Las 5 rutas de senderismo en Alicante imprescindibles
Escrito por
23.06.2024
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6min. de lectura
Alicante es una de las provincias más montañosas de España. Sería la segunda o la tercera… pero como no hay un consenso, vamos a dejarlo en que es “de las más montañosas” y así evitamos conflictos. En todo caso, pese a haber sido conocido durante décadas como un destino mítico de “sol y playa” en su Costa Blanca, lo cierto es que su orografía es de lo más accidentada. Y entre tantas cuestas y desnivel, se esconden rincones naturales que podemos recorrer con estas rutas de senderismo en Alicante que son auténticas.
Así que aparca la toalla y el bañador y prepara la mochila y las botas, que nos vamos a conocer rutas muy mediterráneas, que van pegadas a la afilada costa, e incluso senderos sorprendentes que te adentrarán por parajes de naturaleza exuberante en el interior.
1. u003cstrongu003eLa Catedral del Senderismo, en la Vall de Laguaru003c/strongu003e
Se puede salir de los pueblos de Fleix y Benimaurell, que están a 400 metros de altura, y al poco de comenzar te adentrarás en uno de los puntos más bonitos de la ruta: un agujero lleno de vegetación en la roca y desde donde podrás divisar el río Ebo. Conforme avances, te acercarás al conocido Barranc de l’Infern, que se puede descender “por dentro” con el material de barranquismo adecuado. La sombra es escasa, por lo que hay que ir bien provistos de protecciones y evitar los meses de más calor.
El nombre ya lo dice todo. Y es que es una de las rutas de senderismo en Alicante más conocidas y que más fiel reflejan la montaña mediterránea. Es un recorrido circular de 15 kilómetros que cuenta con la peculiaridad de tener 6.600 escalones que fueron tallados por los moriscos que habitaron en la zona.
2. u003cstrongu003eLa Serra Gelada, de Benidorm a l’Albir (o al revés)u003c/strongu003e
Si estás acostumbrado a hacer montaña, no te pierdas la integral de la serra Gelada, que recorre parte de la costa, desde Benidorm hasta l’Albir. Es de las rutas de senderismo en Alicante más bonitas para las personas con una buena resistencia, ya que pese a ser apenas 9 kilómetros, se acumulan 800 metros de desnivel positivo. Es una “machaca-piernas” en la que son constantes las subidas y bajadas por el acantilado.
Eso sí, vale mucho la pena por las panorámicas llenas de contrastes que nos ofrece en sus puntos álgidos: acantilados, el mar Mediterráneo a los pies, el relieve montañoso a las espaldas, el imponente Penyal d’Ifach (peñón de Ifach)… y un remanso de paz entre pueblos muy turísticos. Hay que tener en cuenta que no hay fuentes en toda la ruta, por lo que hay que llevar agua suficiente y evitar los meses de más calor. Esta ruta de senderismo en Alicante se hace solo de ida, pero podemos volver a nuestro origen en tranvía.
Si al llegar a l’Albir os habéis quedado con ganas de más, tenéis un paseo muy agradable, asfaltado y con poca pendiente hasta el faro. Son unos 5 kilómetros de ida y vuelta, ideales para hacer en familia.
3. u003cstrongu003eEl Penyal d’Ifach de Calpu003c/strongu003e
Una de las rutas de senderismo en Alicante más bonitas y variadas en cuanto al sendero y sus vistas es la subida al peñón de Ifach de Calp. Es un parque natural con una roca con un perfil muy característico que se ve claramente desde diferentes puntos de la costa alicantina. El recorrido son unos 5 kilómetros con un desnivel positivo considerable, de más de 300 metros. Además de la subida, se pasa por tramos de pequeñas trepadas; no son difíciles, pero hay que extremar la precaución porque el gran número de visitantes que tiene durante todo el año hace que la piedra esté muy pisada y sea muy resbaladiza.
Se empieza la ascensión por el paso de un túnel que nos lleva a un sendero de montaña precioso, completamente envuelto por el mar Mediterráneo, y con mucha presencia de gaviotas. En la actualidad se ha limitado el número de visitas diarias al peñón en 300 personas, por lo que para ir hay que reservar previamente (es gratuito) en la web del Parque Natural del Penyal d’Ifac.
4. u003cstrongu003eLa Cova Tallada de Xàbiau003c/strongu003e
La Cova Tallada es uno de los rincones más emblemáticos del Parque Natural del Montgó. Es una cavidad marina que está en la parte norte del cabo de San Antonio y que se ha configurado de forma natural y artificial, ya que de ella se ha extraído piedra tosca para la construcción.
Aunque el auge de compartir fotos sorprendentes en redes sociales la ha convertido en un destino habitual para todo tipo de personas, hay que decir que su aproximación tiene una dificultad alta para el público general y hay que estar algo acostumbrado a caminar por montaña. El punto de acceso más cercano es desde Dénia, siguiendo la carretera de Les Rotes hasta el final. Desde ahí son 1,5 kilómetros que, por las condiciones del terreno, se recorren en alrededor de una hora con precaución. Las aglomeraciones han hecho que se haya limitado su visita en periodos vacacionales como puentes y los meses de verano.
4. u003cstrongu003eEl Forat de la Sierra de Bèrnia, desde Xalóu003c/strongu003e
Una de las estampas montañeras más fotografiadas en la provincia de Alicante es el “Forat” (agujero, en castellano) de la Sierra de Bèrnia. Si asciendes desde la cara norte de la montaña, te toparás con un estrecho paso en el que tendrás que arrastrarte un poco para avanzar. Enseguida se abrirá ante ti una panorámica repentina que hará que todo el esfuerzo anterior haya valido la pena: una abertura en la roca con vistas a Altea y donde es fácil identificar el peculiar “skyline” de Benidorm.
Para llegar hasta aquí, te proponemos dos opciones: una corta, aparcando en Cases de Bèrnia y subiendo y bajando por el mismo sitio (5 kilómetros y 250 metros de desnivel positivo); y una larga, haciendo una circular por el Fort de Bèrnia y las pinturas rupestres de la Penya de la Ermita del Vicari (9 kilómetros y 400 metros de desnivel positivo). En ambos casos hay tramos cortos que requieren pequeñas trepadas.
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Colaboradora en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. En mi mochila nunca falta saco ni esterilla. Ah, también soy un intento de baserritarra.
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