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El pigargo está incluido entre las 13 especies de animales que se suponen extinguidas en el medio natural español en tiempos históricos. Según la normativa vigente, las Administraciones públicas deben promover la vuelta de estas especies a su hábitat original.
The Conversation
En el corazón de las verdes tierras de Asturias, un proyecto controvertido acusa sus efectos entre las hojas de los antiguos bosques. Los pigargos europeos, imponentes aves rapaces de alas anchas y mirada penetrante, cruzaron la distancia desde Noruega hasta España, con la esperanza de encontrar en Pimiango un nuevo hogar.
Nueve de estos majestuosos guardianes del cielo, que habían sido desplazados de su tierra natal, llegaron para ser parte de un acto de «reintroducción» orquestado por la organización GREFA y apoyado por el Principado de Asturias, la Comunidad de Cantabria y el Gobierno de España.
Esta iniciativa tenía como objetivo restablecer una población reproductora de pigargos en el Cantábrico, región donde estas aves, en otro tiempo, eran consideradas extinguidas.
Críticas a la reintroducción de pigargos
Sin embargo, detrás de este proyecto aparentemente edificante, se ocultaban secretos y críticas, como siniestras serpientes en la espesura de un bosque oscuro. Científicos, ecologistas y ganaderos cuestionaban el sustento científico y la falta de transparencia con la que se llevaba a cabo esta empresa.
Reintroducciones similares se habían intentado desde mediados del siglo XIX, cuando urogallos suecos fueron liberados en Escocia tras su desaparición en 1830. Desde entonces, dicha práctica se convirtió en una herramienta común para la conservación de la biodiversidad. Pero el acto de devolver a una especie a su antiguo hogar, como si de un cuento de hadas se tratase, requiere de cuidadosa planificación y consideración de factores ecológicos, económicos y sociales.
La reintroducción de una especie a un ecosistema es como el delicado bordado de un tapiz, donde cada hilo representa una especie y cada punto, una conexión. Cuando un hilo se rompe, otro puede ocupar su lugar, restaurando la belleza y funcionalidad del tapiz. Sin embargo, introducir un hilo extraño podría desequilibrar y desgarrar la intrincada obra de arte que es la naturaleza.
En el caso del pigargo europeo en España, no existen pruebas irrefutables de que alguna vez hubiera sido parte del tejido ecológico ibérico. Los documentos se limitan a informes arqueológicos, avistamientos esporádicos y vagos indicios de cría.
Por esa razón, la sombra de la duda se cierne sobre la reintroducción, y las preocupaciones sobre el impacto en otras especies amenazadas y en el ganado se han multiplicado. Incluso, un proyecto similar en Inglaterra había sido cancelado por temor a las consecuencias negativas sobre la vida doméstica.
El pasado 4 de octubre de 2021, siete de los nueve pigargos fueron liberados sin previo aviso. La noticia no salió a la luz hasta tres semanas después y, con ella, el debate sobre la reintroducción del pigargo en Asturias se intensificó. Los ecos de las preguntas y preocupaciones resonaban en las montañas del Cantábrico, mientras las majestuosas aves alzaban el vuelo en busca de su nueva vida. ¿Habría sido este el regreso triunfal de una especie perdida, o la intrusión de un forastero en un ecosistema ya frágil?
Protección de la Cordillera Cantábrica
La cordillera Cantábrica alberga muchas especies y hábitats en peligro, y la comunidad científica y conservacionista ha clamado durante años por acciones decididas para protegerlos. Pero la liberación de los pigargos en Asturias, lejos de ser una prioridad, parecía un uso inadecuado de los recursos destinados a la conservación.
Mientras los pigargos despliegan sus alas sobre el paisaje asturiano, las inquietudes sobre el impacto en otras especies protegidas, como el cormorán moñudo y el salmón atlántico, crecen como una enredadera que se aferra a un árbol. Estas especies, posibles presas de los pigargos, se encuentran en un estado de conservación desfavorable, y los efectos de la llegada de un gran depredador no han sido convenientemente evaluados.
¿Será posible tejer de nuevo el hilo del pigargo en el tapiz ecológico de España, o su presencia desgarrará aún más la frágil obra de arte que es la biodiversidad? Solo el tiempo, el gran revelador de secretos y verdades, permitirá comprender las consecuencias de este controvertido proyecto y si, al final, las alas de los pigargos encontrarán su lugar en los cielos de Asturias.
Un ave para contemplar
Más allá de las dudas ecológicas, lo cierto es que la contemplación de estas majestuosas aves es un gozo para los sentidos. Los pigargos europeos, cuyo nombre científico es Haliaeetus albicilla, son aves rapaces de gran tamaño que habitan en regiones de Europa y Asia. Se encuentran entre las aves rapaces más grandes del continente europeo y se caracterizan por su envergadura, que puede alcanzar hasta los 2,5 metros. Son depredadores formidables y habilidosos, que poseen una agudeza visual excepcional y garras poderosas para atrapar a sus presas.
Tienen una cabeza y cuello de color blanco, contrastando con su cuerpo y alas de color marrón oscuro. Sus patas y pico son de un amarillo brillante, y su cola es larga y en forma de cuña. Los pigargos jóvenes, sin embargo, presentan un plumaje más oscuro y moteado que se aclara con la edad.
El pigargo europeo se ha enfrentado en el pasado a amenazas como la caza furtiva, la degradación de su hábitat y la contaminación, lo que ha llevado a la disminución de sus poblaciones en algunas regiones. Sin embargo, gracias a esfuerzos de conservación y la implementación de leyes de protección, las poblaciones de pigargos han experimentado una recuperación en algunas áreas de Europa.
A pesar de ello, como hemos visto, la reintroducción de pigargos en áreas donde han desaparecido sigue siendo un tema de debate y controversia, como se evidencia en el proyecto de reintroducción en Asturias. En cualquier caso, estos imponentes guardianes del cielo continúan siendo un símbolo de la naturaleza salvaje y la biodiversidad que aún prevalece en Europa y Asia. Disfrutémoslo mientras dure.
Sergio Parra
Hola, el pigargo europeo estuvo distribuido en TODO el Mediterráneo (En Peligro, UICN), última nidificación en Argelia en la década de los ’70, España en el S.XIX. Siendo extirpado de la práctica totalidad de la Europa católica. Cualquier persona con conocimientos en biología sabe que un depredador ampliamente generalista, es decir, que no focaliza su dieta en una determinada especie o tipología, difícilmente puede suponer amenaza alguna para las poblaciones de presas concretas, incluyendo el cormorán moñudo. Se da la circunstancia de que el pigargo, una de las rapaces más estudiadas de Europa, es además muy carroñero, oportunista y cleptoparásito. Utiliza la estrategia de maximización de la energía, alimentándose en función de la abundancia espacio temporal de presas, tendiendo a depredar (en el caso de las aves) sobre individuos enfermos o heridos de fácil captura. Su dieta está compuesta por más de 300 especies incluyendo insectos, crustáceos, cefalópodos, anfibios…lo que pueda consumir fácilmente, y los mamíferos constituyen menos del 5% de la dieta. Si el pigargo fuera una amenaza para el salmón atlántico, ¿podríamos decir que el águila pescadora (exclusivamente pescadora) es el auténtico demonio alado para el salmón? ¿Deberíamos de paralizar entonces bajo esa premisa los proyectos para su reintroducción, la colocación de nidos artificiales y perchas…? No, ¿Verdad?.
¿Podríamos decir también que el águila real, rapaz muy depredadora de pequeños y medianos mamíferos, es una amenaza para la ganadería ovina? Tampoco, ¿cierto? El pigargo no es una amenaza para el ganado en ninguno de los 33 países de Europa donde se distribuye. En Escocia, único país del mundo donde los ganaderos han denunciado tal hecho, las denuncias de tal situación se dispararon cuando el estado decidió pagar a los ganaderos por daños, esto seguro que nos suena de algo. En Irlanda, con 0 ataques al ganado desde el inicio del proyecto de reintroducción en 2007, los ganaderos cuidan a los pigargos en sus fincas, en Noruega la especie fue retirada del listado de especies dañinas para el ganado en los años ’70, y en Inglaterra, ya que lo mencionas, la reintroducción del pigargo lleva desarrollándose desde 2019, pero no recibieron los permisos para un segundo punto de liberación en una finca en concreto. La COA y algún que otro académico asturiano han publicado además que, por si fuera poco, el pigargo es una amenaza para los animales domesticos, refiriéndose a las mascotas. Ni un solo caso en toda Europa de tal afirmación.
Entonces, si el pigargo no supone amenaza alguna para el ganado, el salmón, especies silvestres o domésticas, ¿Que es lo que lleva a algunos académicos y ecologistas asturianos a demonizar una especie inocua, icónica y emblemática en el resto de Europa, y bioindicadora de la salud de los humedales? Ojalá solo fuera ignorancia sobre su biología, pero es algo mucho más triste: provocar el posicionamiento en contra de pescadores, ganaderos, ecologistas y animalistas para derribar el proyecto de reintroducción de esta maravillosa especie. Es más, si el pigargo se hubiera asentado sin reintroducción tendrían que hacer como con los búhos nivales: poner barreras para evitar las molestias de los observadores. El «ecologismo» quiere pigargos, lo que no quiere son proyectos de reintroducción como también demostraron tratando de paralizar en su día la reintroducción del quebrantahuesos en Picos de Europa, pese a que la corriente Rewilding ya está más que superada en el resto de Europa, en España todavía nos aferramos a la corriente más purista del conservacionismo. El pigargo europeo no merece ser demonizado por haters y detractores de la biodiversidad. Hicimos pública la primera liberacion tres semanas después por el único motivo de evitar posibles molestias ocasionadas por curiosos durante el periodo crítico post-liberación, pensando en que la liberación podría atraer a bastante gente cuando la ausencia de molestias durante ese periodo es esencial para la fijación de los individuos liberados. Por último, la fase experimental ha demostrado lo que dicta la ley (arte.55 ley 42/2007): completa integración de los pigargos liberados y 0 afecciones a fauna silvestre o doméstica. Con unos resultados excepcionales: 84% de supervivencia, dos parejas formadas, individuos autosuficientes en la obtención de alimento (a excepción de una hembra que tiene problemas de plumaje) y una población local que quiere al pigargo (vivo en el mismo pueblo de la reintroducción, soy vecina de Pimiango). Te invito a visitar el proyecto al menos para obtener otra perspectiva y puedas valorar la situación desde un contexto más amplio. Un saludo.