Lo curioso es que no se descubrió su existencia hasta 1964. El dueño del terreno bajo el que se encuentra la mikvé empezó a cavar con la intención de construir un pozo y se encontró con la sorpresa. Posteriores trabajos arqueológicos encontraron restos de un muro pertenecientes a la sinagoga. La comunidad hebrea de Besalú llegó a tener 160 miembros en el tiempo en el que se construyó.

4. La casa Cornellà

Está considerada la edificación de arquitectura románica civil mejor conservada de Cataluña. Su origen data del siglo XII. Tiene tres niveles: la planta baja, que es donde estaban los establos y las dependencias del servicio; el primer piso, que era la vivienda de la familia y encima la azotea, que se usaba como granero.

Su planta es cuadrada y en el centro tiene un patio interior cuya estructura permite iluminar todas las estancias.

5. Iglesia de Santa María

Está situada en el recinto de lo que había sido un castillo, alrededor del cual se había ido desarrollando lo que sería el urbanismo del pueblo. Actualmente ese lugar lo ocupa la iglesia de Santa María que, en un origen daba servicio a los habitantes del castillo. En 1137 pasó a convertirse en la sede de los Agustinos, que acabaron edificando una nueva iglesia que respondiese a sus necesidades.