Asturias, paraíso natural. Este es uno de los eslóganes con los que esta bella comunidad española se presenta al mundo. Y no es para menos. Sus bosques, playas, montañas, ríos y valles suponen un auténtico deleite para todos y cada uno de los visitantes que se acercan a conocerla año tras año. Y si además incluimos sus pueblos, arquitectura, cultura y gastronomía, el resultado es la perfección.
Es precisamente en uno de sus pueblos con más historia, Salas, donde se encuentra el rincón natural que vamos a conocer hoy: la cascada de Nonaya, una bonita ruta que coincide, en gran parte, con el Camino primitivo, el primer Camino de Santiago y el origen de todos los que vinieron a posteriori. Casi nada.
Ruta a la cascada de Nonaya
La ruta a la cascada de Nonaya -SL22- es un trayecto sencillo, de apenas 200 metros de desnivel y lineal. Su extensión es de aproximadamente 3,6 kilómetros -solo ida-, por lo que, en apenas dos horas y cuarto, habremos retornado de nuevo a la localidad asturiana de Salas, punto de inicio y fin de la ruta -más concretamente, el albergue de la localidad-. Bueno, todo dependerá, como siempre, del tiempo que dediquemos a deleitarnos en el camino y a contemplar el salto de agua.
Si bien el objetivo final de nuestra aventura de hoy es la cascada, la senda que nos dirige hasta ella es de lo más interesante. Y no solo porque por aquí pasan miles de peregrinos cada año, que también, sino porque su valor histórico y natural es mayúsculo.
En la parte histórica, encontramos un desfile que combina antiguas minas de las que se extraía caolín para fabricar cerámica y robustos puentes de piedra como legado de la ingeniería que se utilizó en la zona años atrás. Uno de los más destacados es el puente de Borra, que data de los siglos XVII y XVIII.
Y en lo que respecta a su aporte natural, disfrutaremos de un baño de naturaleza donde la vegetación se ha apoderado de todos los rincones y el cauce del río Nonaya nos lleva de la mano. Frondosos bosques de robles, alisos, fresnos y avellanos nos recordarán, a cada paso, porqué Asturias es uno de los destinos más especiales de la geografía española.
Además de los puntos mencionados, hay varias paradas que seguro posarán para ser inmortalizadas con el objetivo de nuestra cámara. La Fuente de Paín es una de ellas y el salpicado de puentes de madera que cruza el Nonaya en el tramo final de la ruta, constituyen el resto. El escenario bien podría ser el elegido para un cuento infantil.
Algo más de una hora después de salir de Salas, alcanzamos nuestra meta. La cascada de Nonaya nos saluda para regocijo de nuestra retina. La cascada en sí no presenta mucha altura, pero lo suple con su belleza. Sobre todo tras el deshielo, un fuerte torrente de agua en forma de cola de caballo pintada de blanco contrastando con las intensas tonalidades de verde y marrón que cubren su alrededor. Un idilio de rincón asturiano de lo más fotogénico que se graba para siempre en nuestra memoria.
Elísabet García
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