Ruta por los estrechos del río Ebrón: pasarelas sobre aguas turquesas

Teruel es una provincia que atrapa a todo aquel que le gusta adentrarse por la naturaleza. Sus paisajes ofrecen infinidad de opciones para pasar un día de desconexión disfrutando de rutas de senderismo tan bonitas como la ruta por los estrechos del río Ebrón, una de las más espectaculares de toda la provincia.

Llegamos hasta El Cuervo, uno de esos pequeños municipios de la geografía española que tiene el inmenso privilegio de dar los buenos días cada mañana a un auténtico abrazo natural. De esta pequeña localidad turolense de poco más de 80 habitantes parte esta ruta que nos regalará, a lo largo de 8.3 kilómetros (solo ida) y si llegas hasta la cascada de Calicanto, un generoso desfile de variados paisajes naturales de postal.

La ruta por los estrechos del río Ebrón

Para seguir la ruta de los estrechos del río Ebrón hay que partir del aparcamiento del picnic Pozo de La Olla. Desde aquí iniciamos un primer tramo de unos tres kilómetros bastante parco en diversión -si lo comparamos con el resto de la ruta- pero que es necesario realizar para llegar hasta las pasarelas, punto de comienzo de la parte interesante.

Cierto es que si llevas un 4×4 o eres muy atrevido puedes hacer este tramo con coche, pero al ser necesario vadear un río que cruza la carretera no siempre es lo más recomendable.

A medida que avanzamos, el desfiladero se hace cada vez más estrecho a la vez que empiezan a aparecer los primeros rincones que corroboran por qué la ruta por los estrechos del río Ebrón es una de las rutas más destacadas de Teruel. Escenas que llenan la retina con el curso del Ebrón de color turquesa siguiendo su camino encajonado por las vertiginosas paredes rocosas del cañón. Qué afortunados somos de poder disfrutar de rincones naturales así.

Ya en las zonas de las pasarelas comenzamos a caminar el tramo más famoso de toda la ruta. El camino se estrecha de tal forma que solo se puede pasar de uno en uno, aunque hay dónde agarrarse para aumentar la seguridad. El goteo de pozas es continuo. Unos embalsamientos de agua de un intenso tono turquesa y completamente transparentes nos invitan a sacar la cámara e inmortalizar la escena. El paisaje es impresionante. Si además tenemos la suerte de no cruzarnos con nadie, la experiencia es doblemente especial.

En este punto de la ruta hay dos alternativas: continuar hasta la cascada de Calicanto o dar la vuelta. Todo dependerá de la forma física, si vas o no con niños pequeños y de las ganas de aventura.

Si decides continuar, comienza el tramo más exigente, pues la ruta prosigue por la zona alta del desfiladero tras cruzar un puente de color verde que salva el caudal del Ebrón. Es aquí donde comienza el desnivel de unos 400 metros mientras avanzamos entre escalones excavados en las rocas y zonas de bastante altura anexas al barranco. Nos dirigimos hacia los miradores del desfiladero y, si bien el camino es ancho y no da vértigo alguno, nunca está de más extremar las precauciones.

Eso sí, si os animáis, el paisaje no defrauda. Ya en la parte final del recorrido, el desfiladero se ensancha y aparecemos en una bonita pradera que resulta ser la antesala de la preciosa cascada de Calicanto, una maravilla de salto de agua de unos veinte metros vestida de musgo y rodeada por abundante vegetación que premia, y de qué manera, todo el esfuerzo dedicado.