Dicen que la cascada de Gerber (Lleida) es una maravilla natural que te deja sin palabras y una visita obligada si viajas al Pirineo de Lleida. Este salto de agua de 125 metros de altura es el más elevado del Parc d’Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, además de un lugar perfecto para conectar con la naturaleza y pasar un día inolvidable en familia.
Escapada Rural te propone una ruta hasta esta cascada, de fácil acceso, pero cargada de aventura. Durante el recorrido cruzarás el bosque de Gerdar, la zona boscosa con abetos más grande de la Península Ibérica, pero no solo eso, sino que el paseo irá acompañado del murmullo relajante del agua, ya que el sendero discurre en línea con el del río Bonaigua y diversos riachuelos que encontrarás a tu paso.
Antes de empezar es importante recordar que para hacer cualquier ruta, por accesible que parezca, debes ir con ropa cómoda y calzado apto para caminar por montaña. Por otra parte, sabrás que estos espacios naturales pueden estar algo masificados, especialmente durante el verano, así que si puedes elegir, descarta la temporada alta. Tu experiencia será más gratificante y ayudarás a conservar el entorno natural. Finalmente, es muy importante saber que a pesar de ser una ruta fácil y apta para hacer con niños, no está adaptada para carritos de bebé ni sillas de ruedas.
Dicho esto, prepárate para ser testigo de uno de los saltos de agua más bellos de toda Cataluña.
El recorrido que te planteamos es ideal para hacer con los más peques de la casa, ya que es un camino prácticamente llano (con un desnivel positivo y negativo que ronda los 260 metros) y con una distancia corta, de unos 6 kilómetros (ida y vuelta). Además, casi todo el trayecto es bajo la protección del bosque, por lo que no afectará demasiado que pilles un día de calor o de mucho viento. Puedes olvidarte de la crema solar pero no te dejes el repelente para evitar las molestas picaduras de mosquito.
Refugio del Gerdar – Bosque del Gerdar
Ahora sí, el punto de partida será en el refugio del Gerdar, ubicado en el término municipal de Alt Àneu (Pallars Sobirà). Desde ahí sale un camino que se adentra en el bosque Gerdar y te conducirá hasta el mismísimo pie de la cascada en aproximadamente 1 hora y 15 minutos. Cabe saber que un poco más adelante (a unos 2 kilómetros) hay otro punto de partida hasta la cascada. Sin embargo, la recomendación es hacerla entera y vivir la experiencia hasta el último centímetro.
Para seguir la ruta que te proponemos deberás atender en todo momento el sendero marcado con estacas amarillas, que te conducirá, en primer lugar, a una zona desprovista de árboles a causa de los aludes de nieve que se desprenden de las laderas del Pui de la Bonaigua en invierno.
Bosque Gerdar- Pla de la Dinada
Después, cruzarás la antigua carretera del puerto de la Bonaigua y llegarás a un extenso prado llamado el Pla de la Dinada, un paraje de ensueño para sentarse a descansar y disfrutar de las vistas y del entorno natural mientras los niños corretean antes de proseguir la macha.
¿Ya has descansado? Pues venga, retoma la marcha y adéntrate de nuevo en el bosque para ir descubriendo conforme avances como ese lienzo que te rodea se va convirtiendo en un espectáculo visual cargado de ejemplares de pino negro y abedul. ¡Ojo! ¿Vas notando una mayor humedad bajo tus pies? Al pino negro le gusta mucho la humedad y eso es un indicativo de que el final de la ruta se va acercando. Además, sus piñas tienen una curiosa forma de erizo, por lo que seguro que los más peques se lo pasan en grande recogiéndolas por el camino.
Pues bien, ahora que tenemos a los pequeños exploradores entusiasmados recogiendo piñas podemos invitarles a agarrar un tronco o rama para que los ayuden a afrontar una corta pero fuerte subida que está a punto de aparecer en el camino. Cruzarás algunos riachuelos por unas pasarelas de madera, así que mucho cuidado con el suelo, porque está resbaladizo. Continúa tu ruta acompañado de la serenata del agua, ya que siempre irás en línea con el río Bonaigua.
Conforme te vayas acercando a la cascada del Gerdar notarás que el terreno se vuelve algo más rocoso, por lo que presenta algo más de dificultad. Pero no hay de qué preocuparse. Simplemente aminora la marcha y anda con más cuidado, sabiendo que el terreno se complica durante unos 500 metros, aproximadamente. Es momento de que los peques desplieguen sus ramas y demuestren que tienen madera de exploradores.
Pronto dejarás atrás el suelo pedregoso y encontrarás un pequeño riachuelo que te avanza la inminente presencia de la cascada.
Estás a punto de llegar a tu destino, y eso lo sabrás cuando llegues al pie de una última pendiente que te conducirá a una plataforma de madera ubicada justo debajo de este magnífico salto de agua.
Cascada de Gerber
El que avisa no es traidor. ¿Qué te parece el final de la aventura? La cascada es visible desde el arranque del recorrido pero ni mucho menos intuirás su imponente belleza hasta que estés frente a ella.
Verónica Gómez
Periodista, madre de Hugo y Enzo a tiempo completo e investigadora incansable, diría que hasta cuando duermo. Antes en Crónica Global, El Liberal y El Mundo Catalunya