Monjas cocineras: la mejor repostería de convento de España
Escrito por
16.07.2020
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6min. de lectura
Mientras el tiempo vuela en el mundo occidental, en el que la mayoría de las personas pasan los días corriendo de un lado a otro –al trabajo, a recoger a los niños, a la clase de zumba del gimnasio– en los conventos van a su ritmo. Más relajado, silencioso, reflexivo. O al menos esa es la idea que impera en el imaginario colectivo.
Puede que las ficciones culturales proyecten una visión de la vida en el convento alejada de la realidad, pero es bastante difícil imaginar a una monja subiendo apurada las escaleras de su residencia para llegar a cualquier cita. Sin embargo, no todo es contemplación –al menos en muchos de ellos– porque sus habitantes trabajan duro.
Los dulces elaborados por religiosas son clásicos de la repostería patria, cada uno con sus características. Pero todos tienen algo en común: la producción tradicional. Hechos a mano, sin industrializar y con los mejores ingredientes que se puedan conseguir. Harina, almendras, cabello de ángel e incluso chocolate artesano… componentes de dulces que son “mano de santo” para contentar paladares tristes y almas alicaídas.
Por España hay muchos monasterios repartidos por su territorio y se postulan como una opción ideal para hacer paradas en el camino donde aprovisionarse de manjares. Además, numerosos conventos tienen interés arquitectónico, así que la visita puede ser interesante por partida doble.
Es muy probable que la receta que se sigue para hacerlos tenga cientos de años y sea secreta. El dinero que se recolecta con su venta suele utilizarse para sostener la vida de su comunidad y las hermanas la guardan a buen recaudo. Si sale de las paredes de su convento, puede caer en manos de cualquier empresa de repostería industrial que intente reproducir el dulce y fabricarlo en cadena. Aunque posiblemente no tengan nada que hacer frente al mimo de las religiosas.
El aprecio que se tiene popularmente por los dulces tradicionales de los conventos ha promovido ferias dedicadas a la promoción de estos productos. Se han celebrado algunas en Torremolinos, en Valladolid o en A Coruña.
Algunos ejemplos deliciosos de repostería de convento
En Santillana del Mar, las hermanas clarisas del convento Regina Coeli, llevan elaborando sus codiciadas delicias desde hace años. La que más atrae a los visitantes es ‘la tableta’ que, pese a lo que sugiere su nombre, no es dura sino que se trata de un bizcocho esponjoso hecho sin levadura. El edificio en el que viven data del siglo XVI y sus creadores fueron los dominicos. Durante la Guerra Civil se utilizó como cárcel, pero actualmente es un centro de tranquilidad y buena gastronomía.
En Cantabria también hay otros tres conventos famosos por su repostería. Uno es el de Villaverde de Pontones, también habitado por clarisas y famoso por su bizcocho relleno de crema. En Noja se ubica el de Santa María de la Merced, en el que las hermanas elaboran, entre otros manjares, las conocidas ‘Perlas de Noja’. Y los mazapanes, nevaditos y pastas de las carmelitas descalzas de Sierrapando, en Torrelavega, son otro reclamo poderoso para los paladares sensibles.
En Oviedo, otras hermanas de la orden de las carmelitas descalzas que se alojan en un monasterio en la falda del monte Naranco, también tienen su obrador. Son famosas por sus galletas, elaboradas con huevos, mantequilla, harina y azúcar (unos ingredientes que comparten muchos dulces tradicionales y que, misteriosamente, nunca saben igual. De ahí que la mayoría de las recetas se guarden en secreto). También fabrican de manera artesanal otros productos típicos de Asturias como las casadiellas, que también triunfan.
Asimismo, en el Convento de Monjas de la Santísima Trinidad en Martos (Jaén) se esfuerzan en la elaboración de dulces en un edificio fundado por Dª Aldonza de Rivas y Ortega, una señora rica y piadosa, en la segunda mitad del siglo XVI. Algunas de sus especialidades son las trufas de Santa Teresa, aunque también engordan sus ingresos mediante la venta de bordados.
Las cinco hermanas clarisas que residen en el Convento de Santa María de la Encarnación de Málaga elaboran bombones, dulces, chocolates, panes especiales y, uno de sus productos estrella, tartas heladas. Una características de su ‘pastelería religiosa’ es que se ha adaptado a las peculiaridades de los tiempos modernos y el adjetivo ecológico ya se incorpora a sus productos. Y también atienden a las necesidades de sus clientes diabéticos y alérgicos al gluten.
Los fans del dulce de membrillo lo puede encontrar en la carta de dulces elaborados por monjas, en concreto en el Monasterio de Jerónimas de Santa Paula en Sevilla. Se elabora hirviendo la fruta y después, de forma manual, se le añade el agua y el azúcar hasta lograr la textura deseada.
Es una buena opción para combinar con algún queso andaluz. Aunque quizás no sea una tierra a la que se asocie con el queso (como Castilla La-Mancha) sí que tiene propios y muy buenos. Un ejemplo son los de Montealva, elaborados con la leche de cabra payoya, autóctona de la provincia de Cádiz.
La magdalena es un producto sencillo y muy popular en España pero que no es tan fácil de cocinar aunque lo parezca. Es frecuente que muchos aficionados a la cocina hayan intentado hacerlas en casa con resultados irregulares para su sorpresa. La receta oculta ningún pero hay que tener ‘buena mano’ para pillarles el punto.
Expertas en ello son las monjas del Monasterio de Ntra. Sra. de los Ángeles en Villacastín que, además de las tradicionales, las hacen de chocolate para alegría de los más golosos. Quienes visiten el Monasterio de Santa María de Jesús en Cáceres también pueden aprovisionarse de unos cuantos paquetes para animar desayunos y meriendas. Y los auténticos devotos de la magdalena (el dulce) pueden completar la ruta acudiendo al Real Monasterio de Nuestra Señora de la Consolación en Calabazanos.
Quienes estén siguiendo una dieta para controlar el peso es mejor que no visiten el Monasterio de Nuestra Señora de Belén en Toral de los Guzmanes en León, porque es el paraíso del tragaldabas. Pastas de más de diez variedades de queso, huesos de Fray Escoba, polvorones o tartas de Belén son algunas de sus tentaciones irresistibles.
Estos son solo algunos de los puntos de interés para los aficionados a los productos elaborados en conventos y monasterios, pero en España hay muchos más ¿Alguna recomendación?
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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Si soy Hermenegildo de ORIHUELA, tu pueblo y el mío (como decía el poeta). Tenemos la Dominicas del convento de la TRINIDAD con un amplio repertorio en dulces artesanales 100%. Como ejemplo y creo que el más conocido es «El pastel de Gloria»conocido popularmente como «teticas de monja» a base de merenge por fuera y yema dulce por dentro, es espectacular el subidón de dulce!!!!.Otros son «los chatos», zamarras, tortadas, rollos, etc. Los dulzeros están de suerte si visitan ORIHUELA(casi patrimonio de la humanidad). Copio el enlace de las Dominicas:http://www.inmaculadaop.com/nueva/?page_id=320 SALUDOS
Agradecido el esfuerzo de seguir con la mas pura tradición en nuestros productos y manjares que traspasando siglos siguen auténticos..felicidades mi nombre es Gabriela de Madrid les estaría muy agradecida si alguien podría ponerse en contacto con migo busco promocionar aquí este modelo de negocio traerlo a la calle una idea transversal que une su amor por la tradición con estar presentes más que nunca e inspirar a la juventud soy madre divorciada que por amor a mi jija necesito colaboración con gente y personas íntegras sabías y de mucho corazón …siempre se me dijo NO…siempre la ambición de algunos me aplastó…pero yo siempre confío en el SI ahun más en que los jóvenes con talento merecen ser valorados y no dejar que se desperdicien por el camino. Si Usd. leen este mensaje por favor contacten con migo es muy bueno como el pan caliente este proyecto necesitó un SI para algo que nos alegrará e impulsar a más…atentamente Gabriela