Navalagamella es un pequeño municipio madrileño con un pasado muy vinculado a la construcción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Después de reinventarse tras la devastación sufrida en la Guerra Civil, esta tranquila localidad situada en la Sierra Oeste de Madrid ha sabido aprovechar los recursos que años atrás formaron parte del día a día de sus ciudadanos. Hoy ofrece un amplio abanico de lugares donde disfrutar de un fabuloso día en la naturaleza.
Uno de sus atractivos es la ruta de los molinos de Navalagamella, una senda ecológica interpretada de unos 6,5 kilómetros muy fácil de completar. Su desfile de paneles informativos permiten conocer en profundidad la flora y fauna de la zona. Por su parte, los diferentes molinos medievales presentes en el recorrido, acercan la historia de Navalagamella a los caminantes.
Si bien son varios los puntos desde donde se puede comenzar la ruta, lo ideal es hacerlo desde el mirador del Hondillo, dejando el coche en la plaza de Marcelino Camacho, que se encuentra muy cerca. De esta forma el recorrido será circular, no nos perderemos ninguna de sus maravillas y comenzaremos la andadura llenándonos la retina con las espectacular panorámica de la sierra de Guadarrama, los Siete Picos, las Machotas, la Bola del Mundo, la Maliciosa y la Pedriza.
Senda de los molinos del río Perales
Los 6,5 kilómetros de la ruta de los molinos de Navalagamella se dividen en 4 etapas:
Tramo 1. Cañada Real Leonesa: Este primer tramo es de lo más asequible y transcurre por una pista ancha que coincide con parte de los 700 kilómetros que componen la Cañada Real Leonesa que une varias provincias españolas, desde León a Badajoz. No tiene pérdida pues termina en el Arroyo del Molino del Hondillo, justo donde está el área recreativa Corrales del Arroyo del Hondillo.
Tramo 2. Arroyo del Hondillo: Esta parte no es la más atractiva de la ruta, aunque sí es interesante. Su cartelería nos permite conocer más en detalle las características de las distintas especies arbóreas con las que nos encontramos, mayoritariamente, enebros, encinas y fresnos.
Tramo 3. Caz de los Molinos: Hemos llegado a la joya de la corona de la ruta. Sin duda, la parte más bonita e interesante. Eso sí, también es la que más precaución requiere, sobre todo si ha llovido, pues puede resultar algo resbaladizo. Su belleza radica en que es un tramo que discurre encajonado entre rocas, justo en la hoz del río Perales y su interés en que en él se visitan las ruinas de dos molinos de cubo: el de Baltasar y el molino del Altillo.
Tramo 4. Ribera del Perales: Esta última parte también goza de bastante encanto, pero hay que reconocer que dependerá en gran medida del caudal que lleve el río. En pleno verano apenas baja agua y el camino es menos entretenido. El puente del Hoyo es su parada más importante, una construcción de origen medieval y tramo recto cuyas pilas están levantadas en base a grandes piezas de granito.
Tras este cuarto tramo, volvemos a recorrer parte de la Cañada Real Leonesa hasta retornar a nuestro punto de inicio donde, aprovechando que estamos por la zona, es más que aconsejable visitar el búnker Blockhaus 13, el cual se ubica en la vecina Colmenar del Arroyo (a 10 minutos en coche), completando así esta maravillosa escapada natural madrileña.
Elísabet García
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