Ruta por una antigua calzada romana en la sierra de Gredos

Hay una escena muy divertida en la película La vida de Brian de los humoristas británicos Monty Python en la que se pronuncia la frase “¿Y a cambio los romanos qué nos han dado?”. Se enuncia de forma irónica, insinuando que el Imperio no hizo nada bueno pero, de pronto, alguien responde “el acueducto” y otro sigue con “el alcantarillado” y la lista se alarga. También se podría responder “las calzadas”, otro ejemplo que aún sigue vigente en escenarios de la península como la ruta entre Cuevas del Valle y el puerto del Pico, en Ávila.

Gracias a ese camino trazado tantos siglos atrás, se puede subir desde el pueblo abulense Cuevas del Valle hasta el puerto del Pico, un alto que separa el macizo oriental y central de la sierra de Gredos. Hay quien pone en duda la autoría de los romanos y señala que fueron los vetones o guerreros previos a ellos, pero la cuestión es que el camino presta servicio desde hace cientos y cientos de años.

La ruta por una antigua calzada romana desde Cuevas del Valle al puerto del Pico

La ruta entre Cuevas del Valle y el puerto del Pico tiene un recorrido circular de unos ocho kilómetros que se completa en tres horas. El nivel de dificultad es moderado y se alcanza una altura máxima de 1.352 metros sobre el nivel del mar. Además, tiene un nivel tanto positivo como negativo de 600 metros. 

El punto de inicio se encuentra en la parte más alta del pueblo, desde la ermita de Nuestra Señora de las Angustias. Cerca hay una señal que indica que forma parte la etapa 12 del GR 293 y que desde ahí hay 4,50 kilómetros hasta el puerto. Las explicaciones nunca están de más, pero no hay pérdida porque solo hay que seguir el empedrado. 

La subida es asequible y sucede al cobijo de los árboles, en un tramo en el que se van sucediendo los bloques de piedra que indican los kilómetros. Desde muy pronto las vistas son espectaculares. El recorrido pasa por encima de un puente que burla el agua de la garganta (cuando su cauce va lleno) y que da pie a una zona libre de árboles pero nutrida de matorrales.

El ascenso continúa en zig zag hasta el pico, que se alcanza después de pasar por tres cruces fijadas entre las piedras. En esa zona hay una fuente con agua y el inicio de otra ruta hasta el pico Torozo, que llega a los 2.018 metros de altura sobre el nivel del mar. Desde dicho balcón se puede ver con toda su plenitud las panorámicas del barranco de las Cinco Villas, pero esa subida requiere un poco más de experiencia y, sobre todo, ganas.

La bajada se realiza por la misma calzada romana. Es importante fijarse en los carteles que indican que la zona es un coto de cabra montesa y que no está permitido espantarlas (es su casa, los senderistas son meros visitantes). Además, aunque en menor medida que en la antigüedad, el camino aún es un paso trashumante que lleva a animales desde Extremadura a Ávila.

Cuevas del Valle, el pueblo de partida

Situado en la parte abulense de la sierra de Gredos y parte de las Cinco Villas del valle del Tiétar, su origen se remonta a la Edad Media, época de la que aún conserva vestigios. En 1695 consiguió el título de villa por parte del rey Carlos II y, hasta el siglo XIX, la casa de Alburquerque tuvo el poder de tomar decisiones acerca de su funcionamiento. Como escoger al alcalde de turno, por ejemplo.

Lo más característico de Cuevas del Valle, además de su empedrado, es la arquitectura de sus casas, típica de la parte sur de Gredos. Estas viviendas suelen tener un primer piso de piedra y un segundo construido con adobe o madera. Las balaustradas de madera son un rasgo muy distintivo, en muchas ocasiones coloreadas con macetas con flores. La calle Real y la calle de los Soportales son dos de sus vías más emblemáticas.

Entre los monumentos más destacables se encuentra la anteriormente mencionada ermita de Nuestra Señora de las Angustias, también conocida como ermita de Nuestra Señora del Puerto, que data del siglo XVII. Resaltan en ella el artesonado mudéjar y el altar cubierto con azulejos de Talavera de la Reina como los que decoran los frontales de la iglesia de Cuevas del Valle, otro de los templos de la villa. Esta es del siglo XV –con un campanario del siglo XVIII– y es de estilo gótico.

Otra de las curiosidades visitables es el rollo jurisdiccional. Aunque parezca una expresión para avisar del carácter aburrido de los documentos jurídicos, lo cierto es que se trata de un auténtico rollo de piedra en recuerdo de la consecución del título de villa en el siglo XVII. Su valor es tal que fue declarado Bien de Interés Cultural el 14 de marzo de 1983.

Asimismo, en el paraje de Las Morañegas se encontró un yacimiento arqueológico que da muestra de que en algún momento hubo un asentamiento allí. Se conoce popularmente como ‘tumbas moras’ aunque, en realidad, hay tan poca información al respecto de la historia de estos restos que no hay datos que los relacionen con un pasado musulmán. 

Por lo que se puede apreciar, se trata de un conjunto en el que habría casas, un templo y una necrópolis, pero la fase de estudio aún no está demasiado avanzada. Desde dicho lugar parte otra ruta de senderismo para apuntar en la lista de próximos planes: la senda de las Morañegas que llega hasta la cumbre de Las Morillas.