Ruta de las ermitas de Yebra de Basa y la cascada del Chorro en Huesca
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09.06.2024
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Cuando Orosia, hija de los reyes de Bohemia, llegó a Aragón en el siglo IX seguramente no imaginaba que su destino era perder la cabeza. No de forma metafórica, sino literal. Su llegada a la Península tenía como objetivo el casamiento con el conde aragonés Fortún Jiménez, pero cuando los musulmanes tomaron el control, el caudillo musulmán Abén Lupo se quedó prendado de la joven. Mandó ejecutar a todo el mundo excepto a ella, con el plan de convertirla a su religión y hacerla su esposa. Pero Orosia, virgen y rebelde, se negó, así que Lupo entró en cólera y mandó que la decapitasen y la tirasen por las montañas para alimentar a los animales carroñeros.
Dos siglos después, unos ángeles se aparecieron ante un pastor que guardaba a su ganado en los riscos cercanos a Yebra de Basa, en Huesca, y le indicaron dónde estaban los restos de la mártir: el cuerpo residía en Jaca y la cabeza en las inmediaciones de su puesto de trabajo. En honor a dicho hallazgo cada 25 de junio se celebra una romería en las dos localidades en las que terminó Orosia, en Jaca su cuerpo y en Yebra su cabeza. En este segundo caso, la procesión parte desde el pueblo hasta la ermita de Santa Orosia, a más de 1.550 metros de altura sobre el nivel del mar.
Pero a quienes no les venga bien la fecha de la romería o prefieran tener un día más tranquilo, pueden recorrer el mismo camino en cualquier momento. Solo se ha de seguir la ruta de las ermitas de Yebra de Basa, en la que se pueden ver estos templos ocho erigidos en honor a diversos santos y santas y la espectacular cascada del Chorro.
Ruta de las ermitas de Yebra de Basa y la cascada del Chorro
La ruta de las ermitas de Yebra de Basa es de 13 kilómetros y se completa aproximadamente en cuatro horas. Su grado de dificultad es fácil y una de las mejores épocas para hacerla es la primavera, porque previsiblemente el chorro irá más cargado de agua que en otras estaciones (aunque todo depende de la climatología). Está señalizada con las señas de color amarillo y blanco de Pequeño Recorrido (PR).
Se inicia en el pueblo, en un desvío a las cuevas de Santa Orosia que ya da pie al campo. La primera ermita es la de l’Angusto, erigida en el punto en el que el pastor que llevaba la reliquia al pueblo se detuvo al oír las campanas. El estilo es similar al del resto de templos que se topan en la ruta: sin ventanas, con una portadalada en arco y con una pequeña hornacina para la imagen de la Santa.
Las siguientes en aparecer en el camino son la ermita de las Escoronillas y la de las Arrodillas, donde se dice que se ven (o, al menos, los más fieles) las huellas de las rodillas de Santa Orosia en la piedra. La llegada a estos templos ya transcurre por una cuesta empinada que exige cierto nivel de forma física.
Después se llega a la ermita de San Cornelio, hermano de Orosia, que también murió como mártir pese a haber intentado esconderse en las rocas. Está construida directamente en la pared de la montaña, un poco más abajo de la iglesia de Las Cuevas, que es un ejemplo perfecto de cueva que también es santuario. Se supone que ahí fue donde la Santa sufrió la tortura y mutilación y donde se encontraron sus restos. Es uno de los lugares más importantes del culto a esta santidad y se restauró en 2005, después de años de abandono.
Sobre ellas se precipita la cascada del Chorro, uno de los elementos naturales más espectaculares del camino. Pero si la ruta se realiza en invierno es posible que su base se encuentre helada (lo que supone un buen peligro) y si se hace en verano, no haya agua o muy poca. De ahí que la mejor estación para hacer este recorrido sea la primavera. Una vez que se pasan estas ermitas y el chorro, la senda conduce a la ermita de San Blas –famoso por sus poderes de curación– y a la de Santa Bárbara, patrona de los mineros, en cuyo interior pueden entrar unas cien personas.
Por fin, se llega a la ermita del Zoque, elevada a 1.600 metros por encima del nivel del mar, un descanso después de caminar por la cuesta empinada del camino por la montaña. El punto final es la ermita de Santa Orosia, situada en una explanada y que, supuestamente, se erigió en el siglo XVII para dar acogida a los devotos a la santa, que cada vez eran más y no cabían en el templo de la cueva. Este edificio se bendijo el 10 de septiembre de 1669, según data en su pila bautismal.
Dance de Yebra de Basa
El 25 de junio, la romería está animada con dos instrumentos: el chiflo y el salterio (o tambor de cuerdas). Según explican desde el ayuntamiento, con estos: “se interpretan las distintas mudanzas que componen el dance de Santa Orosia y que cumplimentan los Danzantes de Santa Orosia de Yebra de Basa”.
Las personas que participan en ‘el dance’ llevan palos de boj, traje de calzón y un gorro de flores. “Probablemente es la manifestación folklórica más ancestral de todo el territorio aragonés. La espectacularidad del baile se une a lo escarpado del terreno para crear una atmósfera irrepetible. Probablemente, más que los bienes inmuebles, este es el patrimonio más valioso de Ballibasa”, sostienen.
Carmen López