Del lado de Portugal tenemos Rio de Onor. Al otro lado, en España, está Rihonor de Castilla. ¿Confundido? Es natural. Incluso el escritor portugués José Saramago quedó aturdido al pasar por allí y describió la experiencia en su libro Viagem a Portugal de 1981: “Después de todo, ¿dónde está la frontera? ¿Cómo se llama este país, aquí? ¿Sigue siendo Portugal? ¿Ya es España? ¿O es sólo Rio de Onor y nada más que eso?”.
Rio de Onor tiene una característica muy especial: está dividido por la mitad por la frontera entre Portugal y España. Pero, para los habitantes de este pueblo del municipio de Braganza, la frontera no importa mucho, es sólo una formalidad administrativa.
La propia población trata a los dos pueblos –el portugués y el español– como “pueblo de arriba” y “pueblo de abajo”. Era común ver ganado cruzar libremente la frontera. Las poblaciones de ambos países a menudo poseían tierras en el lado opuesto y las trabajaban como si estuvieran en su lado de la frontera.
Rio de Onor es una aldea comunitaria, que es una forma de vida que presupone el compartir y la ayuda mutua entre todos los habitantes y se traduce en compartir hornos comunitarios, tierras agrícolas donde todos deben trabajar y un rebaño que pasta en tierras comunales.
Hoy en día, como explicó a EscapadaRural Mário Gomes, presidente del ayuntamiento de Aveleda y Rio de Onor, este estilo de vida comunitario ya no se practica, “por la falta de gente y la avanzada edad” de los habitantes.
Según Mário Gomes, actualmente en Rio de Onor quedan “alrededor de 50 habitantes, con una edad media muy superior a los 70 años”. Si en 1950 el pueblo tenía 398 habitantes, hoy este número se ha reducido drásticamente. “El interior se está despoblando”, afirma el presidente del ayuntamiento.
En 2017, Rio de Onor fue el pueblo ganador del concurso las “7 Maravillas de Portugal” en la categoría de pueblos situados en áreas protegidas, en este caso el Parque Natural de Montesinho, y el turismo cobró nuevo impulso en la región.
Son principalmente portugueses y españoles los que visitan el pueblo que, en 2019, recibió 5.200 visitantes en la Casa do Touro, un museo dedicado a la historia y la cultura de Rio de Onor.
Quien visite la Casa do Touro podrá conocer un poco más sobre el estilo de vida en comunidad, una de las características más conocidas de este pueblo. De hecho, este espacio está en el edificio que originalmente albergaba el toro del pueblo, que también fue, en tiempos lejanos, de la comunidad.
La singularidad de Rio de Onor llega hasta la forma única de hablar de los habitantes del pueblo: el rionorês, un dialecto propio y casi extinto, que pertenece al grupo astur-leonés, similar a la lengua mirandesa. Sin embargo, “por el momento sólo dos o tres personas en el pueblo hablan rionorês con fluidez”, explica Mário Gomes. “Hay términos idénticos al mirandés, pero este dialecto tiene más que ver con el castellano”, concluye.
Situada en el extremo noreste de Portugal y a pesar de que a menudo se olvidan las zonas del interior, este pueblo tiene una gran ventaja: “el sol sale primero en Rio de Onor que en el resto del país”, afirma el presidente del ayuntamiento. Y si el amanecer no es motivo suficiente para llevarte allí, debes saber que hay mucho más por descubrir en el pueblo donde Saramago se detuvo a tomar un aguardiente.
En una visita a Rio de Onor descubrirás un típico pueblo de la región de Trás-os-Montes con sus tradicionales casas de esquisto, con balcones de madera. La vida familiar se desarrolla en la planta superior, mientras que el ganado, los cereales y otros productos se quedan abajo.
Hoy en día quedan pocas casas que se diferencien de las tradicionales, pero también hay algunas casas deshabitadas y en ruinas. Sin embargo, Mário Gomes considera que “es uno de los pocos pueblos de la región que, en términos de conservación arquitectónica, aún no está muy degradado”.
Incluido en el perímetro del Parque Natural de Montesinho, no es de extrañar que los paisajes sean espectaculares. Pasea por las estrechas calles de piedra, visita la iglesia principal y el puente romano. El horno comunitario, la fragua y el molino son testimonios de una vida comunitaria que vale la pena conocer. Pero sobre todo habla con los habitantes de Rio de Onor y conoce historias que nunca encontrarás en los libros.
Ângela Coelho
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