Destinos en Cataluña donde los animales hablan

Estaba la periodista británica Lucy Jones en el jardín de su casa una tarde de principios de otoño con su bebé cuando tuvo una especie de epifanía: ¿Quedaría en el futuro algún bosque o vieja encina a la que su hija pudiese trepar? Luego escribió un precioso ensayo (Perdiendo el edén, Gatopardo Ediciones) sobre la importancia de permanecer en contacto con la naturaleza y cuidarla para nuestro propio bienestar psicológico y el desarrollo de capacidades cognitivas y afectivas.

Por eso es importante conocer cómo viven los animales, ver la fauna más allá de la televisión, en su hábitat natural si es posible. Verla, por ejemplo, en alguna de las granjas, refugios o parques especiales de animales que hay por todo Cataluña. Es posible (y muy divertido) conocer la vida animal en familia gracias a estas actividades.

Hacia rutas salvajes

La vida salvaje puede latir mucho más cerca de casa de lo que nos parece. Basta con viajar hasta el Solsonès, por ejemplo, para descubrirlo. Situado al pie de la sierra del Port del Comte y con unas vistas privilegiadas, el Zoo del Pirineu de Odèn en las Terres de Lleida, es un refugio que se puede visitar donde se dedican al cuidado, recuperación y reintroducción (siempre que sea posible) de animales que han podido sufrir algún percance.

Sin salir de los Pirineos de Cataluña, en las Valls d’Àneu podemos vivir un encuentro animal de lo más fascinante. El lince boreal, uno de los felinos más majestuosos de Europa, habría desaparecido sin la labor de centros como MónNatura Pirineus. Allí, en mayo del 2019, nació el primer ejemplar desde hacía un siglo.

Si lo que se busca es un punto de adrenalina extra, después de adentrarse como un cuidador más en los espacios naturales de Molló Parc, situado en el Valle de Camprodón, para ver zorros, gamos o corzos entre otros muchas especies autóctonas, se puede optar por aventurarse por cualquiera de los cuatro circuitos sobre los árboles, adaptados a edades diferentes.

Un día en la granja

Mas La Coromina es una historia familiar de compromiso ecológico que empezó en la Vall d’en Bas en los Pirineos de Cataluña en 1964 con unas pocas vacas y mucha ilusión. Hoy, Isabel y Albert son la tercera generación y han convertido la granja en una explotación ecológica con centenares de cabezas de ganado donde se respeta el ciclo de la naturaleza y donde muestran a sus vacas lecheras y toda su actividad para que niños y no tan niños aprendan un poco más del lugar de donde vienen algunos productos lácteos que se encuentran en los lineales del supermercado. La jornada siempre finaliza con una degustación de su leche y de los derivados que elaboran.

Otra alternativa interesante es La Manreana, una granja donde hay espacio tanto para las especies más comunes como para los animales salvajes de la zona de la plana de Lleida. Esta antigua masía de payés rodeada de campos, situada en Juneda, en la comarca de Les Garrigues (Lleida), es el escenario ideal para dedicarse a la divulgación del mundo del campesinado gracias a visitas teatralizadas cada fin de semana.

Una oportunidad de disfrutar de una experiencia divertida y didáctica a la vez, como también es el caso de Món la Bassa, en El Vendrell en la Costa Daurada. Allí, el burro Pippo se acerca siempre que puede a saludar a los visitantes. La responsable es Laia Galeano, quien en 2007, buscando un cambio de aires en su vida, decidió montar este refugio para acercar de forma creativa y respetuosa el mundo animal a las familias. Tiempo después, más de 300 animales conviven en la finca y se pueden visitar cada domingo.

Si lo que se pretende es combinar alojamiento y contacto directo con animales y fauna variopinta, una buena opción es el Camping Serra de Prades Resort. Ubicado en Vilanova de Prades, entre el Parque Natural de Poblet y el Parque Natural de la Sierra de Montsant en el interior de la Costa Daurada, es un camping familiar que organiza un taller rural para que los más pequeños aprendan a ocuparse de los animales junto a un granjero experto.

Contando ovejas

La Vall d’Àssua en el Pirineo catalán sorprende por ser en la práctica un gran pasto verde. Y es que este es un valle que desde tiempos remotos gira alrededor del ciclo de los animales. Los pastores fueron aquí los protagonistas mientras la txisqueta, la oveja típica del Pallars, experta en sobrevivir en entornos de gran dureza, saltaba de aquí para allá en libertad.

En la actualidad, los rebaños se han reducido, pero aún es posible conocer el oficio gracias al Ecomuseu dels Pastors de la Vall d’Àssua y su actividad con la que vivir como un pastor durante un día, mientras disfrutamos de la belleza del paisaje de alta montaña. Aviem lo bestiar es una actividad organizada por el Ecomuseu dels Pastors de la Vall d’Àssua.

Al trote

Hay varios estudios por parte de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Lleida (UDL) que demuestran el impacto positivo en el paisaje, en la biodiversidad y en la salud de los bosques, de la presencia de caballos estos últimos años en el Parque del Garraf.

Lo mejor es que el público en general  puede conocer de primera mano este importante proyecto gracias a las jornadas que organiza el ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú en la Costa Barcelona junto con la Fundación Miranda.

Se tratan de jornadas inmersivas durante otoño e invierno en los entornos naturales del parque con visitas guiadas para ir al encuentro de los caballos que pacen en libertad en los pastos, con explicaciones detalladas de comportamientos y vida de los animales incluida.  Así, no solo se beneficia el entorno natural, tanto caballos como personas pueden conectar en armonía, desarrollándose como individuos.

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