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Tan solo 52 kilómetros separan la agitada Madrid del respiro natural de Navacerrada. 32 kilómetros cuadrados, ubicados en el corazón del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, que suponen un auténtico paraíso para los amantes del senderismo por estar enmarcados por algunas de las montañas más icónicas del Sistema Central. Hoy os presentamos cuatro de las sendas que tejen este rincón madrileño.
Embalse de Navacerrada
Comenzamos con la ruta circular por el embalse de Navacerrada. Una ruta sencilla de unos 4,5 kilómetros que tarda en completarse alrededor de una hora y que es una opción perfecta para hacer en familia. ¿Los mejores meses para recorrerla? Entre marzo y abril, cuando la primavera está en su máximo apogeo y ha comenzado el deshielo de las cumbres que lo rodean.
La senda apenas tiene desnivel y presenta tramos habilitados con pasarelas de madera. Además, permite disfrutar del cauce del río Samburiel, uno de los afluentes del Manzanares. Por supuesto, no está permitido el baño pero eso no impide que podamos disfrutar de la paz de su orilla prácticamente en la intimidad si lo visitamos entre semana.
Fuente de la Reina
Aumentamos el nivel con esta segunda alternativa por los alrededores de Navacerrada. Algo más de 17 kilómetros para completar, en aproximadamente 5 horas, esta ruta de ida y vuelta hasta la Fuente de la Reina. Una opción perfecta para realizarla en cualquier época del año pues cada estación la vista con sus particulares colores y matices.
La ruta tiene su inicio en el puerto de Navacerrada y ofrece un bonito recorrido por el parque protegido atravesando grandes manchas de bosques y haciendo parada en el puerto de la Fuenfría en su camino hasta la protagonista que le da nombre, la Fuente de la Reina. Es una ruta exigente pero lo compensa con los llamativos paisajes que regala a su paso.
Circular Cerro del Castillo
La tercera propuesta tiene como escenario las urbanizaciones madrileñas de la Serranía de la Paloma y Reajo del Roble. Esta interesante ruta de senderismo de naturaleza fácil, tiene su inicio en la Estación de Tratamiento de Agua de Navacerrada y pasea entre pistas de tierra, frondosos bosques e incluye en su trayectoria el Cerro del Castillo, una parada desde la que maravillarse con las impresionantes visuales que pueden capturarse gracias al mirador que hay habilitado. En días claros la imagen es de postal.
La Barranca – Bola del Mundo
Terminamos nuestro particular listado con un plato fuerte. Los 20,6 kilómetros de la ruta de ida y vuelta que conecta La Barranca con el uno de los parajes más simbólicos de la sierra madrileña, la Bola del Mundo.
Sus cerca de 1000 metros de desnivel positivo y 7 horas de duración no la hacen adecuada para todos los públicos pero, con cierto bagaje de montaña y muchas ganas de naturaleza, es una alternativa que deja una sensación de lo más reconfortante y, cómo no, unas vistas de las que perduran para siempre en la memoria.
Si bien es apta para cualquier época del año, en invierno hay que extremar las precauciones por la nieve que puede acumularse. Un buen calzado, agua, gorro y protección solar, son indispensables en esta exigente a la vez que agradecida ruta.
Elísabet García